Nadal: “No quería hacer un mar de lágrimas, aún no he terminado mi camino”
El mallorquín valora el haber podido despedirse de Madrid “a un nivel decente”, dice que ha dado “pasos adelante” y encuentra un aliciente inmediato en Roma
Los aplausos del público de la central de la Caja Mágica se trasladaron a la sala de conferencias, donde los presentes recibieron al protagonista de la noche con calidez. Agradecía Rafael Nadal el gesto, pero al mismo tiempo remarcaba que el rictus contenido que lucía a la una y media de la madrugada —tras caer contra el checo Jiri Lehecka en los octavos de final, por 7-5 y 6-4 [en 2h 02m]— se debía a que la obra está inacabada. Es decir, el mallorquín, que el 3 de junio cumplirá 38 años, no quiere por ahora mencionar la palabra retirada porque, esgrime, en el instante en que uno la pronuncia, ya se ha ido: “Y a mí aún me queda camino por recorrer”.
Explicaba Nadal que lo vivido este martes hace no mucho era inimaginable, dado que un mes antes no sabía siquiera si podría “jugar un partido oficial”. Por lo tanto, agradecía la fortuna. “He podido despedirme en pista y a un nivel decente. Significa mucho para mí haber jugado aquí. Para mí, esta ciudad, España, ha significado siempre un apoyo y una energía que me han ayudado de forma decisiva en mi carrera, y hoy me llevo una energía muy bonita, un recuerdo imborrable. No voy a tener nunca la oportunidad de agradecer lo suficiente. No sé si va a ser la última vez que juegue en España, no sé si puede haber otra opción o no, es algo que no me he planteado; pero es muy probable que sea así. Y, si es así, es un gran recuerdo y una gran noche”, introducía.
Pese a que el calendario todavía reserve la posibilidad de un último baile en sueño español, en las Finales de la Copa Davis que se celebrarán en noviembre en Málaga, el tenista tenía la sensación de haber desfilado por última vez en casa. Y a pesar de que se defina como un hombre “muy sensible”, retuvo las lágrimas que no pudieron contener algunos de sus familiares, como su hermana Maribel, o incluso El Cholo Simeone, en la primera línea de las celebrities. “Me he emocionado mucho por dentro, lo que pasa es que me he aguantado”, matizó. “No quería hacer un mar de lágrimas porque no he terminado mi camino con la raqueta en la mano. He terminado aquí, en Madrid, pero quizá no sea el momento dejar ir todo lo que llevo dentro a nivel de emociones o sensaciones. Me queda camino por recorrer y no quiero soltar aún esa adrenalina”, ampliaba.
A la vez, Nadal señaló que estos días en Madrid le han permitido dar varios “pasos adelante” y alimentan su confianza. “Llegué con dudas en todos los sentidos, y me voy con menos dudas”, detalló, incidiendo en paralelo en el “altísimo” nivel de Lehecka y en que él también dispuso de sus oportunidades. Se acordó también de la experiencia de 2005 en el Rockódromo de la Casa de Campo —“fue el principio de los muchos males que he tenido, porque me partí el escafoides y al día siguiente no podía andar, pero es una de las que más cariño le tengo”—, y considera que su círculo con la capital española “está cerrado” porque no se imaginaba haber podido jugar un partido a su edad.
Respecto a la emotividad de la velada, con el aficionado madrileño rendido a sus pies y lamentando esta última vez sobre la arena de la Manolo Santana, el campeón de 22 grandes expresó: “Que se emocione la gente de tu alrededor es normal, pero si lo hace gente no tan cercana, para mí es una satisfacción personal muy grande. Supongo que habré hecho las cosas bien, no solo con la raqueta en la mano. Todos nos equivocamos, pero, de verdad, yo he intentado ser respetuoso y amable. Espero, al menos, no haber sido un mal ejemplo para las nuevas generaciones ni para los niños que me han visto por la tele”.
Dice Nadal que se siente pleno. Que está en paz consigo mismo y que si está alargando su recorrido profesional todo lo posible —partió oficialmente en la élite en 2001, hace 23 temporadas ya— es “por muchos motivos”. Entre otros, “por el sentido del deber” y porque le sigue “gustando y emocionando” jugar al tenis. En esa línea, advierte en el horizonte inmediato el deseo de competir en el Foro Itálico de Roma, torneo que tendrá lugar nada más finalizar el de Madrid. “Voy a explorar qué puede pasar allí, quiero jugar”, subrayó; “lo he ganado 10 veces y he vivido muchas emociones también. Allí disfruto mucho, así que quiero ser competitivo y trabajaré duro para ver qué puede pasar. Hoy es un día duro, pero mi carrera sigue y tengo mis objetivos”.
Uno de ellos, el primordial probablemente, es Roland Garros, a partir del 26 de mayo. “No tengo asegurado nada. Lo que sí tengo a mis espaldas es que he jugado cuatro partidos en Madrid. Aunque he terminado un poco más cansado muscularmente, no es nada grave, por lo que mi cuerpo ha aguantado varias horas a un buen nivel”, precisaba, emplazando al cierre del torneo romano como límite para tomar una decisión. “Mi tenis es mejor que cuando llegué, y esto es una rueda: si no tengo la confianza en que aguante [el físico], el tenis no va a funcionar. Si mi cuerpo aguanta, no sé qué puede pasar. El deporte cambia las cosas rápidamente, y yo estoy actuando con prudencia, haciendo lo que puedo para seguir dándome opciones en estos torneos que vienen. Lo de París lo diré después de Roma, me gustaría tener la certeza”, zanjó Nadal, felicitado a su marcha.
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