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El representante de los sindicatos oficiales, por la libertad

El sindicalismo oficial español y las organizaciones sindicales ilegales discrepan en lo accesorio, pero no en lo fundamental, pues ambas posiciones están por el establecimiento de las auténticas libertades y en contra de la persecución de los trabajadores por motivos sindicales. Esta revelación fue hecha ayer, en la primera reunión del grupo de trabajadores, por el delegado de la Organización Sindical española en la 61 conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), abierta ayer en Ginebra.

Como cada año, la constitución del grupo de trabajadores concitó la atención en la conferencia anual de la OIT, pues en ella, junto con la sesión plenaria en la que se comenta la memoria presentada por el director general de la Organización sobre un determinado tema monográfico, las distintas intervenciones resaltan la pluralidad de ideologías y formas de gobierno presentes en la OIT. No obstante la asepsia, política que los dirigentes de la OIT se han empeñado en conseguir para esta 61 reunión anual, dos delegaciones, las de España y Chile, concitaron la atención informativa durante la primera reunión del grupo de trabajadores, que preside, por elección unánime el canadiense Morris en la que se integra como secretario José Antonio Aguinano, ugetista español, funcionario de la OIT en su calidad de miembro de la CIOSL (Confederación Internacional Organizaciones Sindicales Libres).En el caso de España (no así en el de Chile, cuya representación oficial del grupo de trabajadores fue impugnada por numerosos países, entre ellos Estado Unidos) la politización quedó, valga la expresión, dentro de casa, pues fueron exclusivamente españoles los que hablaron en términos políticos de la situación sindical de nuestro país. El delegadio oficial de la Organización Sindical en la Conferencia, José Luis Torres Cáceres, presidente del Consejo de Trabajadores de Barcelona, intervino para replicar en alguna medida, la denuncia que sobre la reformasindical española hicieran previamente los representantes de las diversas organizaciones sindicales ilegales, miembros del grupo de trabajadores en razón de su adscripción a las centrales sindicales en las que encuentran afinidad.

Intervención de los sindicatos españoles ilegales

Con la autorización de Morris, el secretario de Relaciones Internacionales de la Unión General de Trabajadores (UGT) Manuel Simón, en representación de las demás organizaciones de oposición sindical presentes en la conferencia -Comisiones Obreras (USO), Unión Sindical Obrera (USO), Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV) y solidaridad de Obreros Catalanes (SOC)- intervino para denunciar «el confusionismo a que el Gobierno español pretende introducir con su reforma sindical».

Simón aludió a que la reforma, sindical del Gobierno habla de «libertad de asociación y de afiliación, pero no deroga la organizacion sindical oficial. En este sentido, no se puede compaginar la libertad, sindical con la existencia de esta organización estatal. No puede hablarse de libeertad sindical cuando la represión sigue cayendo sobre los trabajadores que reivindican mejores condiciones de trabajo, cuando, nada se dice en la reforma,sobre el reconocimiento del derecho de huelga y sobre la supresión de la intervención del Estado, en la negociación colectiva».

Concluyó su intervención, acogida con fuertes aplausos por las demás delegaciones, ofreciendo como alternativa «la ruptura democrática y sindical, que devuelva a los pueblos del Estado español su soberanía, libertad sindical, de expresion y reunión y libertad para los presos políticos y sindicales, junto a un digno retorno de los exiliados»

La oposición de los sindicatos oficiales

La réplica del delegado oficial, Torres Cáceres -que en opinión del delegado del Gobierno español y subsecretario de Trabajo, Chozas Bermúdez, adoleció de una reafirmación contundente sobre su legalidad como representante de los trabajadores españoles- comenzó lamentando el ostentar un criterio, quizá contrapuesto, pero no enfrentado al manifestado por Simón.

«Queremos las auténticas libertades basadas en el respeto humano y lucharemos por ellas. Estamos en contra de la persecución de los trabajadores por motivos sindicales», dijo Torres Cáceres, quien se pronunció abiertamente por los derechos de huelga, asociación y reunión y se comprometió públicamente a «presionar al Gobierno para que ratifique los convenios 87 y 98», relativos ambos a la libertad sindical.

«No queremos el mantenimiento de las estructuras que impidan las libertades -agregó- y siento este enfrentamiento en lo accesorio, y no en lo fundamental.»

«Si fueran ellos (refiriéndose a las organizaciones ilegales) los que el año que viene acudieran a la OIT, los trabajadores españoles estarían dignamente representados y yo les confiaría mi representación con confianza», concluyó el señor Torres Cáceres.

Los términos en que se expresó tan alejados de anteriores delegaciones del sindicalismo español en la OIT, empeñadas en una defensa a ultranza del sindicalismo vertical- causó no poca sorpresa entre las demás delegaciones, las cuales, -según pudo constatar EL PAIS- creen entender en el compromiso público contraído por la OS un propósito reformista, aun cuando la aceptación definitiva de la nueva imagen vendida ayer en Ginebra por el señor Torres Cáceres queda supeditada a la práctica democrática en que habrá de plasmarse la reforma.

Entre las organizaciones sindicales de oposición, las afirmaciones del delegado oficial varían desde la creencia expresada por el rep resentante de Comisiones Obreras, Carlos Elvira, en el sentido de, que ha supuesto un auténtico «paso hacia la ruptura pactada, pues Torres Cáceres no habló personalmente, sino formando parte de una corriente hacia cambios» hasta la postura de Manuel Chaves, de UGT, quien vio nada más que «un deseo y una intención voluntarista del señor Torres Cáceres, pues hay que tener en cuenta que la problemática sindical es inseparable de la problemática política que actualmente atraviesa España».

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