El Real Madrid y Kylian Mbappé se liberan antes de Navidad
Un golazo del francés abre el triunfo de un mejorado equipo blanco (4-2) contra un voluntarioso Sevilla en el último partido oficial de Jesús Navas
Después de tantos duelos y quebrantos desde agosto, el Madrid se marcha de Navidades con su mejor cara de la temporada. Despachó a un voluntarioso Sevilla con una de sus jornadas más convincentes, pese a alguna concesión atrás, y sobre todo alimentó sus esperanzas de que, al fin, Kylian Mbappé se encuentra de vuelta a la vida. Y no solo por el zambombazo que largó en el 1-0 o su asistencia en el cuarto gol blanco, sino por toda la energía que transmitió. La estrella que durante largas semanas se mostró apocada termina 2024 asomando la cabeza tras cuatro meses metido en un túnel que nadie fue capaz de descifrar.
Una tarde reconstituyente para los blancos que le sirvió para superar al Barcelona en dos puntos y con un partido menos (el día 3 de enero en Mestalla), aunque no al pujante y líder Atlético. Desde el grave costalazo en el clásico hace un mes y medio, primero evitó el desplome total y, luego, sin ningún alarde, ha ido recuperando constantes empujado por la quiebra azulgrana y la suma de algunas piezas, desde Jude Bellingham al galo.
La cita le resultó de mucho provecho en el domingo de la despedida de Jesús Navas. Los dos equipos recibieron a la leyenda sevillista con un pasillo y el Bernabéu lo homenajeó con una ovación cerrada. Xavi García Pimienta no le dio pista hasta el 4-1. Media hora de adiós que remató con otra salva de aplausos del anfiteatro.
A Kylian Mbappé le han faltado cosas en su pedregoso inicio en el Madrid, pero ya ha coleccionado algunas buenas postales con sus goles. Al Sevilla, como al Celta en sus días todavía en tinieblas, lo tiroteó desde la frontal con un disparo que entró culebreando. Primer parpadeo y 1-0. En esta ocasión, no se trató de algo episódico, sino que pareció apuntar a un proceso de reconstrucción casi personal después de un arranque de curso con demasiadas dificultades. El lenguaje corporal rara vez engaña y el francés se mueve ahora con más ligereza, con más energía. Sus cuatro tantos en los últimos cinco choques son su mejor alimento. “Dije que su periodo de adaptación había terminado y eso significa que a veces tengo razón”, bromeó Ancelotti, que no pudo contar con el sancionado Vinicius.
El Madrid empezó tiroteando al Sevilla, y nadie con mejor fusil hoy que Valverde. La agarró desde 25 metros y sacó a pasear la piedra derecha que tiene por pierna. Quinta diana desde fuera del área, nadie más que él en la élite. Dos zurriagazos y 2-0. Una de las sesiones más viejas en el Bernabéu para abatir a rivales medios, pero que rara vez se ha visto esta campaña en un equipo que solo ha empezado a dar señales de vida cuando se ha visto contra la pared.
La tarde se le puso jugosa a los blancos frente a un Sevilla tan voluntarioso como cándido que intentaba apretar arriba, pero dejaba demasiadas cosas sueltas a sus espaldas. Los de Ancelotti encontraban fácil los huecos y podían pelotear a su antojo, con soltura, como pocas veces se les ha visto esta temporada. Al Madrid se le notó como a su estrella Mbappé: que había soltado lastre y sentía cierta liberación.
A la función se sumó Rodrygo, otro de los jugadores que andan de vuelta. En su caso, de las lesiones y de un paisaje que le colocó como la pieza más débil del ataque por la acumulación de estrellas. El 3-0 comenzó con el brasileño descargando la pelota en el medio y rematando en el área al ángulo largo, después de una circulación al primer toque de una orilla a otra y un pase de Lucas Vázquez, que se apuntó una tarde notable. Muy necesitada para él. La jugada confirmó las buenas maneras de los locales. Eso sí, no completas. Otra vez, otro centro desde la izquierda, este domingo defendida por Camavinga, y envío que hace bueno su rival. Tchouameni, un tallo de 1,88 metros, tiene un problema con el juego aéreo. Ni la pilló por arriba ni ató en corto a Isaac Romero, que cabeceó como quiso.
La vuelta de la pausa dejó otro de los asuntos que estos días trata la caseta merengue: las pérdidas evitables del balón. En un minuto, dos tiros al pie. Uno de Courtois que no aprovechó Romero, y otro de Ceballos. La tarde pudo virar de forma imprevista, la grada se lo reprochó a los suyos, pero Mbappé, mucho más participativo, insistió en encontrar una grieta y conectó con Brahim para el 4-1. El malagueño es otro de los regresos para Ancelotti.
La sentencia de la tarde y, a partir de ahí, todo apuntó hacia Jesús Navas, que salió en el minuto 66. Dejó un taconazo dentro del área que Romero mandó al palo. El que sí acertó fue Lukébakio —el hombre gol del Sevilla— en el último suspiro ante un Courtois que lleva unas semanas sin milagros. El epílogo de la jornada que asistió a un Mbappé reconocible pese a que no pudo engordar su estadística, con un Madrid al alza, y a los últimos minutos de Jesús Navas en un partido oficial, despedido entre lágrimas por su gente y el Bernabéu.
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