El final de la Liga, principio para las reformas
La Liga ha echado el cierre. En Murcia, Avilés, Pamplona y Tarragona, con harto dolor, porque todos sus esfuerzos han resultado baldíos. El signo contrario, el de la fiesta, se ha registrado en Pontevedra, Getafe, Jaén y Valencia. Pocas veces se ha llegado a la jornada final con tal suerte de complicaciones. En Segunda, ocho equipos estaban implicados en el descenso y en tercera, los grupos primero y tercero se jugaban el ascenso a una sola baza. La Segunda División ha cubierto una vez más su papel emocional, pero de nuevo, a la vista de los resultados, hay que decir, que ha cubierto su trayectoria de un modo poco brillante. Ahora que se habla de reformas, es el momento de estudiarlas detenidamente.
Es intención de la Federación Española reformar la actual estructura de las divisiones nacionales. Se quiere mantener Primera y Segunda en la forma actual y crear una Segunda División B y ampliar la tercera de cuatro grupos a ocho. Antes de que estas variaciones se lleven a cabo, entiendo que debería meditarse largamente y discutirse en muchas horas. Consultas breves y una asamblea de sesión única no permiten aquilatar pros y contras.Si se me permite, diré que la Federación ha olvidado en principio un detalle importante dentro del campo reformista: la Primera División. La ampliación a dieciocho clubs se ha demostrado que fue perjudicial y de cara a la selección, y de cara a la Copa, convendría replantearse la situación. El calendario está sobrecargado.
Por lo que respecta a la Segunda División B y prescindiendo de que la medida se entienda como ampliación de la.Segunda o como reducción de la Tercera á un solo grupo, creo que hay un error de planteamiento. Un solo grupo en la División B, supone, en los costes, prácticamente lo mismo que en la A. Al tiempo que se potencia este escalón intermedio, debe, pensarse, en la economía y sería más prudente establecer dos grupos, como antaño existían en Segunda, a fin de que la geografía nacional se dividiera en dos mitades y El Ferrol,pongamos por caso, no tuviera que desplazarse a Huelva o Almería. Dos grupos serían también selectivos, tendrían interés deportivo y no se correría el riesgo de la bancarrota, como uno solo apunta.
La Tercera División, compuesta por ocho grupos, supone, en definitiva, crear unas primeras regionales poco consistentes. Si pensamos -según el proyecto actual que de los cuatro grupos actuales, veinte clubs pasarían a la Segunda B, a la Tercera le quedarían sesenta de los actuales y para cubrir las otras cien plazas sería necesario ascender a equipos de escaso potencial. En definitiva, para los actuales terceras, habría menos gastos porque los desplazamientos serían cortos, pero desde un punto de vista deportivo, habría mucho menos interés.
La Federación, insisto, debería reconsiderar su postura. Un buen escalonamiento quizá consistiera en los dos grupos, norte y sur, de' la Segunda B y el mantenimiento de .los. cuatro de Tercera. La mayor selectividad, mantendría calidad y tampoco dispararía las economías de los más modestos.
El sistema de las ascensos y las promociones no sería complicado y habría margen para crear una fórmula más práctica que la que se sigue actualmente en Segunda, ya que cuatro equipos para el descenso y cuatro para la promoción, implica a un número tal que casi desde el principio se juega a amarrar puntos con una avaricia, contraproducente. La Segunda de hoy se presta más al cerrojo que al juego abierto, más a la fuerza que a la técnica.
A la Segunda B bastaría con adjudicarle -caso de los dos plazas de descenso y dos de promoción, para que ascendieran los cuatro campeones de tercera e intentaran lo propio los. Las complicaciones geográficas suelen resolverse en estos casos a base de. los equipos del centro, a los que suele suponer lo mismo ir a Huelva que a El Ferrol. Para los dos grupos de Segunda B se podrían habilitar cuatro plazas de ascenso automático -dos por grupo- y con ello se aliviaría la situación del grupo A.
En la reforma debe pensarse tanto en la mejora técnica como en los condicionamientos económicos. Los eufemismos de las denominaciones, deben quedar al margen.
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