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Marcel Granollers: “En España, parece que ser doblista es un fracaso”

Llegó a ser el 19º del mundo y luego se reinventó porque quería ganar. El catalán repasa su carrera antes del debut en los cuartos ante la República Checa (10.00)

Marcel Granollers
Alejandro Ciriza

Sentado sobre un butacón de cuero del cuartel general del equipo español, Marcel Granollers (Barcelona, 39 años) viaja de un extremo a otro: de ese que ya queda lejos al presente feliz que sigue disfrutando de la mano de Horacio Zeballos, Cebolla, su compañero de correrías. Este año, ambos triunfaron en Roland Garros y el US Open, además de haber alcanzado la cima del circuito. El catalán, con tres Copas Davis en el expediente, lo saborea y lo reivindica: do-bles. “¿Por qué no?”. Tras no haber podido participar en toda la fase clasificatoria, su presencia resulta trascendental para que España, citada este jueves en los cuartos con la República Checa (10.00, Movistar+), apure sus opciones pese a la pérdida inesperada de Carlos Alcaraz.

Pregunta. En su caso, el doblista ha terminado devorando al singlista, aunque en su día llegó a ser el 19º del mundo. ¿Qué etapa ha disfrutado más?

Respuesta. No las quiero comparar. Mi etapa individual era el sueño que tenía como tenista, lo que había soñado desde niño, y hubiera firmado a ojos cerrados llegar hasta donde llegué. Lo de ahora es diferente, me ha complementado. En un momento dado tomé la decisión y el dobles me ha permitido vivir otras cosas, ganar torneos que de otro modo no hubiera sido posible. No las compararía, simplemente las diferenciaría.

P. ¿Le cansa que, de alguna manera, en países como España se tenga que seguir reivindicando la modalidad? ¿Falta reconocimiento?

R. Es que, en mi caso, no lo necesito. Yo estoy aquí, hago mi trabajo lo mejor que sé e intento esforzarme cada día. Es lo único que necesito, nada más. Estoy contento con mi carrera y lo que busco es que, al terminarla, pueda estar contento y orgulloso de ella. Todo lo demás… Mi objetivo es irme con la conciencia tranquila y pensar que he sido honesto conmigo mismo.

No busco reconocimiento. Mi objetivo es irme con la conciencia tranquila, siendo honesto conmigo mismo

P. Se sigue hablando de usted de forma secundaria, pero ha alcanzado cotas muy importantes. ¿No considera que se ha ganado ya un estatus más relevante?

R. En realidad tomé la decisión de jugar el dobles para ganar este tipo de torneos, para ganar algún día un Grand Slam, y lo he podido conseguir. He llegado a ser el número uno y eso me enorgullece, porque no es una tarea fácil.

P. En España se le da poco valor a disciplinas o modalidades que en otros países tienen mucho peso. ¿Falta cultura deportiva?

R. No lo creo, pero diría que, por circunstancias, no se contempla como una opción. El jugador que no llega o le cuesta más parece menos, se ve como un fracaso, y eso debería cambiar. Parece que no vales. En otros países hay federaciones que lo respaldan al máximo y en los que se anima a que el dobles sea su primera opción, ¿por qué no? ¡Inténtalo! Es una manera muy bonita de vivir el tenis, porque no todos podemos ser un superjugador de manera individual. Necesitamos que en España se apoye esto desde los clubes, que se contemple que hay otro camino y que te puedes ganar la vida con ello. Que es una opción viable. Hay países que tienen esa cultura, pero otros no. Necesitamos que no se vea como algo malo. Hay tenistas que antes de retirarse de lo individual, podrían intentarlo, pero no sientes que exista ese empuje.

P. Supongo que, después de lo conseguido este año, se merece el foco. Ha sido un año para enmarcar, ¿no?

R. Sí, sí, sí… Ha sido un añazo. Firmaría que el año que viene fuera igual, con las lesiones incluidas. La primera [pectoral, justo al llegar a Australia] me hizo daño, porque al final en el dobles tienes un compañero y él y su equipo dependen de ti, y al no ser capaz de competir es complicado. Estuve dos meses fuera de la competición y te preguntas si podrás volver igual, pero tienes que confiar en el proceso. Tanto Horacio como yo trabajamos duro y tuvimos la paciencia necesaria para alcanzar el nivel que hemos alcanzado.

