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Ni Alcaraz ni Sinner: el poderoso brazo de Sabalenka

La bielorrusa, cuyo promedio de velocidad en Nueva York (129 km/h) ha superado al de los hombres, es también la que más golpes ganadores ha firmado este curso

Sabalenka, durante la final del sábado contra Pegula en la Arthur Ashe.
Sabalenka, durante la final del sábado contra Pegula en la Arthur Ashe.BRIAN HIRSCHFELD (EFE)
Alejandro Ciriza

La linealidad de Iga Swiatek en los últimos tiempos probablemente sea incomparable. Sin embargo, ahí está erre que erre Aryna Sabalenka, intentando tirar una y otra vez la puerta; toda una fuerza de la naturaleza a la que el tenis seguramente le debe más éxitos de los que le ha reportado hasta ahora, que no son pocos. Son ya tres grandes y 22 títulos, este último de campanillas, en Nueva York. Triunfa otra vez —segunda en un gran escenario este curso, tras lo de Australia— y su juego evoluciona, pero no consigue regresar a la cúspide, estancia de la que solo pudo disfrutar ocho semanas; entre septiembre y noviembre del año pasado. Inabordable hoy por hoy la polaca, elogio a la regularidad. “Pero, honestamente, no me centro en la clasificación”, dice después de batir a Jessica Pegula (doble 7-5, en 1h 53m) y de redondear así un excepcional 2024, en el que a falta de poltrona, puede decirse que se ha impuesto en las alturas.

Si hace no mucho se achacaba una falta de estabilidad generalizada, ella y Swiatek siguen elevándose y ofreciendo sobradas muestras de que están varios cuerpos por delante de las demás. Se plasma ahora la superioridad en Flushing Meadows, donde la campeona refrenda su voluntad de dejar huella. “Después de perder a mi padre, mi objetivo siempre ha sido el de inscribir el nombre de mi familia en la historia del tenis. Significa mucho para mí, siempre ha sido mi sueño”, reconoce la tenista de Minsk, que no puede disimular las ganas porque en la pista es un libro abierto. Emocional, visceral y con anterioridad demasiado extrema, demasiadas pistas para la rival, va dando con el punto idóneo y encontrando la templanza necesaria que está concediéndole un espacio de privilegio y le ha permitido rebatir a la mismísima Swiatek, a la que después de lo sucedido este sábado vuelve a saltar la luz de alarma: viene de nuevo Sabalenka, y lo hace con todo. Difícil dar con mayor apetito.

Del mismo modo, imposible encontrar un brazo tan poderoso como el suyo en la actualidad, o así lo refleja el velocímetro. En Nueva York, según precisan las métricas, su promedio de golpeo ha ascendido a 129 km/h, lo que la sitúa por encima de todas las jugadoras y también de los jugadores. Las sacudidas de Carlos Alcaraz registraron 127 km/h y las de Jannik Sinner 126, por los 122 de Novak Djokovic. No ha habido estos días derecha más demoledora ni tampoco a lo largo del año porque, con 476 tiros definitivos, supera a Jasmine Paolini (475), Qinwen Zheng (431) o la propia Swiatek (127). En términos de pegada no hay color y la potencia es su indiscutible punto de partida; sin embargo, su inconformismo ha enriquecido su propuesta y su paleta ha ido añadiendo matices. Fuerza, sí. Y algo más.

Sabalenka golpea la pelota con la pierna.
Sabalenka golpea la pelota con la pierna.CJ GUNTHER (EFE)

Lejos de estancarse o vivir exclusivamente de ese desborde, la bielorrusa ha ido incorporando una serie de matices que la hacen menos previsible. Los cambios de velocidad, los cortados o las dejadas ya no son elementos extraños en su repertorio. “Se trata de tener una serie de opciones en el bolsillo, en el caso de que no te sientas cómoda desde la línea de fondo”, explica a los periodistas. “En realidad estoy trabajando esta variación desde hace tiempo, pero ahora estoy atreviéndome a plasmarla en algunos momentos clave. Siempre he pensado que es muy importante ir mejorándote a ti misma. Creo que ahora las rivales sienten un extra de presión porque ven que no solo sé pegarle duro, sino que también hay algo de toque. Voy a seguir así y espero poder hacer algún día, por ejemplo, el saque-volea; una especie de Plan C”, agrega.

