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Manzaneque perdió cuarenta y nueve puestos

El calor no abandona Francia, y, por consiguiente, tampoco al Tour. Ayer, en los 205 kilómetros entre Nancy y Mulhouse volvió a hacerse sentir con fuerza, y la carrera, sin excesiva dureza, sólo con dos cotas de tercera y cuarta categoría a los 121 y 165 kilómetros, se rompió nuevamente. El calor continúa haciendo su selección y entre los españoles, el gran perjudicado fue el Super Ser. Sólo dos hombres, Ocaña y Torres, entraron en el grupo de cabeza, donde se impuso al sprint Maertens. La etapa, que había comenzado animada por la primera interrupción de los trabajadores de Le Parisien Liberé, también terminó movida.Antes de la salida real, a cinco kilómetros del centro de Náncy, y cuando la carrera estaba aún neutralizada, surgió el primer problema del Tour al margen de lo deportivo. Al igual que en ediciones anteriores, los trabajadores de Le Parisien Liberé interrumpieron la calzada con cientos de ejemplares de periódicos y a la vez que repartían octavillas, gritaban continuamente la frase: «Negociaciones con Le Parisien Liberé. En las octavillas se explicaba el problema. Esta acción tiene por objeto exigir la apertura de las negociaciones, reclamada desde hace 16 meses a la dirección del periódico organizador del Tour, con L`Equipe y France Inter, tras señalar que a 500 metros del lugar donde se habían lanzado los periódicos permitían la salida oficial, que era dada por ellos mismos. Firmaban la nota los trabajadores de Le Parisien Liberé.

Al mismo tiempo, desplegaban una pancarta con la misma alusión, la CGT, la FFTL, Federación Francesa de los Trabajadores del Libro, y la FSM, Federación Mundial de Sindicatos, se adjudicaban la organización del hecho. Un hecho, por cierto, que muy probablemente se repetirá. Uno de los manifestantes, llegado de París, como todos, nos comentó: El Tour todavía no ha terminado. Volveremos a hacerlo. Por todo ello, la salida que se había adelantado 20 minutos con respecto al horario inicial, se dio prácticamente con ese retraso. Además se debieron restar dos kilómetros en los 207,5 previstos, pues la salida real se dio más lejos del punto exacto. La carrera no tuvo apenas movimiento hasta el primer puerto de tercera categoría del Tour, el col del Calvario, en el kilómetro 121.

El terreno tenía antes sólo leves subidas y el ritmo era más lento que de costumbre. Se guardaban las reservas. Sólo hubo pequeños intentos iniciales de Casas, neutralizado por Mintkiewicz y más tarde de Sibille y Danguillaume, los dos galos más activos en la etapa. Por el alto pasó primero Conati y al hacerlo segundo Kuiper, arrebató ya el primer lugar de la montaña a Caverzasi. Después, en el col de cuarta categoría, el Grand Ballon, el campeón del mundo confirmaría que quiere brillar hasta en la montaña.Talbourdet había salido del pelotón entre los dos puertos y también lo intentaron Bouloux, Hauvieux, Demeyer, y Delepine. Después lo hacían Grande y Smet. Danguillaume, de nuevo, y Laurent. Aunque estábamos cerca de los 1.500 metros de altitud, las subidas no eran lo suficientemente fuertes como para romper el pelotón. En el descenso del Grand Ballon, en cambio, sí que se formó en cabeza un grupo de 14 hombres. Van Impe, en principio, y después Poulidor, Pollentier, Panizza, Martos, Thevenet, Battaglin, Riccomí, Perret, López Carril, Zoetemelk, Maertens y Sibille se unieron a Kuiper. Su máxima ventaja llegó a ser de 28 segundos y Maertens se impuso ya en el punto cálido de Wittelsheim, a sólo 20 kilómetros de la meta. La marcha era vivísima y para los españoles la operación no podía ser peor. Sólo López Carril y Martos estaban en el grupo. Ocaña se había quedado en el primer pelotón y Torres, una vez más, debió esperarle. Menos mal que los dos, junto a Pesarrodona, Méndez, Martins, Galdós y Martínez Heredia, formaron parte de ese primer gran grupo que dio caza a los 14 de cabeza a falta de 10 kilómetros para la llegada. Pero ninguno más. El equipo de Gabriel Saura era el gran derrotado de la etapa y Manzaneque perdía nada menos que 49 puestos en la general, al ser uno de los cinco Super Ser más rezagados.

En el Kas, en cambio, que ahora tiene en López Carril al primer español clasificado, sólo perdieron tiempo Melero y Perurena. El bravo «Chomin» no anda bien y está en el puesto 113, totalmente impropio para él. A cinco kilómetros de la llegada, de nuevo demarró Sibille y se llevó con él a Martos, que muy atento, rozó otro triunfo como el del día que ganó Lasa. Poco después Sibille sufrió un pinchazo y perdió contacto. Casi como un relevo su compañero Danguillaume enlazó a continuación con los tres escapados y aunque entraron en cabeza en el circuito urbano de Mulhouse, fueron cazados por el pelotón en la última vuelta.Maertens no quería dejar pasar más oportunidades de victoria. Martos se quedó otra vez compuesto y sin etapa, y a lo más que llegó fue a lograr los seis segundos de margen con que entraron los cuatro de cabeza a la entrada del circuito, pues fue ahí, según es habitual, donde se tomaron los tiempos. Detrás, la debacle Super Ser. Una vez más se ha demostrado que el Kas és más compacto en las grandes ocasiones.

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