Walid Regragui, el seleccionador de Marruecos: “Somos los Rocky Balboa del Mundial”
El técnico, exultante tras llegar a semifinales, se acuerda de España: “Para algunos es una pesadilla caer con nosotros, pero han visto que no es fácil ganarnos”
Los jugadores de Marruecos se arrodillaron ante su masa mientras Ronaldo se marchaba sin esperar a nadie, llorando después en el túnel de vestuarios. Marruecos había derribado la historia al convertirse en la primera selección africana y árabe en alcanzar las semifinales de un Mundial; mientras el equipo luso, con un magnífico ramillete de futbolistas, se había calcinado en la hoguera de su rival y en la propia después de una concentración que voló por los aires con el siete (suplente de nuevo y reclutado de urgencia ante la crisis) en el centro de todos los pleitos internos.
“No es momento de Cristiano o de Pepe, sino de Portugal”, resolvió en caliente el central, que, desquiciado, dijo que era “inaceptable” que les hubiera arbitrado un argentino después de lo que había ocurrido el día anterior con Messi contra Países Bajos. De Ronaldo, mientras, nada se supo más allá del zarpazo familiar. “No se puede sacar la cara por alguien que no lo merece”, soltó su pareja, Georgina Rodríguez, en Instagram, en referencia al seleccionador, Fernando Santos.
El técnico, cuyo futuro queda en el aire, lo volvió a dejar en el banco, como en octavos frente a Suiza, después de conocerse el desprecio del jugador (“tienes una prisa del carajo para echarme. ¡Jódete!”, le dijo al entrenador), aunque el indulto parcial llegó pronto. En cuanto se vio en desventaja, cinco minutos de calentamiento y al campo. Una salida que tampoco arregló nada. A los 37 años, disuelto su contrato con el Manchester United en pleno torneo y sin su objetivo personal de alcanzar la marca de nueve goles mundialistas de su compatriota Eusebio (se quedó en ocho, ninguno en eliminatorias), el final de carrera del delantero ha entrado en un túnel de difícil salida ya.
Reivindicación de Simeone
Mientras, Marruecos sigue flotando en Qatar. “Somos los Rocky Balboa de este Mundial”, exclamó su preparador, Walid Regragui, que llegó hace tres meses al cargo, pacificó el gallinero y devolvió a la estrella Ziyech al redil. “Antes del partido les dije a los chicos que había que escribir historia para África y África está de vuelta en el mapa”, desveló el entrenador.
“Y estoy feliz también por España, porque hay gente que ha dicho que es una pesadilla caer con Marruecos, pero han visto que no es fácil ganarnos”, lanzó. No fue la única referencia al fútbol español. También reivindicó a Simeone. “Voy a decir una cosa que no está bien, pero que él ha hecho muy bien. Estamos tácticamente bien, con un corazón muy grande. No dejamos espacios, corremos y sabemos que tenemos jugadores técnicos que pueden marcar la diferencia. Y también hemos tenido suerte, porque el palo ha estado con nosotros en esta Copa del Mundo”, admitió Regragui, manteado por sus jugadores y aclamado en sala de prensa. Cinco encuentros en el Mundial y solo un tanto encajado, en propia puerta frente a Canadá. “Todavía tenemos algunos tocados, pero los que juegan han luchado hasta el agotamiento”, se felicitó.
“Es muy difícil encontrar las palabras para describir este momento”, comentó Yassine Bono, el hombre del partido. “Ha sido impresionante el trabajo de mis compañeros y el apoyo de la afición. Hemos sacado esto adelante con jugadores lesionados, es increíble”, amplió el meta.
La gesta lo tuvo todo. Por lo inédito, por cocinarse en el Golfo y por la atmósfera que ha creado la gente que les acompaña. Un Mundial se juega con el corazón en la mano, y nadie mejor para confirmarlo que la cuadrilla del paracaidista Regragui. La forma de tocado árabe tradicional del estadio de Al Thumama coronó su obra. Más que un partido, una reivindicación.
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