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Solo Lamine vuelve a ser Lamine en el Barça de Flick: recuperado físicamente y calmado en lo emocional

Tras un tormentoso inicio de temporada, el 10 recupera su nivel ante el Brujas, pero no es suficiente en un Barcelona extraviado al que el técnico no le encuentra solución

Juan I. Irigoyen

Lamine Yamal quería dar un mensaje. Esta vez optó por enviarlo primero en el campo. Se guardó, sin embargo, una carta: después de enseñar que su talento estaba de regreso frente al Brujas, el 10 sacó su desparpajo. “Si me pitan”, advirtió sobre los pocos silbidos que recibió de la hinchada del Brujas, todavía con la amargura en los labios por un empate difícil de digerir para el Barcelona, “es porque saben que hago bien mi trabajo”. Acto seguido recordó cómo vivió sus últimos dos meses, cuando su nombre saltaba de la boca de Hansi Flick a la de Luis de la Fuente, ambos enfrentados por la gestión de minutos de Lamine. “Se habló mucho de mi pubalgia, de que estaba demasiado triste, pero yo estaba igual que siempre. Estaba concentrado en lo mío e intentar jugar a este nivel, que es como mejor me siento y mejor me lo paso”, subrayó el delantero del Barcelona.

Ocurría, en cualquier caso, que Lamine no solo hacía ruido en la prensa deportiva, sino también en la del corazón. Su mediática y agitada relación con la cantante argentina Nicki Nicole llegó a su fin. Una ruptura que celebran en la Ciudad Deportiva del Barcelona. “No estamos demasiado seguros de que le hiciera bien a Lamine”, sostenían. Más allá de su conflicto personal, el 10 también necesitaba purgar su comportamiento en el clásico, bocazas en la previa, callado en el Bernabéu. “Es muy listo, sabe perfectamente lo que hizo bien y lo que hizo mal. Aprendió”, advertían desde su entorno. Una actitud que corroboran en la Ciudad Deportiva. “Acostumbra a ser el mejor en todos los entrenamientos, pero en los últimos días estaba muy activo. Quería coger ritmo”, explican fuentes del área deportiva. Lamine marcó en la victoria frente al Elche, para después salvar al Barça en Brujas.

El problema para Flick es que solo contó con Lamine. Y eso es mucho para el Barcelona, pero no es suficiente. Menos en la Champions League. “Está bien que Lamine haya hecho un buen partido, pero tenemos que hablar de muchas cosas”, expuso el preparador del Barcelona.

Y las cosas que Flick asegura que tienen que hablar, hace tiempo que las hablan en el área deportiva: “Los partidos no los ganan los más valientes, sino los más inteligentes”. Pero el preparador alemán, siempre con los oídos cerrados al ruido externo, también se hace el sordo frente al interno. “Podemos hablar de cambiarlo todo, pero no soy un entrenador que haga ese tipo de cambios. Queremos jugar según nuestro ADN, no queremos defender en bloque bajo y ganar 1-0 en transición”, se defendió el alemán. Fue curioso su alegato en la sala de prensa: nadie lo había atacado. El mensaje, entonces, tenía otros destinatarios.

Hace tiempo que Flick hace equilibrios políticos en el Barcelona: puso el grito en el cielo cuando no inscribían a Rashford, frunció el ceño con el lío del regreso al Camp Nou y cedió ante las disputas internas en el departamento médico. Sufre también las opiniones divididas en la gestión del vestuario; hay quienes afirman que protege demasiado a Lamine, mientras que otros aseguran que es el único que intenta controlar un ego que amenaza con volverse incontrolable. “Tiene que centrarse en esforzarse mucho”, soltó públicamente el preparador.

Lamine ya parece que se acuerda de Lamine. El Barça de Flick, en cambio, parece olvidado del Barça de Flick. La presión no funciona, tampoco la recuperación tras pérdida. Pocas debilidades manifiestan más que el problema para lanzar el fuera de juego, sin una voz líder desde que se marchó Iñigo Martínez.

El buen nivel de Eric García no es suficiente para borrar la huella del central vasco, sobre todo después de que bajaran el nivel Koundé, Cubarsí y Balde. Ni siquiera el buen nivel del dúo que forman Pedri (ahora lesionado) y De Jong funciona para controlar los partidos. El Barcelona del golpe por golpe echa de menos a Raphinha y Lewandowski, y Lamine se queda solo. Flick lo sabe, pero por ahora no encuentra soluciones.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.
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