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De Dubái a California, la gran eclosión de Mirra Andreeva

La rusa, de 17 años, remonta a Sabalenka en la final (2-6, 6-4 y 6-3) y se convierte en la ganadora más joven de Indian Wells desde que se coronase Serena en 1999

Andereeva celebra el triunfo en la final contra Sabalenka, este domingo en Indian Wells.
Andereeva celebra el triunfo en la final contra Sabalenka, este domingo en Indian Wells.JOHN G. MABANGLO (EFE)
Alejandro Ciriza

En un plazo de solo 22 días, de Dubái a California, la joven Mirra Andreeva redobla su eclosión: si en el desierto árabe triunfó después de haber apeado a la número dos, Iga Swiatek, se supera ahora fulminando también a la reina actual del circuito, Aryna Sabalenka. Se queda clavada la bielorrusa cuando ese último derechazo le desborda por el costado izquierdo y sentencia la final de Indian Wells, resuelta por 2-6, 6-4 y 6-3 (tras 2h 05m) a favor de la rusa, pletórica y feliz, emocionada. Y con razón. Son dos miles en tres semanas, un salto más que considerable en el ranking —ya es la sexta del mundo, acechando seriamente el top-5— y la demostración de que a sus 17 años ha descorchado una versión que puede comprometer definitivamente a las más fuertes del circuito.

Ahora mismo, nadie puede frenarla. Ni siquiera campeonas tan contrastadas como la propia Sabalenka, nueve años mayor, con tres grandes en el currículo y que hasta ahora se había impuesto en cuatro de los cinco duelos entre ambas; dos veces esta temporada. Pero estaba advertida. Andreeva, emergente desde la última primavera, ya le dio un disgusto el curso pasado en Roland Garros, y ahora se impone sobre el asfalto californiano a base de ese cóctel que reúne físico, talento y apetito. “Conchita también me ha aportado orden. Está enseñándome a no ser tan defensiva, a ser más agresiva con los tiros”, aprecia la ganadora, a cuyas virtudes parece haber agregado un plan de juego que consume a las rivales en fila india.

Capaz de despedir un servicio a 202 km/h, es la campeona más joven en Indian Wells desde que lo fuera Serena Williams en la edición de 1999, con 26 días menos. Solo la norteamericana y la suiza Martina Hingis, en 1998, fueron más precoces en la conquista de este torneo de postín. Lo ha conseguido Andreeva con otro recital y afianzándose, venciendo por el camino a jugadoras de la talla de Rybakina, Svitolina o la polaca Swiatek, reducida en las semifinales. Recoge la historia que hasta ahora únicamente la alemana Steffi Graf (Miami 1987) y Serena (US Open de 1999) habían logrado batir a la número uno y la dos en un mismo certamen, a lo largo de los 40 últimos años. Palabras mayores, pues, lo acontecido estas tres últimas semanas.

“De nuevo, me quiero dar las gracias a mí misma por luchar hasta el final, por el esfuerzo que he hecho y por haber corrido como un conejo hoy, porque Aryna estaba lanzando balas”, bromea en el discurso de coronación, una rutina que probablemente se le vaya haciendo más y más familiar. Festeja Andreeva lo que se le negó a Conchita, vencida en las finales del 92 (Seles) y el 96 (Graf), y lo hace después de una lección de aplomo, pundonor y propuesta. Pese a ceder el primer set y de haber caído en los dos pulsos con Sabalenka este año, Brisbane y el Open de Australia, no se ha dejado intimidar. Cabeza alta y mano firme. Venía la bielorrusa con los precedentes en la mano y de ceder un solo juego el día previo, ante Madison Keys, pero termina sucumbiendo. No hay retorno para ella.

La rusa concentra temple y precisión, buenos golpes y un interesante revés; tampoco le faltan creatividad, determinación y piernas. Si tiene que jugarse una dejada liftada o irse a la red para enredar, ahí que va, y así va desmontando poco a poco la confianza de una Sabalenka que en los dos careos previos le había negado 18 opciones de break. Se resiste, pero no puede. Imposible contenerla esta vez. Rebosante estos días Andreeva, formada en la Costa Azul (Cannes) y perfilada desde hace casi un año por Conchita, que la definía así en una reciente entrevista concedida a este periódico: “Es sumamente perfeccionista y exigente, en ocasiones puede llegar a transformarse”. Va adquiriendo buena forma y se expande el temor en la intimidad del vestuario: la joven Mirra ya pisa fuerte. Muy fuerte.

PRIMER 1000 PARA DRAPER

A. C.

Había muy buenas pistas sobre Jack Draper, pero las lesiones, un serial desde que accedió a la élite, impedían despegar de verdad el británico. Se pregunta ahora el tenis hasta dónde podría llegar el inglés si le respetan a largo plazo, dado que calidad no le falta. Si el sábado rindió a Carlos Alcaraz, tampoco le tembló el pulso para cerrar la final de este domingo ante el nórdico Holger Rune: doble 6-2, en 1h 09m.

En progresión, se trata de su primer título de un Masters 1000, después de haberse hecho con Stuttgart (250) y Viena (500). La evolución natural debería guiarle próximamente a pelear por los grandes, pero de fondo está la incógnita física. Mientras tanto, Reino Unido lo celebra, al tratarse del quinto éxito patrio en California —el último había sido Cameron Norrie, en 2021— y tener mucha fe en su jugador.

Este lunes ascenderá del decimocuarto al séptimo puesto y lucirá por primera vez en el top-10. No hubo opción para Rune. El danés, de 21 años y decimotercero, campeón de Bercy en 2022, cedió rápido ante la bola pesada y la voracidad del inglés. Se trataba de la primera final de un mil protagonizada por dos tenistas nacidos en el siglo XXI. Se postula y crece Draper. ¿Le permitirá volar su cuerpo?

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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