¿La final del Mundial de Qatar es la mejor de la historia? Los datos lo explican
La mejor Argentina de siempre según el ránking Elo derrotó a Francia, el primer equipo que se queda sin el título después de marcar tres goles en la final con más alternativas desde 1966
El diagnóstico de la mayoría de analistas que presenciaron la final del Mundial de Qatar 2022 fue que el enfrentamiento entre Argentina y Francia, saldado con la victoria de la Albiceleste en los penaltis después de seis goles, es el mejor último encuentro que se ha disputado jamás por la Copa del Mundo. “Qatar, el Mundial de la vergüenza, [...] dejó un partido de ensueño, una final imposible, la mejor de la historia de la Copa”, escribió Manuel Jabois. “A este Argentina-Francia no le faltó una coma, una tormenta de incertidumbre, emociones incontenibles y un maravilloso aroma a fútbol antiguo”, destacó Santiago Segurola. Hemerotecas andantes como Alfredo Relaño no han encontrado comparación a lo sucedido el domingo en Lusail. “No, no recuerdo final como esta, con tanto contenido, con tanta leyenda, con tanta emoción”, sentenció.
Tales convicciones se apoyan en dos pilares: el emocional, con un partido de ida y vuelta cargado de una tremenda simbología, y el puramente empírico, al que tampoco le faltaron argumentos gracias a los tres goles de cada uno y las múltiples ocasiones que tuvieron para hacer el marcador aún más abultado. El primero siempre pesará más que el segundo, pero las estadísticas señalan a esta última final como la más igualada de las 22 que se han disputado en la historia, con los dos equipos rozando un nivel altísimo durante largos tramos del partido. Francia se convirtió en el primer equipo que no consiguió la Copa después de anotar tres goles en la final. Como en Estados Unidos 1994 y Alemania 2006, el título se decidió en los penaltis, pero esta vez después de seis goles, la segunda mayor anotación de una final -igualada con la de 1930, 1938, 1966 y 2018- tras la de Suecia 1958 (Brasil 5 - 2 Suecia).
A pesar de sus seis goles, la final entre Argentina y Francia estuvo lejos de ser el partido por el título con más producción ofensiva de la historia. La primera edición de la que hay datos disponibles es del Mundial de Inglaterra 1966, cuya final, disputada entre los Three Lions y Alemania (4-2), dejó un saldo de casi 80 remates, 40 de ellos entre los tres palos. Solo Inglaterra disparó aquel día en más ocasiones (40) que las que hubo en todo el partido en Qatar (30). Incluso la final de Sudáfrica 2010, que terminó con la victoria de España ante Países Bajos por un gol, tuvo más ocasiones que el Argentina-Francia.
Sin embargo, la otra cara de esta estadística refleja el gran acierto de los dos equipos de cara a puerta. El partido del domingo ocupa el sexto lugar en el ránking de finales en las que más se ha disparado desde que hay datos disponibles, pero en ninguna se han marcado más goles. El promedio del Argentina-Francia fue de un tanto por cada cinco disparos, mientras que en la final de Estados Unidos 1994, en la que Brasil e Italia sumaron más remates (31), no se marcó ningún gol.
Argentina y Francia demostraron su pegada y por qué son considerados dos de los mejores equipos del mundo. La Albiceleste es, según el ránking Elo, la mejor selección que hay en estos momentos. Esta estadística clasifica a los equipos según diversos datos y les otorga una puntuación que simboliza su potencial. El equipo de Lionel Messi llegó a la final con su máxima puntuación histórica, mientras que Francia se encontraba en su mejor momento desde que ganó el Mundial en 2018. Entre los dos, sumaban el cuarto mejor Elo combinado de todas las finales que se han disputado en la historia, lo que refleja la dimensión del enfrentamiento entre los dos colosos.
Esta estadística sirve para medir el potencial de los equipos, pero no ofrece un reflejo completo de los partidos. La final de un Mundial con mayor Elo combinado de la historia fue el enfrentamiento en 2014 entre Alemania y Argentina. Los teutones llegaron a Maracaná con la segunda mejor puntuación de la historia, solo superados por la Hungría de los años 50, y la Albiceleste también tenía un puntaje muy elevado. A pesar de eso, el encuentro acabó con un solo gol tras apenas 20 remates, la segunda cifra más baja de una final de un Mundial.
Queda claro que el partido adquirió una dimensión mayor de lo que reflejan las estadísticas gracias a su simbología y al enfrentamiento entre los dos mejores jugadores del momento, Lionel Messi y Kylian Mbappé. El argentino, que había marcado y asistido en todas las rondas anteriores, anotó un doblete además de su lanzamiento en la tanda de penaltis. El francés consiguió el segundo hat trick de la historia en una final de un Mundial para redondear la mejor actuación en una Copa del Mundo desde Ronaldo Nazario en 2002.
A pesar de que Mbappé anotó tres goles, ocho en total en todo el torneo, el premio al mejor jugador del partido fue para Messi, que marcó dos para sumar siete en Qatar. Las estadísticas no fueron suficiente para el delantero francés y es posible que tampoco lo sean para considerar a esta final como la mejor de la historia. Sin embargo, el fútbol es mucho más que números y la final de Qatar fue más que un partido con muchos goles. Santiago Segurola lo explicó a la perfección: “Se analizará de mil maneras, lloverán estadísticas y el big data nos trasladará minucias sorprendentes, detalles que solo son detectables en el microscopio de los entomólogos del fútbol, análisis que desmenuzarán el curso de la final y pretenderán explicar lo inexplicable, porque este partido prefirió ser fieramente humano. Ya figura por derecho entre los inolvidables de la historia”.
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