El presidente del Athletic, Jon Uriarte, denuncia ante la Ertzaintza amenazas de ultras

Jon Uriarte, el presidente del Athletic, denunció el jueves, en una comisaría de la Ertzaintza en el centro de Bilbao, las amenazas que le lanzó un seguidor ultra del club, al término del partido frente al Real Madrid en San Mamés. Después del choque, en el que la megafonía y los videomarcadores, pidieron en cinco ocasiones que cesaran los insultos desde la grada, Uriarte, que siempre se ha mostrado beligerante con los radicales, paseaba con otras dos personas en la esquina de la calle Licenciado Poza con Doctor Areilza, una zona repleta de bares, en la que se concentran los aficionados tras salir del campo, cuando uno de ellos, integrado en un grupo de cinco personas, le gritó: “Uriarte, hijo de puta, te vas a enterar. Deja de tocarnos los huevos a la Herri Harmaila”, grupo integrado en la grada de animación. Los insultos se repitieron varias veces.

El presidente prefirió no pararse ante la situación de tensión, pero no dejó pasar el acoso que sufrió, así que al día siguiente se presentó en la comisaría para denunciar los hechos, que ahora investiga la Policía vasca. Una hora antes del incidente, a la salida de la grada de animación, en especial de los seguidores más radicales, se produjo en un ambiente de tirantez, cuando los agentes de la empresa de seguridad que vigila el campo, trataron de identificar a los espectadores que habían lanzado insultos, que después se traducen en multas al club, que ya ha sido sancionado tres veces en la presente temporada, en partidos contra Getafe, Valencia y Atlético de Madrid. Ante la actuación de los agentes de seguridad privada, se organizó una escaramuza, en la que tuvo que intervenir la Ertzaintza.

En la directiva están molestos con los radicales, puesto que el club pagó la temporada pasada 40.000 euros en multas y trataba, con esa acción, de identificar a los autores de los gritos ofensivos para enviarles una carta de advertencia para que cesaran en su actitud, bajo la amenaza de la posible retirada del abono.

La Herri Harmaila, que dice sentirse “acosada”, había convocado para el partido ante el Villarreal, una huelga total de animación, como la de media hora que mantuvo en el último partido europeo frente al Elfsborg, que no secundó toda la grada. En este caso, tras el partido contra el Real Madrid, publicaron una nota en redes sociales en la que apuntaban: “Una vez más los de siempre frustraron la fiesta de fin de partido. Amenazas e identificaciones a los dinamizadores de la animación. Identificaciones ilegales de menores. La Ertzaintza apaleando con extensibles. Padres con niños pequeños sin poder salir del campo. Uriarte, ¡basta ya!”.

Desde el club respondieron a las amenazas a su presidente con un comunicado oficial en el que se indica que, “la tolerancia y la libertad de expresión son valores que identifican al Athletic Club y que exigen la aceptación de un modelo de convivencia donde no caben ni la violencia ni la extorsión”. Reconocen los hechos, cuando afirman que, “es cierto que el presidente del Athletic fue amenazado a la salida de San Mamés tras el partido ante el Real Madrid”, y que “recibió una advertencia explícita de las consecuencias que tendría para su persona meterse con la Herri Harmaila”. Desde el Athletic, en ningún caso atribuyen la amenaza al citado grupo, “cuya gran mayoría, como el resto de la afición rojiblanca, es un ejemplo de deportividad, convivencia, civismo y respeto”, y advierten que su compromiso, “es de tolerancia cero hacia cualquier tipo de violencia”.

La directiva desvela que, “ha sido el propio Club, reunido en comisión ejecutiva, quien requirió al presidente que interpusiera una denuncia en defensa de los valores que vertebran la entidad”, y recuerda: “El Athletic Club elige a sus presidentes de manera democrática por sufragio entre sus socios y socias, y las amenazas sobrepasan una línea roja que no puede ignorarse, porque, más allá del nombre y la persona, el presidente representa al Athletic Club, tal y como está recogido en nuestros Estatutos Sociales, y las ofensas que reciba en función de su cargo suponen una ofensa a la institución”.