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Carlos Alcaraz, un todoterreno a la carrera

El español encara la cita de Nueva York con un solo partido previo sobre asfalto y tras un trimestre extenuante que le ha obligado a cuatro cambios de superficie

Carlos Alcaraz, durante un entrenamiento de esta semana en Flushing Meadows.
Carlos Alcaraz, durante un entrenamiento de esta semana en Flushing Meadows.
Alejandro Ciriza

Tranquilidad, haya tranquilidad, pide Carlos Alcaraz cuando se le pregunta cómo está su tobillo derecho, víctima durante la sesión de entrenamiento de una de esas torsiones que suelen deparar más de un disgusto. En susto, queda la cosa. Y ahí está él, sonriente y con ganas de darse otro alegrón en una temporada de campanillas, resumida a golpe de éxito. Una vez descorchado el champán en marzo, títulos e historia: Indian Wells, Roland Garros, otra vez Wimbledon, la plata olímpica y… ¿por qué no un segundo US Open, el sitio en el que hace dos años abrió el círculo virtuoso y alcanzó el cielo del número uno?

“Creo no ha sido nada serio. Después de haber parado, no he sentido nada, el tobillo está bien, todo está bajo control; vamos a estar cuidándolo estos días más de la cuenta, pero creo que será solo un susto y mañana o pasado estaré el cien por cien”, tranquiliza el murciano, que debutará el martes contra el australiano Li Tu (188º del mundo) y que aterriza en Flushing Meadows arrastrando la fatiga física y anímica propia de estas fechas, cuando los tenistas ya han completado dos tercios del recorrido y todo pesa ya, así que el tema no va tanto de dolencias como de cabeza, de ese último golpe de riñón.

Atrás queda un verano de emociones fuertes, con el segundo subidón de Wimbledon, la plata olímpica que ahora sabe mucho mejor —”días después me di cuenta de que era un gran logro”— y el insospechado episodio de Cincinnati, donde la tensión le jugó una mala pasada que se viralizó, con el consiguiente juicio y la comparativa en las redes, seguramente injusto lo uno y lo otro. “Nunca había reaccionado de esta de esta manera, pero al mismo tiempo pienso que es algo normal; no el reventar la raqueta como lo hice, pero sí tener algún tipo de reacciones que al final uno no controla, porque no te controlas a ti mismo. Yo creo que todo el mundo en algún momento de su vida no ha podido controlar sus emociones y ha hecho cosas que no quería. No es lo correcto, pero más allá de eso...”, expone.

Y ahora, borrón y cuenta nueva.

“No vengo aquí con más hambre de la cuenta o para quitarme ninguna una espina. Yo a cada torneo al que voy, quiero hacerlo bien, quiero ganar. Aparte de eso, el US Open es muy especial para mí, es de los mejores del mundo sin ninguna duda, por lo cual tengo muchísimas ganas de hacerlo bien y de ganarlo, pero no por lo que haya hecho o lo que haya pasado en Cincinnati [donde reventó la raqueta en el transcurso del duelo con Monfils, vencedor en esa primera ronda]. Eso yo más o menos ya lo tengo borrado. No he querido pensar mucho más en ese partido, sino en entrenar a mi cien por cien”, responde, consciente de que encara un reto muy considerable.

Adaptación instintiva

El campeón de 2022 aborda el grande neoyorquino habiendo disputado un solo partido preparatorio —la mencionada caída ante el francés— y después de un trimestre vertiginoso en el que además de haber quemado mucho combustible, ha estado sometido a una importante carga de tensión anímica. A ello se suma los traslados, siempre a la carrera por la compresión del calendario: tierra-hierba-tierra-cemento en un intervalo muy estrecho, sin tiempo para ensayar lo suficiente ni adecuar lo necesario el cambio de superficie. Sin embargo, no teme Alcaraz esta circunstancia y continúa tirando de instinto y de calidad, que la fórmula ha funcionado mejor que bien hasta ahora.

Alcaraz, durante su rueda de prensa.
Alcaraz, durante su rueda de prensa.Jeff Dean/USTA (Jeff Dean/USTA)

Muy poco dado a las excusas, expresa más hambre. “No me importa. Me habría encantado tener más partidos a mis espaldas en pista rápida antes del US Open, obviamente, pero no me afecta en absoluto. Si miro atrás un poco, por ejemplo llegué a Roland Garros sin muchos partidos en tierra batida y obtuve un muy buen resultado, y en Wimbledon lo mismo, así que no quiero pensar que va a ser lo mismo que en los Grand Slams previos, pero no me preocupa no haber jugado tanto en dura”, señala el de El Palmar, quien pese a su juventud ha demostrado una capacidad inusual para amoldarse al cambio de terreno prácticamente sobre la marcha.

De París a Norteamérica sin apenas pausa, y enfrente el atractivo reto de mantener la línea y de no bajar el pistón. Apeado hace un año del torneo por el ruso Daniil Medvedev en las semifinales, confía ahora en que lo de Cincinnati fuera tan solo un fundido de plomos pasajero —”el peor partido de mi carrera”— y en que la grada neoyorquina pueda disfrutar de nuevo de esa versión que encandila, de esa velocidad de ejecución prácticamente única hoy día. Casan a la perfección Alcaraz y Nueva York, pero las próximas fechas ocultan trampas y exigen de apretar otra vez los dientes en un territorio más bien imprevisible en los últimos tiempos: siete ganadores diferentes en la última década.

“CREO EN UN DEPORTE LIMPIO”

A. C. | Nueva York

Alcaraz también se pronunció sobre la noticia que envuelve de fondo esta edición, el positivo por dopaje de Jannik Sinner. “Es un momento realmente difícil para él. Creo en un deporte limpio. Así que no sé mucho de ello. Pero, si dejan a Jannik seguir jugando, es por algo. Han dicho que es inocente. Así que eso es todo lo que puedo decir al respecto”, expresó en inglés.

Luego, durante el turno de respuestas en español, amplió: “No creo en eso [agravios respecto a los castigos, en función del estatus de los jugadores]. Al final es un tema muy delicado, muy serio. Creo que hay detrás de todo esto que mucha gente no sabe, seguramente incluso yo no lo sé. Dio positivo, pero habrá alguna razón por la que le habrán dejado seguir jugando que nosotros desconocemos. Al final, ha salido inocente, lo han dado por inocente y está en el torneo. No hay mucho más que hablar”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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