El sinvivir de Ansu Fati

La biografía de Ansu Fati es un sinvivir desde que el 7 de noviembre de 2020 sufrió la rotura del menisco interno de la rodilla izquierda en un partido contra el Betis. El delantero del Barça ha encadenado desde entonces un carrusel de lesiones que le han impedido responder al cartel de sucesor de Messi asumido en septiembre de 2021 cuando se vistió con la camiseta número 10 y rubricó un mes después con un contrato hasta 2027 y una cláusula de 1.000 millones de euros. El último contratiempo se ha localizado en la planta del pie derecho y le impedirá viajar el próximo domingo con el equipo azulgrana a la gira por Estados Unidos.

El comunicado médico del club explica que el jugador seguirá un tratamiento conservador en Barcelona, después de sentir molestias en el último entrenamiento, y estima que el tiempo de regreso al campo de prácticas vendrá marcado por su evolución, un diagnóstico que en cualquier caso le aparta de poder disputar los tres próximos amistosos del equipo por tierras americanas contra el Manchester City, el Real Madrid y el Milan. El parte tuvo el efecto de un crujido en la apacible sesión preparatoria del Barça. La vuelta al trabajo del equipo desde el día 10 había sido especialmente apacible hasta que se cayó Ansu Fati.

El delantero internacional de 21 años era uno de los protagonistas del día a día por su implicación en los ensayos, interés en la puesta a punto y empeño por convencer al entrenador Hansi Flick de que merecía recuperar una plaza en la plantilla en lugar de ser cedido, como ocurrió la pasada temporada, cuando compitió en el Brighton de la Premier. Apenas disputó 27 partidos entre todas las competiciones y solo marcó cuatro goles -más una asistencia- en el equipo de De Zerbi. No tuvo continuidad y de regreso al Barcelona ha vuelto al punto de partida, que últimamente es la enfermería de la Ciudad Deportiva Joan Gamper.

El calvario de Ansu Fati no parece tener fin porque después de 305 días de baja por la lesión meniscal de 2020 las lesiones musculares le han torturado, especialmente a partir de noviembre de 2021 y de la rotura del bíceps femoral de la pierna izquierda sufrida en Balaídos. Ausente dos meses más de los terrenos de juego, el atacante descartó pasar por el quirófano, como le recomendaban los servicios médicos del club, y optó por un tratamiento conservador que tampoco dio resultado porque volvió a caer en enero de 2022 en San Mamés y tardó tres meses en volver a estar a disposición del FC Barcelona.

Ansu Fati apenas tuvo protagonismo en la penúltima temporada con Xavi en el banquillo del Camp Nou (2022-2023) y optó por ser cedido a Brighton. Una lesión en el gemelo le apartó entonces durante tres meses de los terrenos de juego y ya no recupero la forma ni la chispa que se intuyeron a su llegada a la Premier. Aquel optimismo inicial vivido en la Premier se ha repetido este mes en el Barcelona de la misma manera que ha vuelto a recaer cuando mayores eran las expectativas de una recuperación que evocara de alguna manera su debut el 25 de agosto de 2019 y los récords de precocidad vividos con la selección y el Barça.

A falta de regularidad, el jugador ha perdido explosividad y la chispa y su papel de figura azulgrana destinada a llenar la etapa postMessi ha sido ya ocupada por Lamine Yamal. Ansu Fati intenta encontrar un nuevo rol en su equipo y en la vida, siempre que las lesiones se lo permitan, atormentado como se siente desde que cayó contra el Betis y su recuperación se complicó sin que todavía se sepa muy bien si fue por una concatenación de operaciones, por una infección o por forzar su recuperación, necesitado de ídolos como estaba entonces el Barcelona.

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