Gareth Bale, lesionado y eliminado del Mundial: “Seguiré mientras pueda y me quieran”
El galés, que solo tocó siete veces el balón en 45 minutos contra Inglaterra, niega su retirada después de un pobre torneo para él y su equipo
El Mundial en Qatar da lugar a experimentos sociales interesantes, como celebrar un Inglaterra-Gales sin una cerveza a la vista. Dos horas antes del partido, los más tempraneros se movían dóciles por los exteriores del estadio Ahmad Bin Ali, convenientemente iluminado, refrigerado y vallado. Tres condiciones que nunca fallan en el veroño catarí.
Un paisaje tan apagado como la despedida de Gareth Bale del torneo. Y, según él, solo del torneo. “Seguiré mientras pueda y me quieran”, aseguró cuando le preguntaron si este podía haber sido su último partido como jugador de fútbol. En la previa, ya había negado rotundo esa posibilidad y, tras la eliminación de su equipo, insistió en el mensaje. “Es un momento difícil, pero esto no para. En marzo comienza la fase de clasificación para la Eurocopa y espero estar”, añadió el zurdo de 33 años, con contrato en Los Ángeles, de la MLS, hasta 2023. “No creo que sea la última vez que lo veáis con la camiseta de Gales”, abundó el seleccionador, Robert Page.
Su adiós (temporal) ante Inglaterra resultó, eso sí, muy desangelado. Apenas aguantó 45 minutos sobre el césped debido a una lesión en los isquiotibiales y ni siquiera estuvo cerca de disparar a puerta. Como todos sus compañeros, se limitó a abrigarse atrás y esperar una carambola arriba que no llegó. Después de cuatro cursos en servicios mínimos, su físico no resistió tres partidos en poco más de una semana con la selección y de Doha se marcha con una triste estadística: de todos los jugadores que han sido titulares en estos tres encuentros, solo el delantero anfitrión Almoez Ali (71) ha tocado menos la pelota que él (77). Este martes, solo siete veces, casi todas en campo propio en una primera mitad de todo Gales para el desagüe. Contra Estados Unidos (34) e Irán (36), el extremo también ocupó el farolillo rojo de las intervenciones.
“Tenemos que pensar en lo lejos que hemos llegado en un equipo que llevaba mucho sin clasificarse [hacía 64 años]. No hemos cumplido nuestras expectativas, pero sacamos mucha experiencia de esto. Tendríamos que pellizcarnos para darnos cuenta de que hemos estado en una Copa del Mundo, tenemos que darnos cuenta de eso y estar orgullosos. Saldremos del vestuario con la cabeza alta. No podemos arrepentirnos de nada”, se consoló el de Cardiff, que cerró su primera participación en una Copa del Mundo con solo dos remates a puerta y un gol de penalti, el único de su equipo en la fase de grupos.
Acabada la noche, Bale se despidió y se abrazó a todos, propios y rivales, antes de dirigirse al fondo donde sus aficionados les cantaron. A la última jornada llegaron colgando de una mano en el precipicio, a la espera casi de un milagro que ni olieron. Cuando empezó la segunda parte, con el exmadridista ya ausente, Rashford y Foden apagaron cualquier amago de intriga en solo dos minutos y confirmaron el primer puesto para los ingleses. La última victoria de Gales sobre su vecino data del siglo pasado, de 1984, con tanto de Mark Hughes (1-0). A Bale le quedaban todavía cinco años para existir.
Se acabó el Mundial de Bale, su gran, y casi único, objetivo en los últimos tiempos, en los que no se ha molestado mucho en disimular que, pese a sus constantes problemas físicos, los clubes eran meros campos de prácticas para la selección. En su temporada final con el Madrid, por ejemplo, jugó más con su país (324 minutos) que con los blancos (290), una tendencia que se ha mantenido este 2022, ya instalado en Los Ángeles desde julio. Necesitaba un destino plácido para preparar el Mundial y allí nadie le iba a hacer pitar los oídos. Si dice que piensa continuar con Gales, habrá que ver si California sigue siendo su campamento base entre concentración y concentración con su país.
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