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Nadal, sobre su regreso: “Espero ser capaz de no exigirme el máximo”

El tenista reflexiona su vuelta a la competición, consciente de que se adentra en un “terreno inexplorado” y de que “las cosas van a ser muy difíciles al comienzo”

Nadal, a mediados de noviembre durante un acto en Barcelona.
Nadal, a mediados de noviembre durante un acto en Barcelona.Alejandro Garcia (EFE)
Alejandro Ciriza

Tres días después de que confirmara la fecha y el marco de su regreso, a partir del 31 de diciembre en el torneo de Brisbane, Rafael Nadal ha querido profundizar en su decisión de volver a las pistas por medio de un vídeo publicado este lunes en sus redes sociales. El tenista, de 37 años y ausente de la competición desde hace casi un año como consecuencia de una lesión en el psoas ilíaco y de una intervención quirúrgica en la que además de reparar dicho músculo corrigió la cadera, maltrecha desde hace tiempo, admite sentir los temores lógicos y las inseguridades propias en toda vuelta. Dice el mallorquín que se adentra en un territorio “inexplorado” y de incertidumbre, aunque confía en que las cosas le vayan bien para poder despedirse de su deporte como desea.

“Tengo y he tenido miedo de anunciar las cosas, porque al final es un año sin competir y es una operación de cadera. Pero lo que más me preocupa no es la cadera, sino todo lo demás”, introducía el deportista en el vídeo. Con ese “todo lo demás”, Nadal se refiere esencialmente al terreno perdido en los últimos meses, a la dificultad de reemprender la marcha después de tanto tiempo parado y a cómo reaccionará su cuerpo tras este largo periodo de inactividad. Pero, por encima de todo, el deportista se teme a sí mismo y a ese listón tan elevado que ha fijado durante las dos últimas décadas, en las que los éxitos han ido también acompañados de una autoexigencia extrema y de repetidas fases de sufrimiento físico y emocional.

“Creo que estoy preparado, y confío y espero que las cosas vayan bien para tener la oportunidad de poder disfrutar en la pista otra vez. Al final es mucho tiempo, con lo cual espero sentir esos nervios, esa ilusión, esos miedos y esas dudas. ¿Y qué espero de mí?” prosigue el de Manacor, que antes de reaparecer en Brisbane peloteará durante unos días en la sede de su academia en Kuwait y disfrutará de las navidades en casa; “espero no esperar nada, la verdad. Confío en tener la capacidad de no exigirme lo que me he exigido durante toda mi carrera. Creo que estoy en una época diferente, en una situación y un terreno inexplorado. Uno tiene interiorizado lo que ha hecho durante toda su vida, que es exigirse el máximo, y ahora mismo lo que espero es ser capaz de no hacerlo”.

Es decir, de alguna forma, Nadal tratará de que este último Nadal que se avecina —663º en el listado y enfrentado a los más fuertes desde las primeras rondas— sea lo más benevolente e indulgente posible consigo mismo. Consciente de que el primer tramo de la reaparición se intuye como una dura travesía, al haber perdido el ritmo y su espacio en la cota alta del ranking, el tenista se impone el ir paso a paso y el no tener prisa; por mucho que la exigencia exterior pueda apremiar con los resultados y que el aficionado pueda fantasear imaginándoselo con la Copa de los Mosqueteros otra vez entre las manos, él quiere ser respetuoso con los tiempos. Por tanto, en el día a día deberá aumentar la tolerancia con el error y la realidad —distinta en esos compases iniciales que dice temer— tendrá que prevalecer sobre el deseo y los instintos.

Reflexiona en alto el tenista: “Espero ser capaz de aceptar que las cosas van a ser muy difíciles al comienzo, y de darme el tiempo necesario y de perdonarme que las cosas vayan mal al comienzo, que es una posibilidad muy grande. Pero saber que puede haber un futuro no muy lejano en el que las cosas puedan cambiar si mantengo la ilusión y el espíritu de trabajo, y el físico me responde, sin ninguna duda”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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