La VI flota, en estado de alerta, puede intervenir
La situación política y militar en el Líbano ha vuelto a agravarse ayer tras el asesinato del embajador de Estados Unidos en Beirut, Francis Meloy; el agregado comercial, Robert O. Waring y un conductor de nacionalidad libanesa. Y aunque, en principio, las autoridades de Washington han asegurado que los Estados Unidos no intervendrán militarmente en este país, otras fuentes indican que no puede excluirse semejante eventualidad.
El embajador Meloy, que todavía no había presentado sus cartas credenciales, salió en la mañana de ayer, a las diez y cuarenta minutos, de la sede de la representación diplomática americana para entrevistarse con el presidente libanés electo, Elías Sarkis. Durante un trecho, el coche de la Embajada -que, llevaba los distintivos diplomáticos- fue seguido por un automóvil de protección. Tras haber atravesado un barrio palestino-musulmán, el automóvil se dirigió hacia la puerta de Mandalebaun, que separa la zona cristiana de la musulmana. Al parecer, el automóvil y sus ocupantes desaparecieron en las proximidades de la mencionada «puerta».Durante varias horas, ni las autoridades libanesas ni el Departamento de Estado ratificaron la muerte del embajador y de sus acompañantes, aunque las impresiones eran «muy pesimistas». A última hora de la tarde de ayer, un portavoz del Departamento de Estado en Washington anunció que los cuerpos identificados de las tres personas secuestradas habían sido localizados.
Inmediatamente después de conocida la noticia, se inició una escalada de especulaciones, justificaciones y explicaciones.
El Mando conjunto de la resistencia palestina (izquierdista) hizo público en Beirut un comunicado en el que negaba su intervención en el asesinato y lo condenaba.
Por su parte, el Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, tras una tensa reunión, decidió proclamar el estado de alerta para la sexta flota americana que se encuentra en el Mediterráneo. Mientras tanto, Gran Bretaña ha autorizado a las escuadrillas de aviones de la misma flota para que utilicen sus bases en Chipre y muy en especial la de Famagusta. El portaaviones Guadalcanal está preparado, según informaciones recibidas a última hora de la noche de ayer, para iniciar una operación destinada a evacuar a los súbditos americanos que residen en Beirut. Tres aviones de transporte, cuatro helicópteros y más de un centenar de «marines» se hallan dispuestos a iniciar la citada operación en caso de que la misma reciba la «luz verde» por parte del Departamento de Estado.
Un portavoz de la Casa Blanca había declarado horas antes de confirmarse la muerte del embajador, que los Estados Unidos no habían previsto el uso de la fuerza en el conflicto libanés. En medios gubernamentales se negarla después -y una vez conocido el asesinato de Meloy- que la sexta flota- estuviese dispuesta a intervenir militarmente. «Sólo será utilizada para evacuar a ciudadanos americanos.»
Por su parte, el presidente Ford se reunió en la tarde de ayer con toda urgencia con el secretario de Estado, Henry Kissinger; el vicepresidente Nelson Rockefeller, el director de la Agencia Central dé, Inteligencia, Georges Bush y el consejero de Seguridad, Brent Snowcroft, para decidir sobre las medidas que los Estados Unidos podrían tomar en las próximas horas.
Sin embargo, el presidente americano advirtió en una declaración al pueblo americano, que «pese al asesinato de los dos diplomáticos, los Estados Unidos continuarán sus esfuerzos en pro de la paz en el Líbano».
Ello no ha impedido que la Casa Blanca haya calificado oficialmente como extremadamente grave la situación creada tras la muerte del embajador, lo que ha dado pie a ciertos diplomáticos y comentaristas a insistir en que la intervención americana era cuestión de horas o, como máximo, de días. Esta intervención, en caso de producirse, contaría con el apoyo de algunos países árabes
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