El Atlético recupera el cholismo más clásico para asaltar París y salir de la crisis
Tras las derrotas con el Benfica (4-0) y el Betis, Simeone apostó por reconstruir al equipo desde la solidez defensiva y el contragolpe
No pudo evitar Diego Pablo Simeone girarse hacia su banquillo y celebrar el gol de Correa flexionando las piernas y tensionando sus brazos abiertos. Fue la clase de gol y de final de partido que forman parte de los sueños húmedos del calcio más clásico. Un ejercicio de supervivencia con un dique numantino; Oblak como un portero inspirado (ocho paradas), un fantasista como Griezmann para el último pase; y un estilete para acuchillar al contrario cuando te cree muerto con una contra después de que el PSG se destapara por completo en su último ataque, el 93 en todo el partido, por los 23 que intentó el Atlético. “Hay una idea”, recalcó Simeone. Y también un plan para sacar al Atlético de la crisis de resultados que le ha alejado a diez puntos del Barcelona en la Liga y que hasta la victoria en el Parque de los Príncipes le tenía al borde del abismo en la Liga de Campeones.
Tras las derrotas y la imagen de conjunto destensado ofrecida en Lisboa (4-0) y ante el Betis (2-0), Simeone mantuvo una charla con sus jugadores en la que incidió en regresar a las esencias de su libreto más siderúrgico y eficaz. “Fue una charla importante”, admitió ayer. Si la temporada pasada se mantuvo firme para enderezar el rumbo sosteniendo su intento de evolucionar la salida del balón desde Oblak, para afrontar este bache ha regresado a su molde y credo más fiables. En realidad, el regreso al manual de reconstruir al equipo desde la solidez defensiva comenzó en San Sebastián (1-1). La tunda de Lisboa requería no perder en Anoeta. Marcó Julián Álvarez al minuto de juego y el equipo se hundió en su área para defender el gol. “Podrá gustar o no a los opinólogos, pero había una idea”, advirtió Simeone. El inmerecido traspié con el Lille (1-3), después de haber fallado Sorloth cuatro ocasiones claras para cerrar el partido, fue un varapalo anímico para el vestuario.
En el Benito Villamarín el plantel tocó fondo e hizo saltar las alarmas en el club y al mismo Simeone con la posibilidad de que el equipo se le fuera de las manos. Fue el momento para la homilía del entrenador en la que invocó a la supervivencia desde la solidez defensiva. Desde entonces sus mensajes y los de los cabecillas del vestuario han ido en esa dirección. “Tenemos que saber cuál ha sido nuestra identidad, la del Atlético de Madrid, durante todos estos años. Un equipo agresivo, intenso, que lee muy bien los partidos, que defiende muy bien, que hace muy buenos contragolpes y todos luchan para que los delanteros ganen los partidos”, defendió Koke tras la victoria ante Las Palmas (2-0) y añadió: “No confundirnos desde fuera o internamente en muchas cosas. Al final, por más que se gaste el dinero, porque el mercado te hace gastarlo, ser un equipo defensivamente fuerte es lo que nos ha hecho pelear por títulos, incluso ganarlos. Ojalá entendamos todos lo que es el Atlético de Madrid”. Las discrepancias internas a las que apuntó Koke apuntaban a compañeros desorientados. También existen en el cuerpo técnico de Simeone. Según fuentes próximas a los preparadores, Hernán Bonvicini, tercero en el escalafón tras el Cholo y Nelson Vivas, estaba más por la labor de trabajar un juego más elaborado que por robar y correr para contragolpear. Simeone no tenía dudas del camino a seguir.
En la misma línea que Koke, opinó Griezmann en la zona mixta del Parque de los Príncipes, donde corrigió su falta de finura durante todo el partido con el pase ganador a Correa. Se le veía aliviado por resultar finalmente decisivo después de haber sido de los más activos para motivar al grupo en el hotel de concentración. Estaba ilusionado como un niño por lucirse en París después de haberse retirado de la selección francesa. El pase a Correa le redimió. “La victoria nos va a servir mucho. Volvimos a ver un Atleti duro y difícil de jugar. Ese es el camino. Ser fuertes. Es verdad que hemos tenido un poco de suerte. Es así el fútbol. Contra el Lille (en la anterior jornada) en casa, lo tuvimos para ganar y al final perdimos”, explicó Griezmann.
Al francés, Simeone le mantuvo todo el partido pese a su imprecisión como catalizador del juego ofensivo en los últimos metros. Es momento para pretorianos de su catecismo. “Me avala en esta oportunidad el pase a Correa, pero sería ventajista decir que por eso se quedó. Necesitábamos compensar el esfuerzo que hacía el jugador, y Correa por Julián no es lo mismo que por Griezmann, porque es un centrocampista más que corre mejor la cancha y trabaja en lo defensivo. Con Correa y Julián era más ofensivo y menos asociativo. Salió bien por la asistencia, pero no era uno de sus partidos más finos. Teniéndole en el campo algo puede pasar, hay veces que le sacamos y nos damos cuenta de que falta su último pase”, explicó Simeone sobre la permanencia del galo. De su asistencia a Correa nació el octavo gol del Atlético en lo que va de curso en el tiempo de prolongación. Un tercio de los 25 goles a favor que registra y que han servido para empatar con el Madrid (1-1), ganar al Leipzig (2-1), al Athletic (0-1) y al Celta (0-1). Estos dos últimos encuentros con el mismo sello de París, defensa y contragolpe. El cholismo más clásico.
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