Xabi Alonso perfora la roca de Moyes
El Leverkusen del técnico vasco se impone en los últimos minutos al West Ham, el equipo más defensivo que queda en la Europa League
De pie en el punto de penalti, Jonas Hofmann empalmó un balón rechazado por la defensa del West Ham. Por delante, en la franja de 11 metros que se extendía hasta la línea de meta, se ubicaban los jugadores visitantes y los locales en una aglomeración que marcó un partido unidireccional. El tiro de Hofmann, el 26º de su equipo, esta vez a la salida de un córner, fue a la red. Así, en el minuto 86, se abrió el marcador en la ida de una eliminatoria que el West Ham vivió sin apenas salir su cascarón en toda la noche. Fue el 1-0. El 2-0, otro balón parado, cayó dos minutos más tarde, obra de Boniface. El Bayer Leverkusen de Xabi Alonso sumó su 42º partido sin perder, preparó el alirón de la Bundesliga, que podría producirse este fin de semana, y encarriló los cuartos de la Liga Europa.
Fue José Mourinho quien comenzó a hablar de equipos en bloque bajo para significar conjuntos metidos en su área. Fue así que el viejo autobús de Maguregui adquirió la dignidad de la ingeniería. Pasaron los años. Cuanto más avanzaban los inventos de Guardiola y Klopp, más se retrasaban, y más se solidificaban los bloques de sus rivales. La cosa ha adquirido tal grado de sofisticación que ahora en la Premier se desarrollan modelos defensivos tan duros y escarpados que definirlos de bloques sería tan injusto como llamar peñasco al Everest. Fue este último avance del conservadurismo petrificante lo que David Moyes exportó este jueves a Leverkusen: el carísimo 5-4-1 del West Ham con las bandas descubiertas, recogido como un módulo de granito a la medida del área de penalti, con la primera línea sobre la raya del área chica y los volantes sobre el punto de penalti. Sin complejos.
El West Ham se cerró sobre su capota de hormigón en el Bay Arena. El Leverkusen le hostigó, le rodeó, le acosó con la pelota. No hubo manera. La ironía de esta situación fue que el rico decidió encastillarse frente al pobre. La inversión en fichajes del equipo de Londres en los últimos dos años ronda los 350 millones de euros. El club alemán no ha alcanzado los 100 millones en ese periodo. La plantilla que defendió no tuvo nada que envidiar en calidad a los jugadores que los asediaron. El famoso Florian Wirtz no es superior a Paquetá. Grimaldo no es mejor que Emerson. Schick no tiene la agresividad ni la regularidad de Antonio. Las comparaciones son odiosas. Más odioso resulta ver cómo se invierte tanto dinero en talento para solidificar bloques y liberar los ataques a los modernos micropartidos, antes llamados contragolpes.
Hasta 33 veces remató el Leverkusen sobre la portería que defendía Fabianski. El portero polaco paró 11 de los 13 tiros que le enviaron entre los tres palos. Sus compañeros solo produjeron un remate en todo el partido: el tiro de Kudus después de una admirable cabalgata de Antonio contra los centrales del equipo alemán.
Liverpool, 0; Atalanta, 3
El triunfo del Leverkusen (2-0) premió al equipo más afanado en controlar la pelota frente a un West Ham que venía de adiestrarse contra los ataques más ágiles de Europa en la Premier. El que salga con vida de este cruce se encontrará con el vencedor del duelo italiano que este jueves comenzaron a dirimir Milan y Roma en San Siro, con un cabezazo de Mancini (0-1). La gran sorpresa de la jornada fue la paliza que sufrió el Liverpool de Klopp (0-3) ante el Atalanta. El Benfica se impuso al Marsella (2-1) en Da Luz, en la primera parte de una eliminatoria cuyo vencedor se enfrentará en semifinales al ganador del cruce Liverpool-Atalanta.
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