Las mujeres del Athletic, de la sombra a la luz
Un documental y una exposición rescatan el papel de las pioneras para abrirse paso en el club rojiblanco
En 1972, Edurne Salsamendi, que tenía 24 años y trabajaba en el Banco de Bilbao, bilbaína e hincha del Athletic, armó la tremolina. Quiso hacerse socia y le dijeron que tenía que pagar 2.500 pesetas de entrada por el abono. Protestó: ella era hija de un socio, y se creía exenta, pero le explicaron que esa cláusula solo se aplicaba a los hijos, y que, además, no podía ser socia sino abonada. Llegó a casa indignada, se lo contó a su marido, que le dijo: “Las mujeres, mucho protestar, pero luego no hacéis nada”. Edurne reaccionó. Le habían tocado el amor propio.
Escribió cartas a los periódicos, que publicaron la historia, le entrevistó la televisión, incluso El Correo publicó un cómic en sus páginas, dibujado por el artista Juan Carlos Eguillor, que se hacía eco de la historia. “Ya salió la Salsamendi que todas llevamos dentro”, decía uno de los personajes femeninos de la tira cómica. En Bilbao, se armó la polémica. Hasta la alcaldesa, Pilar Careaga, de estricta adscripción franquista, se puso de su parte. Ella había sido la primera mujer ingeniera industrial de España, y pese a sus ideas, se adhería a la causa de Salsamendi. La alcaldesa tampoco podía ser socia, y ni siquiera entrar en el palco de San Mamés. El club no cedió hasta 1979, cuando se modificaron los estatutos.
Salsamendi es una de las mujeres que aparece en el documental Once mujeres rojiblancas, dirigido por Akaitze Kamiruaga, y en el que se repasa la historia de la mujer en el club bilbaíno, justo cuando se cumple el centenario de la primera mujer abonada, hasta la irrupción del equipo femenino, que en sus tres primeros años ganó tres Ligas consecutivas. Fue una iniciativa del presidente Javier Uria, que llevó a término el actual entrenador del Athletic, Ernesto Valverde, por encargo de su jefe entonces, Andoni Zubizarreta. Se sustanció después de un año de negociaciones con el club Leioa, el más destacado entonces, que se integró en la estructura de Lezama.
En la película aparecen testimonios de una treintena de mujeres relacionadas con la entidad; desde la periodista pionera Sara Estévez, que acudió al estreno a punto de cumplir 99 años, y fue la primera mujer cronista de fútbol, hasta la fotógrafa Marieli Oviedo, ligada al club durante cuatro décadas. “Tuve que acompañar en un palco anexo al de autoridades a la esposa del lehendakari Garaikoetxea, porque las mujeres no podían entrar”, revive.
La primera mujer que dirigió a la entidad, Ana Urquijo, cuenta cómo en uno de sus primeros viajes en representación del club le cerraron el paso a la entrada de otro palco: “Le pregunté al que me impedía pasar si los directivos visitantes tenían acceso. Me dijo que sí. Le dije que yo lo era. Había dos posibilidades, humillarme yo, o que se humillara él, así que opté por la segunda opción”.
Las pioneras del fútbol en Bizkaia hablan de sus tiempos y de la expresión “marimacho”, que escuchaban a menudo. “Aunque en Sondika, nuestro pueblo, nos apoyaban e iban a vernos”, explica Ana Astobieta. Nerea Onaindia cuenta la emoción que sintió al marcar el primer gol de una mujer en San Mamés. Las jugadoras actuales reconocen el mérito de sus predecesoras, pero todas apuntan que el fútbol jugado por mujeres debe seguir avanzando.
Se pueden observar los pasos que ha dado en la exposición que se presentó en el museo del campo, Las mujeres en el Athletic Club: de la sombra a la luz, y en el que se exponen carnets de abonadas de los años veinte del siglo pasado, botas, balones, decenas de fotografías, así como 37 camisetas de diversos equipos.
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