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Mikel Merino, el mediocentro goleador que esconde los problemas de España

Sin ejercer bien la presión ni tener una buena fluidez en el juego, la Roja se encuentra con la diana salvadora del exjugador de la Real, ahora reconvertido en delantero centro por Mikel Arteta en el Arsenal

Mikel Merino, en una jugada durante el encuentro entre España y Países Bajos en Róterdam.
Juan I. Irigoyen

En la expedición de la selección española que abandonaba el campo del Feyenoord reinaba el silencio, jugadores sin ganas de dar demasiadas explicaciones, más cariacontecidos que alegres por el empate in extremis de Mikel Merino, que deja la eliminatoria de cara al partido de vuelta de los cuartos de final de la Nations League, el próximo domingo en Mestalla. Había excepciones, claro. Dean Huijsen estaba feliz con su estreno en la absoluta a pesar de que la hinchada de la Oranje lo pitara cada vez que tocaba el balón, incrédulos con la elección del central de decantarse por la Roja en lugar de por la selección de su país de origen. “¿Los pitos? Me los esperaba, eso es el fútbol. Soy de Málaga, no tengo miedo a nada”, subrayó el defensa del Bournemouth, que nació en Ámsterdam en 2005.

Otro que sonreía era Nico Williams, autor del primer gol de España. La alegría, sin embargo, le duró hasta que se dio cuenta de que se había excedido de autenticidad cuando vaticinó el resultado de la vuelta: “Seguro que en España les pintamos la cara”. Tras abandonar la zona mixta, ya de camino al autobús de la Roja, el delantero del Athletic reculó: “No quise decir eso. Yo no soy así. No quise faltar el respeto a nadie”. Pero también estaba Mikel Merino, de nuevo, como ya lo había hecho en los cuartos de final de la Eurocopa ante Alemania, apareció en De Kuip para sellar el empate de la Roja en el tiempo de descuento.

Mikel Merino marcó en Róterdam su tercer gol con la camiseta de España en 32 partidos. Números similares, por ejemplo, a los de Rodri: cuatro en 57. Esta temporada le sucede algo extraño al exjugador de la Real Sociedad. “Este año me está tocando un rol más goleador, es algo que quería mejorar desde hace tiempo. Estoy teniendo la suerte de que estoy viendo puerta, tanto en el Arsenal de delantero como en la Selección”, comentó Merino en Róterdam. En el Arsenal, Merino suma seis goles en 32 duelos disputados. Una media de 0,2 por duelo. Antes de aterrizar en Londres, su promedio goleador era de 0,10.

El verano pasado, el equipo de Londres pagó 33,5 millones a la Real Sociedad por el traspaso de Mikel Merino. Hasta aquí, todo normal para un jugador que hacía tiempo destacaba en la Liga, habitual pieza de recambio de España, campeona de Europa en Alemania. Lo sorprendente es el rol que le ha tocado afrontar a Merino en su nuevo club: delantero. Frente a las ausencias de Gabriel Jesús, Kai Havertz y Saka, los tres lesionados, Arteta, entrenador del Arsenal, le improvisó una nueva posición al mediocentro formado en la cantera de Osasuna. “No es un 9 puro, pero tiene ese timing y ese olfato goleador que necesitan los delanteros. Sabe ver el peligro, anticiparse a las situaciones y ejecutarlas”, explicaba el preparador del conjunto londinense la decisión de colocar a Merino en el área.

En Róterdam, la aparición goleadora de Merino ocultó, o al menos disimuló, las carencias de una España que sufrió para dominar el partido. “Si no corremos, es muy difícil que podamos controlar el balón”, se quejaba, por lo bajini, uno de los líderes de la Roja tras el empate frente a Países Bajos. Justamente algo de lo que presumía Frenkie de Jong: “No es fácil robarles el balón. Nosotros lo hicimos. Hasta la expulsión nosotros habíamos estado mejor”. Un análisis en el que el seleccionador neerlandés, Ronald Koeman, se explayó. “Hemos hecho un gran partido y sabemos que era un rival fuerte; y jugando con uno menos, todavía más. Creo que el resultado final no es justo, pero también es fútbol porque merecimos más. Creo que hay pocos equipos que puedan y quieran presionar a España como nosotros hemos hecho”.

Mientras Países Bajos atoraba a España en la salida del balón, Lamine Yamal y Nico Williams dejaban solo a Morata en la presión. Sin intensidad para recuperar el cuero, Pedri no se encontraba en su nueva-vieja posición de mediapunta —en el Barcelona acostumbra a jugar de interior—, sin conexión con Fabián y Zubimendi. Entonces, la España de Luis de la Fuente, que en la Eurocopa había mostrado recursos para dominar los partidos sin el cuero, se mostraba frágil en Róterdam. En el primer tiempo, de hecho, la posesión fue para Países Bajos: 51%. Ya en el segundo tiempo, tras la expulsión de Hato, la Roja se instaló en el campo de la Oranje.

A los problemas para calibrar la presión y a los de repensar el centro del campo, a De la Fuente se le suma un nuevo dilema para el partido de vuelta en Valencia: la zaga. Una disyuntiva con un viejo fiscalizador: el Barcelona. Pau Cubarsí no pudo completar el duelo después de que su tobillo se torciera tras un choque con Depay. En la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) aseguran que el central catalán estaría en condiciones de jugar el domingo. En el Barça, en cambio, reclaman el regreso de su jugador, como ya pasó con Lamine Yamal en la penúltima convocatoria cuando el delantero sufrió problemas musculares. De la Fuente, por las dudas, ya convocó a Mario Gila. Y, como si tuviera pocos inconvenientes, Le Normand está tocado.

Las incógnitas que debe despejar de De la Fuente comienzan en la zaga, se agudizan en el centro del campo y terminan en la presión de sus delanteros. En Róterdam encontró una solución: la aparición de Mikel Merino, el mediocentro reconvertido en goleador.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.
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