Pocas definiciones en el V Congreso de la Unión Democrática de Catataluña
Después de dos días de sesiones finalizó, ya entrada la noche del domingo el V congreso nacional de Unió Democrática de Catalunya (UDC), partido catalán de inspiración cristiana, creado en 1931 y que en la actualidad está integrado en el equipo demócrata-cristiano español. En la sesión de clausura, los trescientos cincuenta delegados eligieron un nuevo Consell Nacional y éste, á su vez, designó el Comité de Govern; organismo colegiado, titular del poder ejecutivo.
Se produjeron varios cambios de personas en la dirección del Partido, ingresando en ella jóvenes militantes, mientras se reafirmaba la figura de Antón Cañellas, quien obtuvo el mayor número de votos.Respecto a la línea programática no hubo inflexiones de importancia, ya que, por otro lado, se huyó, en general, de definiciones demasiado precisas -l congreso ni tan siquiera se pronunció sobre las modificaciones del derecho de asociación-.
Exceptuadas algunas intervenciones, el congreso se desarrolló en un tono de gran normalidad. Nota significativa fue la participación de antiguos militantes, hoy independientes -como Maurici Serrahima y Josep Benet-, así como la presencia de José María Gil Robles, Joaquín Ruiz-Giménez, Joan Ajuriaguerra y Francesc Fayos -todos ellos líderes de partidos integrados en el equipo demócrata-cristiano del estado español-.
También figuraron en lugar destacado, Jordi Pujol y Jaume Casajoana, dirigentes de Convergencia Democrática de Catalunya, -organización en que UDC estuvo temporalmente integrada- Xavier Casasas, de Solidaritat d'obrers de Catalunya, José María de la Hoz, de Unión Sindical Obrera, Xaime Isla, del Partido Popular Gallego y Alain de Brower, miembro del Parlamento Europeo.
Todos los invitados fueron aplaudidos con entusiasmo cuando tomaron la palabra. Pero, con Joan Ajuriaguerra, del Partido Nacionalista Vasco, los aplausos se convirtieron en estruendosa ovación, acompañada, en ocasión de la comida de hermandad, de gritos de Gora Euzkadi. Con ello se pretendía subrayar las excelentes relaciones del presidente José Antonio Aguirre, con Manuel Carrasco Formiguera, líder de UDC, fusilado en Burgos en 1938 y cuyo retrato era el único que figuraba en la sala de sesiones del congreso, junto con la bandera de las cuatro barras catalanas.
En busca de libertad
Otros momentos de viva emoción fueron aquellos en que se cantó el himno catalán Els segadors, tantos años prohibido. Respecto a este hecho concreto, Jordi Pujol dijo que «es significativo que trescientas personas hayan cantado Els segadors, delante de un hombre que en 1934 era ministro de la Guerra». Aludía, claro está, a José María Gil-Robles.El congreso implicó la novedad de conocer algunos nuevos militantes muy significativos. Entre ellos destacan Jaume Carner5 presidente de Banca Catalana que fue elegido miembro de Consell Nacional-, Raimon Carrasco -hijo de Manuel Carrasco Formiguera y director general de la citada entidad bancariay finalmente, Francesc Sitiá, importante cargo del Banco Urquijo y persona extrechamente vinculada, por amistad y por claros sentimientos monárquicos a Don Juan de Borbón.
En la declaración final del congreso se reafirma la voluntad de lograr la alternativa democrática con la recuperación de las libertades individuales y colectivas, y la plena participación de todos los partidos políticos sin exclusiones.
Se trata de una declaración elaborada rápidamente y que, al igual que todo el congreso, no incide en puntos de detalle.
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