El fútbol de Irán fastidia la fiesta de Bale
El equipo de Queiroz aspira a clasificarse para octavos mientras Gales está al borde de la eliminación a la espera de Inglaterra
Irán ya no solo es protagonista en la grada y en la sala de prensa, sino que también se reivindica en la cancha después de derrotar a Gales por 0-2. A partir de ahora habrá que hablar también de fútbol, como pedía el seleccionador Carlos Queiroz, porque su equipo no paró de jugar muy bien hasta que doblegó en el tiempo añadido a la selección del inocuo Bale. El dominio iraní fue tan perseverante como progresivo y efectivo: empezó por generar las mejores ocasiones, provocó después la expulsión del portero de Gales (m.87), el único que le impedía el triunfo, y acabó por marcar en el 97, a dos del final, cuando dominaba el juego, y anotó un segundo gol a la contra en el momento en que reaccionaba el equipo de Page.
La superioridad de Irán fue manifiesta de principio a fin, después de que sus jugadores cantaran el himno con la boca pequeña, a diferencia del silencio que mostraron en su estreno contra Inglaterra (2-6). Muchos aficionados presentes en el estadio Ahmad Bin Ayi de Qatar continuaron, en cambio, con las protestas impulsadas por las mujeres iraníes y que fueron duramente reprimidas por el régimen después de la muerte de Mahsa Amini. “Hablemos también de fútbol”, insistió el ariete Taremi antes de ofrecer una actuación que obliga precisamente a hablar de Irán como claro candidato a los octavos a la espera de su partido con EE UU, mientras Gales se jugará sus pocas opciones ante Inglaterra.
Gales siempre estuvo incómoda en el campo y muy pocas veces encontró a Bale. Imprecisa en el pase, no mezclaba bien para atacar y encadenaba errores en defensa que posibilitaban las transiciones de Irán, un equipo más junto, intenso e interesado en un partido vital para su continuidad en la Copa del Mundo. A una ocasión de Moore, que exigió la intervención del portero, siguió un gol anulado a Irán por un claro fuera de juego después de una excelente combinación iniciada por una pérdida de balón de Roberts. Los fallos pesaban más que los aciertos en un partido descontrolado, por más que la iniciativa correspondiera a Gales y las mejores combinaciones y llegadas fueran de Irán, muy mejorada respecto a su actuación contra Inglaterra.
Hubo una jugada preciosa que le negó el gol por tres veces a Irán. Azmoun y Gholizadeh remataron a la madera, el uno al poste derecho y el otro al izquierdo, hasta que intervino Hennessey. Vencedor en las jugadas divididas, mejor situados y más organizados, los muchachos de Queiroz pasaron a dominar el partido mientras Gales se refugiaba en su meta, excelente nuevamente en su estirada ante un tiro de Ezatolahi. No desfallecieron los iraníes, rápidos y verticales a la contra, hasta que Taremi fue derribado a campo abierto por Hennesse. La superioridad numérica por la expulsión del portero —la primera del torneo— y la insistencia en atacar recompensaron finalmente a Irán.
Cheshmi agarró un disparo raso y duro desde fuera de la frontal del área después de un rechazo y la pelota se coló junto al poste izquierdo del meta Ward. Gales intentó enmendar en dos minutos su mal partido desde el inicio y encajó un segundo tanto en la última jugada de Rezaihan. El gol y el final provocaron la explosión de júbilo de los iraníes, a los que les puede valer el empate ante EE UU, mientras Gales camina al borde del precipicio hacia un duelo con Inglaterra. Los futbolistas de Irán, goleados por los ingleses, reclaman ahora también la atención por más que no se deje de hablar de las protestas contra el régimen del país, mientras Bale se lamentaba por la derrota en el encuentro en que se convertía con 110 partidos en el jugador más internacional de Gales.
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