Muchos datos y unas zapatillas
Los resultados de los Juegos Olímpicos han sido excelentes: tres récords mundiales, 12 olímpicos, 28 continentales y 151 nacionales
Los Juegos Olímpicos de Tokio, inciertos, deseados y retrasados, han finalizado. Atrás quedan meses duros y complicados de entrenamiento en salones, terrazas y desvanes; de bicicletas estáticas, tapices rodantes y materiales improvisados.
Los resultados han sido excelentes: tres récords mundiales (en la prueba de 400 metros vallas y en el triple salto), 12 olímpicos, 28 continentales y 151 nacionales. Todos los récords mundiales de pruebas olímpicas son de un enorme valor, pero los batidos estas dos semanas han sido de una contundencia brutal. Nuestro deporte es cuantificable y amigo de las estadísticas, con el paso de los días irán apareciendo análisis de todo tipo que nos permitirán opinar con algo más de fundamento lo que hoy sólo intuimos. El retraso a 2021, además de almacenar deseo de competir en los deportistas, ha dado pie a la incorporación de jóvenes. A McLaughlin, Rojas y Warholm, este año de más les ha permitido adquirir mayor madurez y consistencia. También está el tema de las zapatillas que, sin duda, han influido de forma significativa en la bondad de los datos. Esto último no debe interpretarse como un demérito de los atletas, es una generación impresionante, sino como la constatación de un hecho irrefutable.
Tenemos otros datos que vienen a poner de manifiesto la universalidad del atletismo: 43 países han logrado subir al podio, y de ellos 23 lo hicieron a lo más alto, y nada menos que 83 equipos han tenido un representante en finales. Desde los más pequeños en población como la caribeña Granada con una población de algo más de 109.000 habitantes, pasando por los más pobres como Burkina Faso y llegando a los más poblados como la India, que ha logrado su primera medalla en atletismo en unos JJOO, todos tienen sitio en el olimpo.
España, con cuatro cuartos, tres quintos, dos sextos y un octavo, más la medalla de bronce de Ana Peleteiro, logra la mejor puntuación de finalistas de su historia ocupando el decimotercer puesto, uno menos que en el PIB (FMI), y bastante más abajo que el que nos corresponde por población (30º). Es una satisfacción observar cómo los jóvenes prometedores de estos años atrás se han ido incorporando a la élite mundial.
La Villa Olímpica se vacía lentamente. Se escucha el trasiego de villanos de un lado a otro junto al rodar de maletas por la gran avenida que va a desembocar en la zona de tiendas, junto al control de salida.
Muchas gracias a todos los chicos y chicas voluntarios por su sonrisa eterna, amabilidad y buen trabajo. También a Jorge, estupendo compañero de fatigas durante estos días.
¡Arigato, Tokio! ¡Mata kondo, Japón!
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