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‘Pax romana’ en la caldera de San Mamés

El conflicto entre la directiva y la Herri Harmaila, la grada de animación del estadio, se concede una tregua para aupar al equipo en la eliminatoria contra la Roma

Athletic - Roma Europa League
Nico Williams celebra su gol junto a sus compañeros durante el partido de Europa League ante el Viktoria Plzen el pasado 30 de enero en San Mamés.Juan Manuel Serrano Arce (Getty Images)
Jon Rivas

El conflicto entre parte de la grada de animación de San Mamés y la directiva del Athletic encuentra eco incluso en voces ajenas. Lo dio a entender Jagoba Arrasate, entrenador del Mallorca, el pasado domingo. “No estoy al día y me falta información”, confesaba, “pero es verdad que se nota. Es una gran pena pensando en el jueves. Creo que están condenados a entenderse porque el Athletic es más fuerte con 50.000 gargantas”. Vizcaíno, pero sin ninguna vinculación con el club rojiblanco, expresaba lo que los últimos visitantes del coliseo bilbaíno han comprobado in situ.

La situación está enquistada entre las partes. A los comunicados de la directiva contestan los componentes de la Herri Harmaila, la grada popular de animación del Athletic, donde se sientan los encargados de dinamizar los encuentros, con los suyos; a los cánticos en los que se reivindican a sí mismos durante los partidos, responden el resto de las tribunas con silbidos. Incluso cuando cantan “Athletic gu gara” —el Athletic somos nosotros—, habitualmente coreado por el resto de la afición, reciben abucheos, porque las gradas interpretan que se trata de una apropiación indebida.

En esta tesitura, con las posturas muy distantes, la Herri Harmaila ha concedido una tregua al club de cara al partido frente a la Roma (18.45, Movistar), en el que el Athletic se juega seguir en la Liga Europa después del 2-1 de la ida favorable a los italianos. No es estrictamente una pax romana, pero al menos sí un resquicio para que se instaure. En un comunicado publicado en las redes sociales, los integrantes de esa grada anunciaban que volverían a animar, y ponían una serie de condiciones que, desde el club se matizaron en otra comunicación pública, aunque en un tono más suave que en anteriores ocasiones, cediendo a algunas de las peticiones y condicionando otras, pero sin cerrarse en banda a ninguna de ellas.

Será como una pareja divorciada que se arregla temporalmente por el bien de sus hijos, en este caso el equipo rojiblanco. Lo apuntaba Ernesto Valverde el pasado domingo: “Si la gente no anima, el partido va funcionando, pero ya que estén peleándose los unos con los otros es diferente”. Y confesaba: “Los jugadores están en una situación que estresa un poco. Vamos a ver qué es lo que pasa aquí. Es una situación rara. Unos reivindican, otros silban, unos que sí, otros que no”.

En la previa del partido europeo, después del principio de acuerdo, su postura es diferente: “A ver si con un ambiente más favorable podemos superar la eliminatoria”, porque, “es un partido decisivo y definitivo y espero un gran ambiente que nos empuje todavía más. Todos, cuando la gente está metida y vamos juntos para los rivales somos equipos más fuertes de doblegar”. El capitán, Óscar De Marcos, también reivindica la unión: “Es muy importante que todos vayamos a una. Somos más fuertes juntos y el que parezca que se solucione es positivo para nosotros”. Y añade: “Necesitamos de todo San Mamés mañana y en todo lo que queda de temporada. Queremos que sea una caldera. Cada uno de nosotros como aficionados y como jugadores tenemos que dar nuestra mejor versión. Eso hará que, con la ayuda de todos, sea más posible”.

400 radicales

Varias peñas del Athletic han hecho un llamamiento a la unidad, y a acompañar al equipo desde el hotel de concentración, en el centro de Bilbao, hasta San Mamés, en los casi dos kilómetros de recorrido del autobús por la Gran Vía y la avenida de Sabino Arana. En principio no se toparán con los seguidores de la Roma, más de 2.000, de ellos casi 400 radicales detectados por la Policía italiana, que tendrán que estar dos horas antes en el campo para poder acceder a las gradas.

Para este partido se ensayará el dispositivo que la UEFA establecerá para la final, que se celebrará en San Mamés el 21 de mayo, con un perímetro, a cien metros del campo, delimitado por un vallado, donde se establecerá el primer filtro de acceso. La Ertzaintza desplegará 400 efectivos y establecerá controles en el aeropuerto y también en los accesos por carretera, ya desde la frontera en Behobia.

De acuerdo con este ensayo de la final, la UEFA también ha designado para el partido a uno de los mejores árbitros de Europa, el francés Clément Turpin, habitual de la Champions, en la que pitó la final entre el Real Madrid y el Liverpool de 2022. Hace una semana dirigió el derbi madrileño entre Real y Atlético de los octavos de final. Después del polémico arbitraje del suizo Sandro Scharer en el partido de ida y su diferente criterio a la hora de administrar justicia, el organismo europeo ha optado por un colegiado de garantías para la vuelta, en un partido en el que serán baja Oihan Sancet y Vivian por lesión y Yeray por sanción.

La Real se la juega en Old Trafford

La Real Sociedad tiene por delante una complicada tarea, la de ganar en Old Trafford, —donde ya lo hizo el día que murió la reina Isabel II (0-1), con gol de Brais Méndez, que estará de nuevo sobre el césped del Teatro de los Sueños, frente al Manchester United (21.00, Movistar). El empate a uno de Anoeta obliga a los hombres de Imanol, que cayeron en la Liga frente al Sevilla (0-1) a afinar al máximo en un escenario que ha visitado cuatro veces en las últimas doce temporadas. El United juega con una presión máxima. Al margen de sus planes de futuro, y ese anunciado futuro estadio diseñado por sir Norman Foster con capacidad para 100.000 espectadores, el corto plazo pasa por ganar la Liga Europa, único clavo que le queda para agarrarse después de su pobre presencia en la Premier. Entre los donostiarras, que el domingo reservaron a varios titulares, no estará Susic, que se quedó en San Sebastián, lesionado.

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Sobre la firma

Jon Rivas
En EL PAÍS desde 2018, estudió Ciencias de la Información en la UPV. Trabajó antes en La Gaceta del Norte, La Tribuna de Marbella, Deia, Gaur Exprés, Diario 16 de Málaga, Claro, El Mundo, durante 26 años, en los que cubrió 17 Tours de Francia, 6 Vueltas a España y 4 Giros de Italia. Ha escrito nueve libros, todos ellos relacionados con el deporte.
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