Los primeros 45 minutos
El Mundial ha consumido la mitad de los partidos y hemos constatado la solidez de Brasil y Francia, pero también que otras selecciones como Alemania o Bélgica han mostrado situaciones confusas
Cuando esta Copa ha consumido la mitad de los partidos empezamos a ver algunas cosas. Si bien diría que no son muchas ni tampoco inesperadas, sí creo que van a tener una inmediata importancia en el devenir del fútbol. Hemos visto que los equipos más consistentes se clasifican y el buen juego tiene premio, como el de Senegal.
Brasil, clasificada y favorita aun con Neymar lesionado. Con nombres de sobra para seguir siendo la gran aspirante, quizás incluso la ausencia de su estrella permita que sean otras estrellas consideradas menores las que brillen y confirmen a Brasil como un sólido equipo, que juega como tal, que sigue sin recibir un gol. Francia, clasificada y otra de las favoritas. Sin su Balón de Oro y con notables ausencias, pero con el espíritu y los que dieron el oro al equipo hace cuatro años. También clasificada Portugal, que se muestra bastante impredecible, quizás por las directrices que Santos envía desde la banda pese a tener un enorme, experimentado e increíble plantel. Sus estrellas emergentes chocan de frente con un necesitado Cristiano que antepone su última oportunidad a la que tiene su equipo de lograr el éxito tan buscado.
Holanda, Inglaterra, Bélgica, Croacia y Alemania —sin entrar en lo que les espera en esta Copa— están mostrando situaciones realmente confusas, enviando un mensaje que parece adelantar lo que les depara el futuro. El éxito les permitirá mantener sus estructuras, sistemas, estrellas y entrenadores. El fracaso, todo lo contrario.
Pero el éxito no les llegará a todos. Holanda no es la naranja mecánica. No tiene esos jugadores que escribieron la leyenda del equipo que perdió tres finales. Inglaterra intenta levantar cabeza después de la derrota en la final de la Euro. Si no hacen un buen Mundial las miradas se centrarán en Southgate, que busca en este campeonato sacar el máximo partido a este equipo.
Bélgica dejó pasar su oportunidad en el último Mundial, en el que demostró que el trabajo desde la base suele ofrecer un buen resultado, pero no ha sido capaz de afrontar el cambio generacional y todo apunta a que más que cambio habrá una revolución y quizás una larga travesía por el desierto.
Croacia demostró en Francia 98 casi tanto como en Rusia 18 y parece que habrá que volver a esperar bastantes años para que vuelva a estar en el pelotón de cabeza. Tendrá sin duda que buscar un cambio que la reencuentre con aquel equipo que sorprendía, que era capaz de imaginar jugadas y cambios de ritmo en su juego. Por mucho que Lineker dijera que “el fútbol es ese juego que juegan once contra once y siempre gana Alemania”, los tiempos han cambiado y Alemania necesita volver a ser ese equipo fiable que hace tiempo dejó de ser.
Me dejo los dos equipos que quizás sean los que más y mejor puedan demostrar lo que todos esperamos de este Mundial: Argentina y España. Diría que una mayoría de aficionados al fútbol quiere, si no gana su equipo, que gane Messi la copa. Siendo esto cierto, es Argentina quien parece que no quiere que así sea. No se puede ganar y jugar con tanta presión, el sufrimiento de Aimar lo dice todo, con un juego tan antiguo y con jugadores que no son capaces de mantener la calma que el fútbol de élite precisa en algunos momentos.
Y España, que se ha presentado en esta copa con el descaro de la juventud y con la fuerza de un grupo unido. Con su líder en la banda, tiene una confianza ciega. Es quizás la selección que propone el futuro más esperanzador para la otra mitad del campeonato.
Yendo al lado de las tristezas, que Qatar y Canadá hayan sido eliminadas era algo esperado. En este Mundial ya vamos por la mitad, hemos jugado los primeros 45 minutos. No me alargo más, se lo dejo a los árbitros y sus infinitos tiempos extras.
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