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Kuiper le aguó la fiesta a Maertens

De una forma muy parecida a como se proclamó campeón del mundo el año pasado, y según su costumbre de escapar en solitario, Hennie Kuiper ganó la cuarta etapa del Tour, Le Touquet-Bornem, de 258 calurosos kilómetros. Con su victoria aguó la fiesta belga que estaba preparada para Maertens. Este sólo pudo ganar el sprint del gran pelotón, perseguidor de un quinteto destacado tras Kuiper y Loder, gregario del líder, pero que fue irremisiblemente batido en su fácil sprint.El calor volvió a hacer su aparición. El Tour 76 parece un asadero. Aunque los primeros 140 kilómetros, antes de entrar en Bélgica transcurrieron con bastante fresco, en cuanto pasamos la frontera despejó totalmente la neblina que resguardaba un poco de los rigores del sol, y los sudores hicieron de nuevo su aparición. Las cantidades bebidas consumidas entonces, tanto por corredores como por seguidores, fueron enormes.

En una etapa tan larga, una de las dos de más kilometraje de todo el Tour, la tranquilidad tenía que imperar, e imperó. Ésta vez no tubo un saludo familiar como el día de Angers-Caen, sino dos: Baert y Van Impe salieron del pelotón a saludar con tiempo a sus esposas. El problema de estas etapas marathonianas es que sólo tienen interés en los últimos kilómetros, cuando se prepara el posible sprint. Ni siquiera el pavés pudo influir nada, entre otras cosas porque casi no hubo. Como mucho, en la subida de la única dificultad del recorrido, el alto de Katteberg, de cuarta categoría, a los 188 kilómetros de la salida. Y como si quisiera avisar igual que Maertens días atrás en una meta volante, se ¡mpuso en el alto Kuiper, por delante de Caverzasi, los dos hombres que mandan por ahora en el premio de la montaña.

En los dos puntos cálidos o metas volantes se impusieron Verhaegen y Pollentier. Los belgas, como ven, tenían ganas de brillar en esta etapa y les ha dolido enormemente perder el triunfo. En esta temporada, desde luego, no están acostumbrados a ello.

Y hablando de perder digamos que los franceses han perdido a una de sus esperanzas, Michel Laurent, vencedor de la París-Niza en su primer año de profesional, y que ha pagado caro su interés en correr el Tour, pese a no estar muy bien de salud. Dos caídas además, le han hecho ceder aún más tiempo, que en total ha sido nada menos que de dieciocho minutos respecto al pelotón. Quince han perdido los españoles Perurena, Graciano y Casas, descolgados de nuevo ante el fuerte, ritmo impuesto por los belgas a la entrada en su país, y por calor. Finalmente, para que la jornada española terminase mal Eulalio García, que no iba ya con moral sobrada tras una temporada plagada de desgracias, sufrió una caída, y tras ser curado en la ambulancia decidió abandonar con heridas en una pierna. No tenían importancia, pero era la gota que derramaba el vaso de su resistencia.

Los intentos de escapada en la etapa fueron muy suaves. Protagonistas, Parecchini, Mariano Martínez, por dos veces, Mintkiewicz, Hauvieux, al que le dieron el premio de la combatividad, Caverzas¡, Osler y Van Springet. Cerca del final, Karstens, Cigana, Vercelli, Dillen y Le Dehmat. Después vendría la salida decisiva de Kuiper y Loder. El escudero de Maertens intentó que fuera belga el vencedor, pero el campeón del mundo no estaba dispuesto a consentirlo. Tras ellos dos, y antes del gran pelotón, llegaron cinco hombres más: Gavazzi, Sibille y Viannen, por un lado y Raas, el excelente neoprofesional holandés, con el veterano escalador Panizza, por el otro. Maertens sólo podía imponerse en el sprint del gran pelotón y hacía octavo. De cualquier forma, suficiente para mantener también el liderato del maillot verde.

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