Más imprevisible

El caso es que a pesar de que siga prevaleciendo la contundencia de los impactos, Sabalenka (26 años) busca alternativas y nuevas vías para desbloquearse en las circunstancias adversas. Ya no es una tenista de un solo registro, sino que ensaya y en ocasiones sorprende, más allá de que sus pelotazos desde la base sigan haciendo estragos. Lo han comprobado en fila de una Hon, Bronzetti, Alexandrova, Mertens, Zheng, Navarro y al cierre del torneo Pegula. Aunque siga muy lejos de la riqueza estratégica y la variabilidad de tenistas más talentosas como puedan ser Krejcikova, Muchova, Jabeur o Vondrousova, mucha mano todas ellas, va destapando una versión mejorada y más imprevisible que puede otorgarle jugosos réditos, sin perder la esencia ni la fiereza tan característica.

Sabalenka se abraza con un miembro de su equipo.
Sabalenka se abraza con un miembro de su equipo.SARAH YENESEL (EFE)

“El tenis femenino ha mejorado mucho”, sostiene. “Hace cinco años, por ejemplo, yo era totalmente diferente a como soy ahora. Todas las mujeres son más fuertes a nivel mental y la velocidad del juego ha aumentado”, continúa. “Me he convertido en una jugadora consistente y experimentada. Antes me presionaba mucho a mí misma y llegar a la segunda semana [de un grande] me generaba un estrés enorme; no sabía cómo gestionar las emociones, me pasaba los días libres pensando en tenis y pedía mucha energía. Ahora intento tomármelo con más calma, soy consciente de qué puedo controlar y qué no. He aprendido a disfrutar de esta profesión”, asevera.

Asentada en la segunda posición del ranking, Sabalenka sigue reafirmándose como la más dura oposición para Swiatek, y poco a poco empieza a emparejar su nombre con el de profesionales del máximo nivel. Al carisma y la espectacularidad de su juego ha añadido este curso un altísimo porcentaje de victorias en los majors; con un 97,4%, se sitúa muy cerca de los registrados por la belga Justine Henin (95%) o Serena Williams, quien llegó a alcanzar directamente un 100% (2002), o bien un 96% y un 95% (en 2003 y 2015, de manera respectiva). Desde ahora, también es la quinta mujer en la Era Abierta (1968) capaz de conquistar en un mismo año el cemento de Melbourne y Nueva York, después de que lo consiguieran Steffi Graf (1998 y 1989), Monica Seles (1991 y 1992), Martina Hingis (1997) y Angelique Kerber (2016) como referencia más reciente.

10 AÑOS DESPUÉS, SIN NUEVAS CAMPEONAS

A. C. | Nueva York

Finalmente, Sabalenka se ha hecho con dos de los cuatro grandes de este 2024. En Roland Garros venció de nuevo Swiatek y en Wimbledon lo hizo Krejcikova. De esta forma, por primera vez en una década (2014) el historial no reflejará el nombre de nuevas campeonas de Grand Slam, porque entre medias siempre hubo novedades.

Flavia Penetta (2016), Angelique Kerber y Garbiñe Muguruza (2016), Jelena Ostapenko y Sloane Stephens (2017), Carolina Wozniacki, Simona Halep y Naomi Osaka (2018), Asheigh Barty y Bianca Andreescu (2019), Sophia Kenin y Swiatek (2020), Barbora Krejcikova y Emma Raducanu (2021), Elena Rybakina (2022) y Sabalenka, Marketa Vondrousova y Coco Gauff (2023).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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