P. Tiene 39 años y su compañero 40. Con relativa frecuencia se le pregunta sobre la retirada a pesar de los éxitos. ¿Hay un poco de edadismo?

R. Si te cuidas y tienes suerte con las lesiones, porque si te paras ocho meses tienes un problema, en esta modalidad no hay una edad en la que digas: ‘tengo que retirarme sí o sí’. Ahí están casos como el de Boppana [45], que con 43 fue número uno y ganó el grande que tiene, así que... Es una modalidad que no es tan física y que te permite alargar tu carrera, así que mientras tu cabeza tenga gasolina para continuar, sigues.

P. ¿Hasta qué punto se cuida? ¿Es usted también de dieta paleo y gafas rojas y amarillas?

R. Pues mire, precisamente tengo en la habitación unas amarillas y otras rojas… Así que puede imaginárselo.

P. ¿Pero funciona o no?

R. No lo sé… El caso es que hay una explicación detrás y un porqué, así que todo puede ayudar. Más allá de eso, intento seguir mis rutinas con el gimnasio y el tema de la alimentación, de un tiempo aquí, es algo que miro y e intento controlar bien, porque me interesa.

¿Gafas rojas y amarillas? Tengo unas. Hay una explicación detrás, así que todo puede ayudar

P. El tenis de élite requiere poco menos que estar obsesionado. ¿Qué se imagina haciendo el día después? ¿Más y más tenis?

R. No lo sé, pero cuando acabe sí me gustaría compartir con algún jugador que busca evolucionar o chicos jóvenes mi experiencia; todo por lo que he pasado, lo bueno y lo no tan bueno. Sería una forma de devolver al tenis lo que me ha dado a lo largo de estos años.

P. O sea, más tenis…

R. Sí, en realidad sí. Hay que ver de qué forma se hace eso, porque al final si te conviertes en entrenador a tiempo completo, vuelves a entrar en la rueda. Se trata de buscar la fórmula buena.

P. Es usted del Espanyol, pero, ¿qué otras cosas le gustan?

R. Intenté empezar a jugar a golf, a un nivel muy inicial, pero con la lesión del pectoral y del pie [durante el US Open], este año no he jugado nada. Solo faltaría que por hacerlo la líe… Ahora que estoy mejor, lo retomaré porque me apetece subir poquito a poco el nivel.

P. Voy a ponerle en un aprieto. Usted ha convivido con Nadal y Alcaraz, ¿con cuál de los dos se queda? ¿Quién le ha impresionado más?

R. Son dos fenómenos. Rafa ya no juega, pero todo lo que ha conseguido y la forma en que lo ha hecho solo es posible si eres una bestia tenística y competitiva; se tienen que juntar las dos cosas; esa hambre que ha tenido... Lo ganó todo, pero seguía metiéndose en una pista con la humildad para querer mejorar, y eso es brutal. En el caso de Carlos, el responder como responde a esas circunstancias de presión que está afrontando, con esa edad, también te dice que es otra bestia. Es un chico con un potencial extremo, capaz de hacerlo todo y en cualquier superficie. Los dos sienten que tienen la necesidad de mejorar algún detalle, y eso no es nada fácil. Picar piedra un día, y otro, y otro, y otro…

P. Es profesional desde 2003, su recorrido es muy largo. ¿Qué piensa de la evolución del tenis en términos conceptuales y empresariales, como industria?

R. A mí me gustaría que el calendario no estuviera tan saturado y que hubiera un margen para la desconexión que ahora mismo no existe. Recargar pilas es muy saludable, pero al ritmo que vamos siempre, es muy difícil no quemarse porque sientes que no sales de esta rueda, porque apenas tienes tiempo para ti. Habría que buscar una vía equilibrada, aunque no sé cuál es.

