Detrás de Huijsen hay mucho trabajo
El acierto de la Federación fue establecer una estrategia seria y bien servida para estos casos


El partido de Róterdam nos dejó una gran noticia: la presentación de Huijsen, que causó una impresión impecable. Lo suyo fue curioso: nacido en Ámsterdam, hijo de un jugador del Ajax que compartió vestuario con Kluivert y Seedorf, de madre también holandesa, y llegó a capitanear la Sub-19 de aquel país, se estrenó como internacional A en un Holanda-España… como español. El asunto tiene su explicación: a los cinco años vino a vivir a Málaga. Su colegio, entorno y amigos en la infancia y la adolescencia fueron malagueños; un caso de árbol genealógico holandés regado y crecido con agua andaluza. Eso, por una parte. Por otra, el buen trabajo de la Federación, que supo convencerle para dar el paso cuando ya había jugado en la Sub-19 holandesa y ya ni siquiera vivía aquí, pues tras formarse en el Málaga pasó por la Juventus y la Roma hasta llegar al Bournemouth.
Cada vez son más los casos de jugadores con posibilidad de elegir entre dos o más selecciones. Una creciente ósmosis entre fronteras ha dejado atrás el tiempo de los países casi estancos, cuando sólo aparecía en la selección un no nativo si se trataba de una estrella contratada y luego nacionalizada. Kubala fue nuestro primer y más célebre caso, y podemos decir que Laporte y Le Normand han llegado aún por esa vía. Pero ahora hablamos de otros casos. La Federación inició en la temporada 1996-97 un registro de benjamines, infantiles, cadetes o juveniles susceptibles de ser reclamados por otra selección. (Basta tener un progenitor o un abuelo para ser seleccionable por cualquier país). Chicos nacidos aquí, caso de los Williams o Lamine, o llegados en edad tierna, caso de Huijsen, a los que podrían tentar desde su país de origen. Los más jóvenes de esta lista son de 2013. Se habla con ellos y con sus familias, al tiempo que se ha incrementado la actividad de las selecciones inferiores (no hace mucho se creó una Sub-14) para ofrecerles oportunidades cuanto antes.
No todos los casos han salido bien, pero un 85% han optado por preferir España. Cada situación es distinta. Ha habido quien, como Achraf, nacido en Madrid, se siente íntimamente marroquí y escogió su país de origen; Brahim pensó, o le hicieron pensar, que no tenía un sitio claro en España y escogió Marruecos; Ilaix Moriba se inclinó por Guinea atendiendo a los ruegos de su abuela; Nico Paz eligió Argentina absorbido por el tirón cultural del fútbol en el país de sus padres; los dos Williams escogieron España, pero Iñaki, que llegó a debutar con nuestra selección mayor, decidió cambiarla por Ghana cuando entendió que en España se estaba quedando sin sitio.
Las normas se han ido endulzando. Cuando en los sesenta la FIFA quiso cortar el cambio de selección bastaba un solo partido como internacional en cualquier edad para no poder ir a otra. Se aflojó al admitir que se podía cambiar siempre que no se hubiera jugador en la selección A. La última norma admite el cambio incluso después de tres partidos en la A, no más, siempre que ninguno de ellos sea en la Copa del Mundo. Y hay otra cautela: no caben viajes de ida y vuelta. Iñaki Williams no podría regresar con España, ni Huijsen con Holanda.
El acierto fue establecer una estrategia seria y bien servida para estos casos. Solemos juzgar mal la Federación por las botaratadas de sus presidentes o casos impresentables como el de Negreira, pero por debajo hay una nube de trabajadores que hace bien lo suyo. Huijsen ha salido de esa lista, de ese seguimiento y de un viaje en su día a Italia de Francis Hernández, uno de los hombres de este operativo, para convencer a la familia. Nico Williams y Lamine Yamal están en el mismo caso, como Samu Omorodion, un melillense de origen nigeriano, hoy concentrado en Valencia con la A. En la Sub-21 está Mateo Joseph, del Leeds, un santanderino de padre británico, repescado tras pasar por la Sub-19 inglesa. Y Herzog, hispanoalemán. Y Bajetic, hispanoserbio. Y Maynda, que podría jugar con Francia y con el Congo.
Nuevos españoles. Nueva estrategia para un tiempo nuevo.
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