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España ESP
0
Alemania GER
1
Giulia Gwinn 64' (p)
Finalizado

Pena infinita de España: pierde el bronce con un penalti fallado por Putellas en el 99

La selección pudo forzar la prórroga pero el error de Alexia permite a las germanas imponerse 0-1 tras la pena máxima convertida por un error de Cata Coll

Futbol femenino Juegos Olimpicos
Ann-Katrin Berger detiene el penalti a Alexia Putellas.Albert Gea (REUTERS)
Lorenzo Calonge

Después de todos los llantos y lamentaciones de las semifinales contra Brasil, a la selección femenina de fútbol todavía le quedaba su gran drama en los Juegos: perder el bronce con un penalti fallado por Alexia Putellas en el minuto 99. ¿Quién da más? Lejos de encontrar el consuelo de una medalla olímpica, la campeona del mundo se marchó de Lyon con la derrota más cruel en mucho tiempo solo un año después de tocar la cima del planeta.

ESPEspaña
0
Cata Coll, Ona Batlle, Laia Codina (Lucía García, min. 85), Laia Aleixandri, Oihane Hernández (Olga Carmona, min. 71), Teresa Abelleira (Patri Guijarro, min. 84), Aitana Bonmatí, Salma Paralluelo, Athenea del Castillo (Mariona Caldentey, min. 71), Alexia Putellas y Jenni Hermoso
GERAlemania
1
Ann-Katrin Berger, Sarai Linder, Felicitas Rauch, Kathrin Hendrich, Marina Hegering, Giulia Gwinn (Sara Doorsoun, min. 95), Klara Bühl (Lea Schüller, min. 45), Sjoeke Nüsken, Janina Minge, Alexandra Popp y Jule Brand
Goles 0-1 min. 64: Giulia Gwinn
Arbitro Katia Itzel García
Tarjetas amarillas Cata Coll (min. 62)

Fue la pena máxima de la selección, derrotada por Alemania desde los 11 metros por un error de Cata Coll y el fallo de su doble Balón de Oro en el último suspiro del descuento. La pelota lo cogió Mariona Caldentey tras el penalti sufrido por Lucía García, pero en el último momento la tomó Putellas. La gran estrella para el momento crítico. Todo muy lógico. La colocó, suspiró y su lanzamiento a media altura lo despejó Ann-Katrin Berger, que coronó su tarde de bronce con una estirada de pesadilla para el grupo de Montse Tomé. La gran candidata al oro, una de las medallas más seguras de la delegación española, terminó a lágrima viva y sin nada que llevarse al cuello.

Todo tuvo un aire de tragedia deportiva. Cata Coll se había marchado el martes del Vélodrome de Marsella llorando y asumiendo su responsabilidad en la derrota contra Brasil. Y este viernes, acabó de nuevo derrumbada después del penalti que cometió a la hora de juego. La meta arrolló de forma imprudente a Giulia Gwinn. La alemana recibió un pelotazo en la frontal y la española salió sin contemplaciones. Se la llevó por delante cuando la germana tampoco estaba en una posición franca. Tan claro fue que ni siquiera protestó. Al instante evitó el 0-2, pero el desenlace de la tarde la dejó otra vez en los suelos. Los errores en el fútbol valen tanto como los aciertos y España regaló dos penaltis. De nada le valió su rearme anímico de la mano de Aitana Bonmatí, Putellas y Jenni Hermoso.

No pudo haber peor final para un torneo que España siempre gestionó a la contra. De los seis partidos, cuatro los empezó perdiendo. Tres de ellos ya en las eliminatorias. Demasiada carga incluso para la campeona del mundo. De su gran estirón en los últimos tiempos, y coronación, habla un dato: España no perdía dos partidos seguidos desde 2019: en la eliminación en los cuartos del Mundial contra Estados Unidos (2-1) y la derrota en un amistoso posterior ante Francia (2-0). El fin de la racha se produjo en el momento menos oportuno.

Montse Tomé introdujo unos cuantos cambios en el once por razones físicas y deportivas. Irene Paredes y Eva Navarro se quedaron fuera por lesión e indisposición, respectivamente. Y luego la seleccionadora dejó en el banco por decisión técnica a Olga Carmona, Mariona Caldentey y Patri Guijarro. Tuvieron pista Laia Codina y Oihane Hernández atrás, Teresa Abelleira y Alexia Putellas en el medio, y Athenea del Castillo regresó a la alineación.

Después del gran costalazo de semifinales, la primera misión de España fue tomar posiciones y, sobre todo, no equivocarse, no empezar a la contra, como le ocurrió en cuartos y semifinales. Alemania es una potencia, pero tampoco le fue al cuello como sus dos anteriores rivales. Así que todo eso le permitió un aterrizaje sin turbulencias. El ritmo de partido era lento y cansino, ayudado por el tiempo asfixiante de Lyon. Las germanas tenían más aproximaciones, aunque las dos áreas eran territorios ajenos.

El escenario no era ninguna maravilla, pero tampoco resultaba malo teniendo en cuenta que lo más importante en el arranque era no perder. El minutero le fue dando la razón a España, más asentada con el paso del tiempo. Por dentro la tocaban Abelleira, Putellas, Jenni Hermoso y Bonmatí, aunque los espacios eran escasos. Le servía, al menos, para no ser agredida. La que estiró el duelo fue Salma Paralluelo, con la que pudieron conectar dos veces en profundidad Bonmatí y Putellas. Sus aventuras no fructificaron, pero sí ayudaron a que España cogiera vuelo. El dominio empezaba a caer de su lado, y tuvo el gol con un tiro al larguero de Bonmatí y, en el rechace, un tiro de Hermoso que Janina Minge despejó a córner. España alcanzó la caseta con las mejores sensaciones pese al remate sobre la campana de Hegering.

A Alemania le sobra densidad y también replicó con lo suyo a la vuelta del descanso. Los espacios se abrieron y la tarde tomó otra velocidad. Hasta que la trama entró en el capítulo de Cata Coll, autora de un penalti prescindible y de una gran parada abajo que mantenía el duelo en el aire.

Tomé devolvió a escena a Mariona Caldentey y Olga Carmona, que conectó un centro de nivel para un cabezazo a bocajarro de Jenni Hermoso que la meta sacó con una mano. El aviso de lo que estaba por llegar. Lucía García y Patri Guijarro también fueron al auxilio frente a una Alemania que se defendía con orden. España cargaba, pero sin grandes opciones. Hasta el último minuto del descuento, el 97. Las germanas también se equivocaron. Lucía García maniobró de espaldas y recibió un estacazo por detrás. Pena máxima contra Alemania que terminó en pena máxima, infinita, para España y Alexia Putellas.

“Una lloradita y para casa”, había dicho Jenni Hermoso en la previa para levantar los ánimos de la tropa. Pero la gran llorera estaba por llegar.

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