P. Esa pasa por generar menos, ¿no?

R. Esto empieza el 1 de enero y ahora estamos a finales de noviembre… Y aún no ha terminado. El veintipico de diciembre tienes que volar para Australia otra vez, con la pretemporada de por medio, y así año tras año... No tienes tiempo suficiente para recuperarte, eso es así.

P. ¿Es de los románticos, y lo que ve hoy día le gusta menos, o piensa como Jim Courier, que el tenis actual es “el mejor que hemos visto nunca”?

R. Desde que yo tengo uso de razón, siempre he visto muy buen tenis. He tenido la suerte de vivir de cerca una de las mejores épocas de este deporte, si no la mejor, pero cada época tiene sus cosas. Esto simplemente evoluciona. Antes había más especialistas, ya fuera en tierra, hierba o rápida, con un estilo más marcado, pero ahora todo el mundo juega bien en todas las superficies.

Alcaraz es vital, pero podemos competir para ganar cualquier eliminatoria. Vamos a intentarlo a muerte

P. Da la sensación de que Sinner y Alcaraz están adelantando el futuro, compiten a un ritmo infernal y durante todo el partido. ¿Le sorprende?

R. La velocidad a la que se juega hoy día es muy alta, y a los dos la bola les corre muchísimo y son capaces de generar tiros ganadores desde cualquier lado. Su peloteo intermedio es altísimo, la verdad.

P. ¿Cuál de los dos le impacta más?

R. A mí Carlos me gusta mucho, tiene una variedad increíble y puede hacer muchísimas cosas. Sinner ahora está intentando implementar más esa variedad en su juego... Diría que ambos son únicos, cada uno con su estilo y su personalidad. Los dos están intentando alcanzar su mejor versión.

P. Son otros dos enfermos.

R. Cuando juegan un partido, al día siguiente el otro está pensando cómo poder hacerle daño al otro con otras soluciones. Son jugadores que están constantemente evolucionando.

P. ¿Hasta qué punto dependía España en esta Davis de Alcaraz?

R. A ver, es que un jugador como Carlos… Sería importante para cualquier equipo. Es nuestro mejor jugador, el número uno, así que obviamente es importantísimo para nosotros. Su importancia es vital. No ha podido estar con nosotros, pero creo que tenemos un equipo lo suficientemente competitivo como para poder ganar cualquier eliminatoria. Y vamos a intentarlo a muerte.

P. ¿Y hasta qué punto depende de usted? Porque también es capital.

R. Lo mismo que del resto de los compañeros. Estamos aquí para ayudar.

DUELO NOSTÁLGICO EN LOS BANQUILLOS

A. C. | Bolonia

En aquella época en la que Granollers logró ascender al top-20, el acceso se vendía caro y todavía más hacia el estrato superior. Ahí, clásicos como David Ferrer o Tomas Berdych, obligados a litigar con los tres gigantes y Andy Murray.

El español alcanzó el tercer peldaño del circuito y jugó la final de Roland Garros (2013). El checo la de Wimbledon (2010) y llegó a ser el cuatro. Dos competidores de pedigrí que hoy se reencontrarán desde otra posición: las sillas. Capitán uno y otro.

Durante su etapa como jugadores se enfrentaron 16 veces, con un reparto de 8-8. En la Copa Davis sucedió una vez, en 2012. El alicantino venció en Praga (6-2, 6-3 y 7-5), aunque los checos ganaron la eliminatoria (3-2) y finalmente se coronarían.

Previamente podían haberse topado, pero en la final de 2009 no llegaron a medirse. No obstante, Ferrer certificó el último punto del equipo español, muy superior (5-0) en el debroche del Palau Sant Jordi. Ese día se festejó la cuarta Ensaladera.

Por otra parte, la anfitriona, Italia, se impuso a Austria por 2-0 gracias a los triunfos de Matteo Berrettini (6-3 y 7-6(4) a Jurij Rodionov) y Flavio Cobolli (6-1 y 6-3 a Filip Misolic). De este modo, se unió como semifinalista a Bélgica, su rival el viernes.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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