A falta de aire, Alcaraz tira de su cañón
El murciano cimenta su continuidad en la cita maestra sobre el saque y la derecha, antes del choque decisivo contra Zverev: “Me repito a mí mismo que soy mejor”
Después de charlar con los periodistas y de haber salvado el pescuezo con un meritorio triunfo frente a Andrey Rublev por 6-3 y 7-6(8), las manos de Carlos Alcaraz aún están sudorosas, fruto del destemple que todavía maneja el murciano a raíz del resfriado que le atrapó poco antes de aterrizar en Turín. Desde entonces, la mejoría ha sido leve y el virus sigue azotándole. “Uf, no te creas…”, le contesta a un reportero. “Lo que ha ido mejorando ha sido la barriga, pero lo que es el resfriado, del pecho, no he mejorado mucho. Aun así, sigo con la esperanza de que, con el paso de los días mejore; si me encuentro bien, mejor, y si no es así, intentaré dar mi mejor nivel tal y como esté”, agrega el tenista, que mañana (14.00, Movistar+) se lo jugará todo a una carta frente a Alexander Zverev, más allá de las carambolas que puedan deparar los números en la jornada definitiva del grupo. Ganar lo simplifica todo.
Como sucediera hace un año, aunque en circunstancias diferentes, Alcaraz ha logrado darle la vuelta al adverso escenario inicial y la pelota está hora en su tejado. Lo ha conseguido el español sobreponiéndose a una situación muy áspera, al ver que sus reservas de energía han menguado a raíz del contratiempo respiratorio y que la congestión no termina de remitir, y mediante una demostración de madurez tenística frente a un rival exigente como Rublev. Ante el ruso barajaba varios planes, teniendo en cuenta que la posibilidad de que las fuerzas no le respondieran era elevada, pero no fue así. Se arremangó y correteó, y adonde no alcanzaban las piernas, llegó con el servicio. Pese a ser el aspecto más mejorable de su juego, en esta ocasión le salvó: un 80% de puntos retenidos con primeros, solo 14 saques cedidos y aces cuando el curso del partido lo requería, 10 en total.
Ni una vez abrió la puerta, ni una sola opción de rotura para el de Moscú. “Hoy en día el saque es un arma muy importante, los mejores jugadores tienen un gran saque. Y cuando no te sientes genial, o piensas que no vas a jugar del todo bien desde el fondo, el saque es una gran arma”, apunta satisfecho, habiendo interpretado de fábula lo que demandaba un duelo muy complicado porque si Rublev impone el ritmo del metrónomo se convierte en un jugador corrosivo. “Aquí la pista está más lenta, así tienes que trabajar más los puntos. He aguantado y no me he puesto tenso cuando se alargaban; he estado bien y he entendido contra quién jugaba y lo que tenía que hacer”, recalca, al mismo tiempo que reconoce que el consejo de su padre y el de su equipo ha sido esencial para comprender cómo debe reaccionar.
Al fin y al cabo, se trataba de eso, de rendir al máximo sin estar al cien por cien, una vía innegociable para cualquiera que aspire a ocupar un espacio de privilegio en la historia. Así que Alcaraz se puso un adhesivo en la nariz, se untó ungüento en el torso y se aplicó. Sirvió como hacía tiempo que no lo hacía y descerrajó 31 tiros ganadores, el doble que su adversario, 14. “Normalmente suele emplear los efectos, pero esta vez ha sacado muy plano”, precisó Rublev, que encajó con resignación los derechazos. “Era consciente de que tendría que aguantar intercambios de más de seis o siete golpes. Luego me costaba recuperar, pero al final lo he conseguido”, subrayaba el de El Palmar, que sigue reforzando su condición de fuerte con los fuertes; este curso suma 12 triunfos contra tenistas del top-10 y encara ahora a Zverev.
Reto mayor el del alemán. A sus 27 años, parece haberse concienciado y busca definitivamente un salto dimensional, consciente de que si no lo consigue perderá la estela del murciano y la de Jannik Sinner, los dominadores del momento. Hasta ahora, entre ambos, diez encuentros y un reparto equitativo de victorias. “Contra los jugadores top, piensas que tienes que jugar tu mejor tenis porque si no, vas a perder. Me repito a mí mismo que soy mejor si juego a un gran nivel; el tenis es un deporte mental y es muy importante cómo te hables a ti mismo antes de los partidos”, concedía Alcaraz antes de abandonar la sala, instante en el que era informado por este periódico de los acontecimientos con la dana en Málaga. Habiéndose pronunciado durante la conferencia sobre el asunto y lamentando no haber podido desplazarse previamente a Valencia, leía el titular el tenista y veía las imágenes. Se despedía: “Recemos, recemos para que no haya víctimas…”.
LAS CUENTAS DEL ESPAÑOL
Alcaraz accedería a semifinales si:
- Independientemente de la puntuación, él derrota a Zverev y Rublev a Ruud. Lideraría el grupo y Zverev sería segundo.
- Si Zverev le vence en tres sets y Rublev a Ruud en dos, Zverev ganaría el grupo y él sería segundo.
- Si él derrota a Zverev en dos sets y Ruud a Rublev en tres, el murciano encabezaría el grupo y Zverev acabaría segundo.
Tendía opciones en función del porcentaje de juegos si:
- Zverev le supera en dos sets y Rublev a Ruud en dos. El alemán ganaría el grupo y el orden de los jugadores restantes quedaría definido por el promedio.
- Él derrotase a Zverev en dos sets y Ruud a Rublev en dos, Rublev quedaría eliminado y el orden de los jugadores restantes se determinaría por los juegos ganados.
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