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Alcaraz reencuentra la libertad: “Ahora no tengo miedo a fallar”

El número dos, que encara a Machac en los cuartos y enlaza 12 triunfos desde que cayera en Nueva York, recupera el brío mental y tenístico tras la crisis veraniega

Alcaraz
Alcaraz, durante el partido contra Monfils en la pista central de Shanghái.Tingshu Wang (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Agobiado durante el verano, hasta cierto punto harto de tanto jugar, de tanta expectativa y de tanta emoción acumulada a lo largo de un año a flor de piel, Carlos Alcaraz celebra el giro efectuado de agosto aquí, simbolizado por un nexo: Gael Monfils. Ante el francés sufrió uno de los días más agrios de su corta carrera, en Cincinanti; entonces cayó, asestó cuatro estacazos contra el asfalto por la impotencia y dejó una fea imagen que contrasta con la de la actualidad, brazos en alto, sonriente y clasificado para los cuartos de final del Masters 1000 de Shanghái. Superado ahora el galo por 6-4 y 7-5, en 1h 27m, el número dos del mundo encara hoy (no antes de las 12.30, Movistar+) al checo Tomas Machac y prorroga las buenas sensaciones que ha ido adquiriendo desde que volviera a la actividad, a mediados de septiembre. Sorteados los nubarrones del verano, vuelve a disfrutar, dice.

“Me siento bien, estoy jugando a un gran nivel, así que confío en llegar lejos en este torneo”, expresaba tras el triunfo contra el veterano Monfils, el mismo que hace dos meses le tendió una trampa y que esta vez volvió a enredar, pero sin suerte. Contaba Alcaraz el pasado fin de semana, después de coronarse en Pekín y de atrapar su cuarto trofeo de la temporada, que hubo instantes en los que no quería “tocar la raqueta ni viajar”, pero la historia ha cambiado. Atrás queda la versión ramplona de esos días y se advierte otra vez apetito y buenas formas; sin la necesidad de ofrecer grandes destellos pero con suma fiabilidad, continúa resolviendo y despachando rivales con el objetivo de llegar a punto a las dos citas prioritarias que se ha marcado antes del cierre del curso: la Copa de Maestros en Turín (del 10 al 17 de noviembre) y las Finales de la Copa Davis en Málaga (del 19 al 24).

En el tránsito de la caída en la segunda ronda del US Open al duelo de hoy frente a Machac, el de El Palmar ha recolectado 12 triunfos consecutivos, el título pequinés y, sobre todo, las buenas sensaciones que había perdido por la saturación. Tal vez dio con la inspiración en aquella escapada que hizo al circuito de Monza para desconectar, o sencillamente la ha recuperado por medio del trabajo diario y las charlas que mantiene con las piedras angulares de su equipo, quienes le insisten: ¿En qué dirección histórica desea ir? ¿Hasta dónde quiere realmente llegar? ¿Hasta qué punto está dispuesto a hacer el sacrificio que exigiría un intento de asalto a la cumbre fijada por los gigantes? Se trata de una elección personal y de una prueba de madurez. Probablemente, Alcaraz aterrice allí donde desee.

Entretanto, su juego ha ido recuperando el buen color y la solidez que le condujo, sin ir más lejos, a los éxitos de Roland Garros y Wimbledon; dañino desde ambos perfiles, creciente con el servicio e interpretando correctamente el timing de los partidos. No cayó en los trucos trileros de Monfils y ha lucido el traje adecuado para cada ocasión, lo mismo el de restador que el del tenista paciente, el del intrépido o el del serio, siempre con los chispazos de virtuosismo. Frente a rivales de perfiles muy variados, el murciano ha ofrecido durante las dos últimas semanas indicios optimistas, traducidos en los resultados y también en un repunte significativo del discurso. Habla otra vez de hambre, de la voluntad y de acabar con esa sombra que le ha perseguido en la recta final de los cursos.

Estampitas y golf

¿La clave? “La libertad con la que juego”, afirma. “No tengo miedo de fallar. Sigo intentándolo, aunque falle. La mayoría de las veces me sale bien, así que no me quejo. Cuando las cosas no me salen lo bien que quiero o no me siento lo bien que quiero, al final siento que todo irá a mejor. Ganar el torneo en Pekín, ante Sinner y otros grandes rivales, me ha hecho llegar aquí con mucha confianza. Y ahora estoy en cuartos, así que quiero más. Confío en hacer un gran resultado aquí”, repite, sintiendo otra vez la pelota y desmarcándose del errático desempeño de la gira norteamericana de agosto, en la que anímicamente pinchó después de haber efectuado un mayúsculo esfuerzo mental durante el trimestre previo.

Acompañado de las estampitas religiosas que le da su abuela —la Virgen de la Fuenstanta, patrona de la ciudad de Murcia— y con el guante de golf que ha empleado estos días en Shanghái siempre en el raquetero, entre el revoltijo de enseres que suele acumular desordenadamente, Alcaraz sigue recuperando el vuelo y divisa en el cruce de cuartos a Machac, al que rindió hace exactamente un mes en La Fonteta, en el contexto de la fase de grupos de la Copa Davis. Ahí, bajo el techo de Valencia, inició el repunte que sigue afianzándose en este trazado asiático prometedor, redentor y necesario, consciente ya de que las temporadas de un gran campeón no se acaban cuando a uno le apetece, sino a finales de noviembre.

WIMBLEDON, SIN JUECES DE LÍNEA DESPUÉS DE 147 AÑOS

A. C.

Reticente siempre a cambios, aunque cada vez menos y respetando siempre su espíritu original, Wimbledon anunció el miércoles una doble novedad de cara a la próxima edición, la 138ª. Por primera vez en 147 años de torneo, nacido en 1877, no habrá jueces de línea en los partidos del grande británico.

Se impondrá, por tanto, el uso de la tecnología —canto de línea electrónico en vivo—; es decir, el Ojo de Halcón para las revisiones. Cuando la bola bote fuera, no sonará la voz humana sino la máquina. Desde la pandemia del coronaviruras, la gran mayoría de los torneos han adoptado ya este sistema, que implica la desaparición de hasta 300 jueces de línea.

Por otra parte, la organización también anunció una modificación en los horarios de las finales individuales. En vez de ser a las 15.00, hora española, tanto la masculina como la femenina serán programadas a las 17.00.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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