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Sergio Scariolo: “Hay que ser honestos, lo vivido es irrepetible”

El seleccionador de baloncesto asume la complicada tarea de dar relevo a la mejor generación española

Robert Álvarez
Scariolo, durante el partido de cuartos ante Estados Unidos.
Scariolo, durante el partido de cuartos ante Estados Unidos.Charlie Neibergall (AP)

La selección masculina de baloncesto se despidió de Tokio un día después de perder contra Estados Unidos, el equipo que siempre ha marcado sus límites en los Juegos, esta vez en los cuartos de final. La derrota y la eliminación coinciden con la retirada de Pau y Marc Gasol del combinado nacional. Es tiempo de cambios relevantes. El seleccionador, Sergio Scariolo (Brescia, 60 años), asume una tarea que se adivina complicada tras las 13 medallas, cinco de oro, ganadas en las últimas 16 grandes competiciones internacionales en la era de Pau.

Pregunta. ¿Qué balance hace de estos Juegos?

Respuesta. Han sido unos Juegos con una preparación y una competición muy atípica, con muchísimos problemas de todo tipo ligados evidentemente a la covid, a la situación de Juancho [se lesionó, se recuperó, pero finalmente Minnesota no le dio permiso para competir], a la nueva fórmula [tres grupos de cuatro equipos y sorteo para cuartos de final]… una experiencia que te enseña.

P. ¿Qué les faltó?

R. Hay que saber reconocer con deportividad cuando el rival es más fuerte, sobre todo en las facetas en las que nosotros por ley de vida hemos ido bajando un poco, la parte físico-atlética de hoy en el baloncesto es absolutamente determinante.

P. ¿Mantener el mismo núcleo de jugadores veteranos después de una temporada tan complicada para la mayoría de ellos, ha sido valiente o temerario?

R. Desde luego mi esperanza es que haya jugadores nuevos que puedan realmente ser candidatos porque han hecho muchas cosas buenas en las competiciones internacionales, que puedan tomar ahora poco a poco el relevo más allá de los que ya lo han empezado a tomar. He dado la oportunidad a muchos, pero una cosa es debutar y otra hacerse con un rol. Cuantos más problemas de abundancia, mejor, cosa que hasta ahora no hemos tenido. Tampoco es fácil estar al nivel altísimo que han tenido las anteriores generaciones, las que ya están jubilándose o casi. Nos hace falta un número de jugadores, cuanto más alto mejor, con un rol importante en sus clubes. Estoy deseando que esto pase.

P. ¿De momento no es así?

R. De momento, los que están listos estaban en el equipo. De entre los que no estaban, al margen de Juancho, no veo yo a muchísimos otros. Ojalá haya alguna sorpresa agradable. Es muy raro que se produzcan. Un jugador no nace de la noche al día.

P. Ricky ha estado excepcional, pero la aportación de otros se ha quedado corta. ¿El equipo ha estado descompensado?

R. Cada jugador ha dado lo que tiene y lo que puede. No hay ningún pero. Ojalá haya cada vez más jugadores capacitados para dar prestaciones como la de Ricky, pero tenemos que afrontar la realidad como es no como nos gustaría que fuera.

P. ¿Se avecinan épocas difíciles para el baloncesto español?

R. Depende. Si se quiere frustrar a los jugadores jóvenes que están entrando con comparaciones que no tienen ningún sentido, con los que han estado antes, posiblemente uno pueda pensar en la palabra difícil. Pero cada etapa tiene su lado bonito y aquí se trata de algo diferente que ojalá nos pueda llevar algún día a poder reconstruir una situación parecida, probablemente irrepetible, probablemente sí sea honesto decírselo a la gente. El reto ahora es ir acelerando un recambio generacional que ojalá pueda llevarnos a competir muy arriba.

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P. ¿Ha sido difícil gestionar la situación de Pau y Marc, a punto de dejar la selección?

R. Cuando hemos considerado que la situación táctica del partido facilitaba su presencia, la han tenido. Y han tenido sus momentos buenos durante el torneo. Y cuando hemos considerado que hacía falta dar más velocidad al juego y apostar por unas alienaciones más rápidas, más pequeñas, para impactar en la velocidad del rival también lo hemos hecho con toda la naturalidad.

P. ¿Contempla la posible vuelta de Mirotic o Ibaka?

R. Nunca hemos cerrado la puerta a nadie. Y sería muy poco inteligente hacerlo ahora, cuando afrontamos una etapa distinta. Estaremos encantados si nos dan su disponibilidad.

P. ¿Ve jugadores nuevos, nombres concretos?

R. Estaremos encantados de que alguno nos sorprenda para bien. El proceso está claro, apuesta por las categorías inferiores que casi siempre llevan al final del periplo a jugadores que pueden jugar a nivel profesional. Luego se abre la etapa en la que uno tiene que demostrar que puede ser un jugador de alto nivel. Desde luego nuestros jugadores que entran en la NBA [Garuba y Aldama han sido elegidos en el draft] son muy jóvenes y tienen que dar un paso importante para afianzarse en esa liga. Están en el grupo restringido de los que esperamos que puedan aportar pronto.

P. ¿Se va más preocupado o inquieto de lo que llegó a Tokio?

R. Me voy muy tranquilo por cómo ha actuado y jugado el equipo, el reconocimiento que hemos tenido incluso en palabras de los propios entrenadores, acerca de cómo se han hecho las cosas, cómo jugamos, cómo nos comportamos, de la sensación de colectividad y de generosidad, de cohesión y organización. Ha sido una etapa brillante más, evidentemente no confortada con el resultado de la medalla que tenemos que entender que no puede ser el baremo, y menos a partir de ahora, para definir si un jugador o un equipo lo han hecho bien o mal. Pero me voy sereno, con la sensación de que una vez más hemos llegado al límite de nuestras posibilidades. La tengo yo y creo que la tiene todo el mundo que entiende de esto.

P. ¿Se ha cerrado un ciclo?

R. Nunca me ha gustado verlo así porque he visto mucha continuidad y espero seguir viéndola. Está claro que los jugadores que salen ahora, Pau, Marc, han caracterizado una época. Eso sí. Por supuesto, a nivel emocional no hay duda de que se cierra un ciclo. A nivel emocional este equipo cierra un poco un capítulo increíble. A nivel técnico, de ambición y de ilusión… en este sentido, no. Es algo que fluye y es algo que continuará. Se han retirado muchísimos jugadores y han debutado muchísimos jugadores. Está claro que los que salen este año tienen pinta de ser los que más han caracterizado a este grupo, primero por supuesto Pau como buque insignia de esta época. A nivel emotivo, de afecto por todo lo que hemos vivido desde luego esta sensación sí la tenemos. Pero luego, el baloncesto no termina aquí, la selección no termina aquí. Hay retos de jugadores que ya están y tienen que dar un paso al frente para fortalecer su presencia o que todavía no están y tienen que empezar a estar. Hay que utilizar la herencia que nos dejan. No por su extraordinario talento, que eso no se puede reproducir, sino por la forma de estar en equipo, de competir, su obstinación para no tirar nunca la toalla. Este es el legado que queda.

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Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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