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Parecchini pedaleó 170 kilómetros en solitario

Por primera vez en la presente edición del Tour, un corredor ganó la etapa en solitario, después de realizar una larga escapada. Parecchini saltó del pelotón tras Ocaña, que en el kilómetro 27 sacaba un minuto al gran grupo, y pedaleó durante 170 kilómetros en solitario. En la meta, situada en Nancy, el italiano se presentó con cuatro minutos y veintinueve segundos de ventaja con respecto al segundo clasificado.

La sexta etapa del Tour, Bastogne-Nancy, de 209 kilómetros de recorrido fue —como era de esperar— de transición. Sólo se volvieron a hacer diferencias con los más débiles, que no resisten ni el calor ni el momento ya avanzado de la temporada. Entre ellos, hay que destacar el último lugar sufrido —más que obtenido— por el veterano —de treinta y tres años— Van Springel, y el penúltimo de otro componente del Flandria, De Meyer, vencedor este mismo año de la París-Roubaix. Por lo que se ve, el equipo del líder empieza a notar los esfuerzos de los primeros días; con el mal recuerdo, además, del paso por su país sin haber logrado ningún triunfo.

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De cualquier forma, la etapa no fue tan selectiva como otras anteriores. Y es que el terreno, primero sinuoso, aún en territorio belga, y después prácticamente plano, ya en Francia, no tenía casi dureza. Si acaso, el calor, especialmente en los últimos kilómetros, volvió a hacer de las suyas, pero sin demasiadas estridencias.

Dentro de la calma inicial surgió lo que iba a ser primera noticia del día. Ocaña, tal vez para probar sus fuerzas —Radio Tour habló de que hacía un test— saltó del pelotón y pronto alcanzó más de un minuto de ventaja. Era el kilómetro 27 de carrera. Poco después salía del gran grupo en su persecución el italiano Parecchini. Le dio caza poco después y ahí empezarían los problemas. Sólo tiraba Ocaña y Parecchini no quería relevar. Era lógico. Detrás estaban sus jefes de fila, De Witte y Bellini. Ocaña, sin embargo, no lo entendió y se enfadó. Levitan, por Radio Tour, comentó que no se podían repetir las palabras dichas por el conquense al italiano. Este, haciendo oídos sordos, se marchó solo, mientras el de Priego esperaba pedaleando lentamente al pelotón. De incidente casi ridículo, habría que calificarlo.

Parecchini, que estaba en la clasificación general a 8'58" del maillot amarillo, pronto cogió ventaja. El gran pelotón sesteaba por las sombras de los bosques cercanos a la frontera y a partir de entonces la ventaja iba a subir progresivamente. Llegaría a ser nada menos que de 15'40", en su máximo exponente. Luego, como es lógico, bajó y en la meta sólo fue de 4'29", justamente la mitad de los 8'58" que le separaban de Maertens. Había hecho algo parecido, aunque sin igualarlo, a la hazaña de Menéndez en el Giro.

Naturalmente, el italiano ganó todos los premios de la etapa. La inevitable cota de cuarta categoría, la de Grandcourt, en el kilómetro 76, y el punto cálido de Mercy-Le-Bas, en el 102. Por supuesto, también la combatividad. A menos de 20 kilómetros de la meta saltó un quinteto del pelotón: Paolini, Kneteman, Martínez, Talbourdet y Delisle. Se clasificarían por este mismo orden, ganando fácilmente el sprint el especialista italiano del equipo de Lasa. Por delante del pelotón que encabezó Menéndez, llegó Viejo. Quería resarcirse de su desastre de anteayer y saltó en el último kilómetro. Ya en ese momento había entera libertad para todos. Maertens, que no podía ya puntuar para el maillot verde entre los cinco primeros, se conformó con hacer segundo del pelotón, tras Menéndez, El equipo de Vélez, por cierto, clasificó a todos sus hombres esta vez en el primer pelotón y hasta Perurena, muy afectado por el calor y las comidas, no perdió contacto. Cinco hombres del Super Ser, en cambio, si perdieron algunos segundos: Uribezubia. Casas. Graciano —que continúa así con el farolillo rojo a cuestas—. Berland, y Lazcano. Al menos, no abandonó ninguno.

Hasta ahora, pues, los triunfos en el Tour se reparten entre belgas —al principio siempre con Maertens de protagonista— y entre holandeses e italianos. Después, la única presencia española ha sido la de Lasa, aunque encuadrado en el Scic italiano. Por ahora las espadas hispanas están en alto. Tiempo habrá de bajarlas. Esa es la esperanza.

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