El Girona, superado por el Getafe, se pierde lejos de Montilivi
Al equipo de Bordalás le vale con un gol (1-0) para negar a un rival de Champions poco acertado y nada lúcido
El Girona se ha extraviado en campo ajeno, abatido en Getafe después de perder en Mallorca, San Mamés y el Bernabéu, el estadio en el que empezó a desentenderse del liderato de la Liga. Aunque le dio muchas vueltas al partido, nunca supo cómo enfrentar a un rival que se las sabe todas, más todavía cuando se pone por delante en el marcador, como pasó con el gol de Yellu Santiago. El 1-0 reflejó la concentración del Getafe y el desconcierto del Girona. Los blanquirrojos han perdido frescura, alegría y acierto, negado como está Dovbyk y falto también del tanto de rigor del revulsivo Stuani.
A falta de nueve jornadas, el carrusel de derrotas del Girona en cancha contraria —cuatro— se compensa con la fortaleza de Montilivi. El colchón de puntos ganado en una primorosa primera vuelta, cuando precisamente salió invicto como visitante, le permite navegar con comodidad en la zona Champions. La excelente clasificación ayudó a pasar página precisamente de un encuentro desesperante en el Coliseum. Acertó el Getafe en el diseño del choque y en el remate y claudicó sin remisión el Girona.
Las lesiones castigan últimamente al equipo de Míchel. Ausentes David López, Yangel Herrera y Tsygankov, un futbolista clave por cada línea, el último que cayó fue Miguel, un lateral profundo y cuya sustitución provocó múltiples cábalas después que a Míchel le costara descifrar la sorprendente alineación del Getafe. Bordalás agrupó a muchos jugadores en el medio campo, condicionado por una mala racha de resultados y también por la lesión del goleador Borja Mayoral, mientras que por el Girona comparecía finalmente un pasador como Pablo Torre.
Los muchos movimientos tácticos contrastaron con la quietud con la que comenzó el partido, falto de ritmo y de jugadas, solo agitado por Savinho. El brasileño se rebelaba con la intención del Getafe de que no pasara nada en la cancha del Coliseum. El fútbol trabado del equipo de Bordalás acostumbra a desquiciar al contrario y a jugadores como Savinho. No hubo más ocasiones en media hora que una apertura preciosa de Pablo Torre que no supo rematar Iván Martín y un tiro franco de Greenwood. Las faltas y las tarjetas se sucedían hasta que marcó Yellu Santiago.
El gol denunció la incomodidad del Girona, falto de tensión defensiva y de agresividad en ataque, desconcertado por el fútbol directo del Getafe. Nadie atendió a la conducción de Milla ni al pase de Ilaix para la llegada de Yellu Santiago. El volante quedó habilitado por Aleix García, que se quedó enganchado al tirar el fuera de juego, mal puesto en su área y bloqueado en la medular, al igual que Iván Martín. El Girona no encontraba el hilo de juego, su fútbol era discontinuo y en el momento en que ganó una posición de remate por la agresividad de Savinho no acertó Dovbyk.
No acabar bien las jugadas penaliza al equipo contrario en una cancha dura como la del Coliseum. Las interrupciones son constantes y resulta muy complicado alcanzar la portería de Soria. No enganchaban Portu ni Pablo Torre y el partido demandaba la intervención de Míchel. Los cambios apenas tuvieron incidencia porque el Girona no atinó a culminar las oportunidades generadas por el desatino de los delanteros y el acierto de Soria, igual de acertado que Gazzaniga.
Aunque la estadística le favoreció en la mayoría de parámetros del partido, el Girona salió derrotado del Coliseum por un Getafe más físico y puñetero, también mucho menos artístico, sabedor de que para afirmarse necesitaba negar al equipo de Míchel.
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