El virus que alerta a Francia para la final

Francia se colocó en el estadio de Al Bayt después de ganar a Marruecos en disposición de conseguir algo que solo ha sucedido dos veces en la historia de los Mundiales, repetir título, como hizo Italia en 1934 y 1938, y la Brasil de Pelé en 1958 y 1962. Entre ellos y ese logro no solo se interpone la Argentina de Leo Messi. Hay cierto temor en la concentración francesa a que se propague el virus que impidió ayer jugar a Dayot Upamecano y Adrien Rabiot. “Los hemos separado de los demás”, contó el seleccionador, Didier Deschamps, después de derrotar a Marruecos. Aunque ambos futbolistas han atravesado estos días procesos febriles con síntomas similares a los de la gripe, el técnico cree que podrá contar con ellos para la final del domingo.

Pero quiere evitar que el mal se extienda, después de haber sufrido varios casos similares a lo largo del torneo que atribuye en parte a los cambios extremos de temperatura por los aires acondicionados. Y también al desgaste: “Los jugadores han hecho muchos esfuerzos en el campo, y el sistema inmunitario sufre. Upamecano se sintió mal después del partido. Es algo que pasa cuando haces esfuerzos, el cuerpo se debilita. Vamos a tomar precauciones”.

Deschamps se encuentra también a un paso de un logro asombroso en lo personal: podría ser el único en ganar un Mundial como jugador y dos como entrenador, aunque quiso dejar eso a un lado: “No soy lo más importante aquí. El equipo es más importante que yo. Estoy orgulloso de ellos. Sabemos que tenemos la oportunidad de defender el título en la final”.

Sus futbolistas son conscientes de la ocasión ante la que se encuentran, como explicó Varane: “Vivirlo una vez es especial, pero tener la suerte de poder vivirlo otra vez es algo excepcional. Tenemos que vivir el momento, aprovecharlo. Es una oportunidad única en nuestra vida y vamos a pelear para conseguirla”.

Otro de los veteranos de Rusia, Antoine Griezmann, escogido mejor jugador de la semifinal, ya piensa en el partido contra Argentina, para el que dice que está centrado en “mantener los pies en el suelo”. Es consciente de la dificultad del rival: “Es un equipo como nosotros, con un jugador que sobresale sobre todos. Trabajan muy bien y tienen al mejor del mundo”, dijo. “Cualquier equipo con Messi es una propuesta totalmente distinta. Y tiene un buen grupo alrededor”.

Los novatos como Koundé no sienten dudas: “Estamos con confianza. Tenemos un equipo que puede competir contra cualquiera”. En esa línea estaba también Aurélien Tchouameni: “Es un sueño jugar una final de la Copa del Mundo. Vamos a hacer todo para demostrar nuestro nivel”, dijo. “El vestuario está contento, vamos a estar en una final. No es fácil tener esta oportunidad”.

Pese a la confianza y al entusiasmo, todos coincidieron en subrayar que consideran sus opciones en la final muy parejas con las de Argentina, y Deschamps explicó que para ambas selecciones se trata de un reto un escalón por encima de lo que han necesitado hasta ahora: “Vimos a una Argentina muy fuerte contra Croacia, pero en otros partidos no lo fueron. Nosotros no fuimos perfectos contra Inglaterra, ni contra Marruecos. En la final, los dos jugamos con un equipo mejor que aquellos con los que nos hemos enfrentado en el torneo”.

Su concentración la rompió una pregunta sobre si podría regresar a la concentración Benzema, que se fue lesionado y ya se entrena con el Real Madrid: “No quiero contestar a esa pregunta. Lo siento”. Fue, con el virus, el único sobresalto de una noche feliz en la que festejó en el vestuario hasta el presidente francés, Emmanuel Macron: “Nuestros compatriotas necesitan alegría simple y pura, y el deporte, y en particular el fútbol, se la da”.

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