Sin un relato único, el Barça discrepa en la derrota ante el PSG
El vestuario, que presume de unión, cuenta con diferentes análisis de la eliminación
Hay momentos que marcan la temperatura de un vestuario. Sobre todo, cuando los resultados se tuercen. Después de que el PSG goleara al Barcelona en Montjuïc (1-4), ayer por la mañana los jugadores del Barça se reencontraron en la Ciudad Deportiva. La primera decisión que tomó Sergi Roberto fue la de no alterar las rutinas. “¿Queréis cambiar el media-day del viernes?”, le consultaron al capitán. “Queda todo igual”, respondió. Una actitud a la que se sumó Ronald Araujo. En la diana tras ser expulsado en el duelo ante el cuadro parisino, el uruguayo optó por conservar su agenda, en la que tenía previsto comparecer hoy en la presentación del libro de Relatos Solidarios que apadrina. “Hay que dar la cara siempre”, advirtió. Ni siquiera se incomodó cuando le preguntaron por las declaraciones de Gündogan: “No me gustó, pero hablaré con él en privado”.
A diferencia de Xavi —”es una pena que el trabajo de una temporada se termine aquí por una decisión arbitral”, comentó el técnico—, el vestuario fue autocritico, sin rodeos a la hora de valorar la acción de Araujo frente a Barcola que terminó con la expulsión del azulgrana. “No quiero decir que ha sido un fallo, quería ir a por el balón. Si pita falta tiene que expulsarlo. Y se puede señalar la falta a Araujo”, analizó Ter Stegen. Gündogan, menos acostumbrado a la diplomacia, fue un paso más allá. “Si hubo falta es roja, eso seguro. Es duro decirlo, pero en estos momentos tan cruciales tienes que estar seguro de si vas a por el balón. Yo no sé si toca el balón o no. Prefiero darle a nuestro portero la oportunidad de salvarla o, incluso, hasta conceder un gol. Pero quedarte con uno menos tan pronto te mata en el partido”, terció el exjugador del City.
Finalizado el partido, Gündogan no pasó por el vestuario. Y, mientras aguardaba para pasar el control antidopaje, el alemán aprovechó para atender a las televisiones con derecho. Fue entonces cuando juzgó la acción de Araujo, como también la del gol de Vitinha. “Otro error”, señaló; “no había que dejar que disparara. Estaba libre. No es nada que no hayamos entrenado”. No es la primera vez que Gündogan habla sin reversas. Tras la derrota ante el Real Madrid en Montjuïc (1-2), el alemán aseguró que le hubiese gustado “ver más enfado y decepción”. Ayer, según explican fuentes del staff azulgrana, Gündogan y Araujo no hablaron. “Pero no hubo ningún tipo de mal rollo”, aseguran las mismas fuentes. Un estado de ánimo que confirman desde el entorno del uruguayo: “Gundo no termina de entender el contexto de España. En Mánchester podía decir lo mismo y no pasaba nada. Aquí todo es diferente”.
“Hablar de mal clima es no tener ni idea de cómo funciona este vestuario”, explica uno de los capitanes. “Nos critican por decir tópicos y nos critican por ser honestos. No se entiende. Es bastante hipócrita”, añade el mismo futbolista. Es justamente la unión de la plantilla uno de los argumentos de la dirección deportiva del Barcelona para explicar el cambio del equipo, sin rumbo en la derrota ante el Villarreal (3-5) cuando Xavi anunció su adiós, competitivo en la eliminatoria ante el PSG hasta que Araujo se marchó al vestuario en el minuto 29. “Ganamos y perdemos como equipo”, recordó Koundé. “Ahora más unidos que nunca, aquí ganamos”, añadió Sergi Roberto. Ambos mensajes los escribieron en redes sociales.
Araujo, por su parte, no se escondió: “El fútbol que tantas alegrías me dio, ahora me golpea duro. Agradezco a todos aquellos que están incondicionalmente a mi lado, a mis compañeros que dejaron todo en el campo y a la hinchada que creyó hasta el final”. Tampoco se esconderá hoy. “Lo que tenga que decir lo hará con altura”, concluyen desde su entorno. En el Barça no existe un relato único, no hay mejor ejemplo que los diferentes análisis de Xavi y sus jugadores, como también entre los de Gündogan y Araujo.
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