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Objetivo: rescatar una causa fallida, la de Emma Raducanu

La inglesa, gran esperanza británica tras su histórica irrupción en Nueva York hace tres años, redirige su carrera para reencontrarse después de “saltarse cada paso”

Emma Raducanu, durante un partido en Wimbledon.
Emma Raducanu, durante un partido en Wimbledon.TOLGA AKMEN (EFE)
Alejandro Ciriza

A punto de marcharse el escocés Andy Murray, sin cuerda ya el veterano, Reino Unido se entrega a una cuestión de fe, de convicción, de enmendar el error colectivo. Un asunto patrio, prácticamente, en tanto que desde hace mucho el deporte se convirtió en mucho más que deporte para ejercer como uno de los embajadores troncales de un país. Así que, ¿volverá Emma Raducanu? ¿recuperará el rumbo insinuado? La lógica invita a pensar que sí, porque al fin y al cabo tiene solo 21 años y margen más que de sobra para darle la vuelta a la situación; pero muy delicada esta, dicho sea de paso. La estruendosa explosión de hace tres años en Nueva York —conquistó el US Open con solo 18, sin ceder ningún set en 10 partidos y procedente de la fase previa, hito inédito— tuvo un altísimo precio que hoy todavía paga la joven tenista, quien ahora renueva el ánimo y sonríe, pero que hasta hace nada lloraba. Y mucho.

“A veces pienso que desharía no haber ganado ese torneo”, ha llegado a decir, consumida por un éxito hasta cierto punto contraproducente, porque le concedió fama y contratos millonarios, pero al mismo tiempo muy dañino. Todo fue demasiado rápido y la gestión demasiado errática: los titulares, los elogios y los abundantes ceros en la cuenta corriente. El producto, demasiado atractivo para firmas comerciales, agentes y medios, antes que la tenista. Así que el batacazo fue sonado. “Cuando era niña, mi padre me forzó a jugar a este deporte, pero a mí no me gustaba; después, conforme fui haciéndome mayor, empezó a ser una prioridad en mi vida y comencé a presionarme mucho a mí misma”, reconoce. Llegó entonces el pelotazo de Nueva York, y después una pronunciada cuesta abajo que nació en lo psicológico y derivó luego en lo físico.

Operaciones de ambas muñecas, también de un tobillo. Resultados muy pobres y demasiadas expectativas frustradas. El precio de la sobreexposición. Un filón mercadotécnico primero —inglesa nacida en Toronto, de padre rumano y madre china— y una profunda decepción después, cuando se le exigía ganar y las caídas tempraneras eran la constante. Raducanu, un bluf, lamentaban los británicos. Y un entrenador tras otro en el banquillo, cinco en dos temporadas. “No soy ninguna diva, simplemente hago las cosas a mi manera”, contesta al diario The Times, que ahora se pregunta si será capaz de remontar el vuelo y enderezar una carrera que ha desembocado más en lo publicitario que en lo deportivo; pero ella, advierte ahora, quiere dar un volantazo: tenis primero, y luego lo demás.

Cinco torneos disputó el año pasado, los suficientes para alcanzar los 15 millones de dólares en patrocinios (13,8 de euros) y figurar como la cuarta deportista (mujer) que más ingresa por este concepto. Ahora, sin embargo, ella —citada este domingo con Lulu Sun en los octavos del grande londinense— enfoca hacia el trabajo diario y la pista, y confirma que la estrategia ha cambiado: salud y físico, y a partir de ahí, que sea lo que tenga que venir. Antes, quirófanos y muchos meses en la reserva. Tres cirugías en diez días. Proyecto fallido. “De alguna manera, me siento renacida, más fresca y feliz; es bueno no tener que llevar tres yesos en el cuerpo…”, decía en diciembre, una vez que ya había dado el golpe de timón para dirigirse hacia el lugar pretendido; esto es, la competición regular y, por qué no, más triunfos como el conseguido en el US Open en 2021.

Raducanu, tras ser operada del tobillo en julio de 2023.
Raducanu, tras ser operada del tobillo en julio de 2023.

No ha superado la segunda ronda de ningún Grand Slam desde entonces, pero ella confía. “Sé que voy a necesitar un tiempo para alcanzar mi máximo nivel, pero también tengo claro que soy demasiado buena como para no conseguirlo si trabajo de forma constante. He salido reforzada mentalmente de todo lo que me ha ocurrido”, comenta. “No es que Emma haya hecho todo al revés, lo que hizo fue saltarse cada paso del camino. Ganó el US Open con 18 años y cuando fue al siguiente torneo, ni siquiera sabía dónde estaba la sala de jugadores ni siquiera las pistas de entrenamiento”, razona su agente, Max Eisenbud, optimista: “Puedo asegurar es que es una jugadora muy trabajadora, estoy seguro de que ganará más grandes”.

La jugadora, en cualquier caso, dice haber aprendido del proceso y prefiere ir paso a paso. Desde la posición 135ª, trata de disfrutar del trayecto, y no apuntar únicamente al destino. “Ahora mismo, sentirme bien es mi mayor victoria”, indica. “Y se ha reavivado una luz en mi interior. Me encanta el tenis y este estilo de vida; estoy muy agradecida por sentir esta sensación de nuevo, era algo que sentía que había perdido. Estuve tratando de averiguar el porqué de todo esto, pero ahora me encanta lo que estoy haciendo”, advertía antes de aterrizar en Wimbledon, donde hoy brilla y representa la gran esperanza para los británicos. Invitada por la invitación —no tenía acceso al cuadro por ranking—, ya ha dejado atrás a Alexandrova, Zarazua, Mertens y Sakkari.

Desde un perfil distinto, piedra a piedra, Raducanu intenta levantarse e ilustra en sus redes sociales: de julio a julio, de las escayolas al último triunfo. ¿Aprendizaje? El tiempo lo dirá.

BADOSA, BAUTISTA Y ALCARAZ, A POR LOS CUARTOS

A. C. | Londres

Hoy, Raducanu desfilará tras el Alcaraz-Umbert (14.30, Movistar+) por la central, pista que ya no pisará más este año la número uno, Iga Swiatek, abatida ayer por Yulia Putintseva (3-6, 6-1 y 6-2). Se le sigue resistiendo la hierba, pues. También cayó la española Jessica Bouzas, quien tuvo que abandonar cuando perdía ante la checa Barbora Krejcikova (6-0 y 4-3) por unos problemas lumbares.

En cambio, Roberto Bautista selló lo comenzado el día antes, interrumpido por la lluvia. El castellonense batió a Fabio Fognini (7-6(6), 3-6, 5-7, 7-6(1) y 6-4, tras 4h 26m) y se enfrentará sin descanso al estadounidense Tommy Paul. Antes, Paula Badosa abrirá el turno en la pista 2 (11.00) contra Donna Vekic.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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