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Negativa empresarial a negociar el convenio de químicas

La comisión deliberadora que, en representación de los casi sesenta mil trabajadores que integran el sector químico en Madrid y su provincia, pretende negociar con la representación económica un convenio único para el sector, acordó ayer convocar a la Junta General de la UTT de Químicas para tratar de las medidas a adoptar ante la negativa de los empresarios a entablar negociaciones.Ante la reiterada negativa de la representación social a comenzar las deliberaciones, los trabajadores propondrán a la UTT «la ruptura sindical, ante la ausencia de fuerza del sindicato oficial para hacer sentarse en la mesa de negociaciones a la patronal», informaron a EL PAIS fuentes laborales.

Asimismo, la representación social acordó continuar con los paros intermitentes que iniciaron la pasada semana, como medio de presión para la negociación del convenio, que afectará a 1.023 empresas.

La plataforma reivindicativa supone un salario mínimo mensual de 25.000 pesetas, además de un incremento lineal no inferior a las 6.000 pesetas; exención del IRTP hasta 400.000 pesetas; vacaciones anuales de 30 días y jornada laboral de 40 horas mensuales.

De cara a la negociación del convenio, los trabajadores que integran la comisión deliberadora, conjuntamente con un grupo de economistas y abogados laboralistas, elaboraron un estudio del sector Químico en España, en el que los diversos puntos de la plataforma reivindicativa encuentran su justificación.

Comienza el estudio con la exposición de características que definen el sector, básico en el desarrollo de la economía española de los últimos diez años, con unas tasas de crecimiento, medio del 13 por ciento, frente al 10 por ciento del resto de la industria.

Los procesos productivos del sector se caracterizan, en general, por su elevado coste en cuanto a materias primas se refiere, ya que suponen entre el 40 y el 70 por ciento de los costes totales, mientras que los costes de la mano de obra sólo representan el 20 por ciento de los costes totales, en el mejor de los casos.

«El sector químico en España está dominado por la empresa extranjera -dice el estudio- que llega incluso la participar en más del 50 por ciento de algunas industrias, lo que demuestra que la actuación de estas industrias no tiene porqué verse afectada por coyunturas desfavorables de la economía nacional, ya que las empresas multinacionales de las que dependen tienen suficiente capacidad de adaptación».

Agrega el estudio que las características de este sector han permitido que las empresas multinacionales se hayan enriquecido a costa de las ventajas que España ofrece al inversor extranjero, concretadas en: pocos impuestos y facilidad para evadirlos; bajo coste de la mano de obra; poca competencia interna, que les han permitido actuar según sus intereses, y ayudas o subvenciones para la instalación de industrias, que figuran como industrias nacionales.

En relación con la reivindicación de que la Seguridad Social sea abonada íntegramente por las empresas, el estudio explica que, si bien, por ejemplo, en 1072 el 73 por ciento de los ingresos de la Seguridad Social fue aportado por los empresarios, frente al 18 por ciento que cotizaron los trabajadores, tal proporción no responde a la realidad, pues «lo que la empresa paga a la Seguridad Social es simplemente un coste más del factor trabajó, es decir, que al empresario le "cuesta" un obrero lo que le paga como salario más lo que paga a la Seguridad Social».

Acerca de la exención del impuesto sobre el rendimiento del trabajo personal (IRTP) hasta 400.000 pesetas, el estudio hace un detallado análisis del sistema tributarlo español, «en el que la imposición es altamente regresiva de acuerdo con los enormes desniveles de renta que conviven en nuestro país», y propugna una profunda reforma del sistema fiscal, que acabe con la tradicional práctica de que «el trabajador sea siempre el objetivo sencillo de la finalidad recaudatoria».

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