El Cádiz derrota a un Atlético bochornoso
Dos goles de Juanmi castigan otra mala actuación de los rojiblancos, que confirman la alarmante crisis de juego que atraviesan
El buen orden y su oficio para concretar la victoria cuando el Atlético le ofreció la vulnerabilidad defensiva que le asola fueron suficientes para que el Cádiz caricaturizara a un equipo roto que sumó su séptima derrota fuera de casa. El equipo de Pellegrino se aferró a la esperanza de la salvación a costa de un conjunto que ha entrado en coma futbolístico. Concedió el Atlético una vez más en su área y Juanmi le golpeó en dos ocasiones para que su equipo sumara su tercera victoria del campeonato. Desde el uno de septiembre no ganaban.
Lejos del Metropolitano los colchoneros han caído con rivales de todo tipo de pelaje. Da igual que visiten a los gallos del campeonato que al antepenúltimo de la tabla. La derrota se ha atornillado a un equipo desnortado, en el que ni su entrenador ni sus futbolistas son capaces de enderezarse. Han entrado en barrena todos. El Cholo no da con un once sólido y los alineados no dan señales de alcanzar un nivel apto para competir, ya no por el título, sino para mantener esa cuarta plaza que alivie un año más las arcas del club con la panacea de la Champions. En esta competición le aguarda el miércoles el Inter. Visto lo visto en Cádiz, remontar el 1-0 de Milán se antoja una quimera. Solo podrá apelar el Atlético al ambiente infernal, porque al juego, de primeras, no pueden.
Los síntomas emitidos por el Atlético en los últimos partidos se agudizaron ante este Cádiz bravo y compacto que ha fabricado Pellegrino contrarreloj. Un equipo plano y vulnerable, incapaz de ligar algo de juego. Fue un páramo futbolístico el Atlético en todo el primer tiempo. Al equipo de Pellegrino le sobró con mostrarse cartesiano en la defensa de los espacios para anular a un rival sumido en preocupante bache de juego individual y colectivo. Fue un equipo tomado línea por línea por la nada durante los que quizá fueron los peores 45 minutos de la temporada. No fueron capaces los futbolistas de Simeone de crear media jugada con algo de intención. A duras apenas se asomaba al área de Ledesma y allí Víctor Chus y Ousou le marcaban la raya a Morata y Memphis. La pareja fracasó. Echa mucho de menos el Atlético a Griezmann, aunque este tampoco estuviera en su mejor versión antes de lesionarse.
Se jugó siempre a lo que el Cádiz quiso, a que en su campo se jugara a que no pasara nada y afilarse en cuanto el Atlético ofreciera una señal de debilidad. Alcaraz impuso el ritmo que quiso frente a la inoperancia de De Paul, Koke y Saúl. Ante la alarmante falta de creatividad que asolaba a los rojiblancos, al Cádiz le dio igual ceder la pelota, convertida en un bicho raro con el que no sabían cómo hacer algo potable y afilado la terna de centrocampistas colchoneros, más allá de pases funcionariales y multitud de malas entregas cada vez que intentaban arriesgar algo. El Atlético quedó reducido en ataque a las escaramuzas cada vez más anárquicas de Lino.
La facilidad con la que Robert Navarro transitó de derecha a izquierda con una conducción y un par de paredes evidenció la facilidad con la que puede rajarse el sistema defensivo del Atlético. La afilada incursión de Robert Navarro acabó en el lateral del área. Desde allí, sin oposición Rubén Sobrino puso su zurda al servicio de Juanmi para que este, también sin una sombra cercana, conectara un testarazo a la escuadra de Oblak. Otra vez el sistema defensivo del Atlético puesto en solfa.
No reaccionaron los rojiblancos al golpe. Todo lo contrario, terminaron su nefasto primer tiempo con la misma planicie futbolística, controlados por un Cádiz bien plantado, que enfiló la caseta sin un rasguño. Ledesma no fue exigido.
La pobreza exhibida auguraba cambios de Simeone. Tres de golpe. Fuera De Paul, Saúl y Memphis para que entraran Nahuel Molina, Riquelme y Correa. Tampoco hubo gran mejora, más allá de jugar más en campo contrario. Ledesma siguió sin apenas tener que ajustarse los guantes, solo un punterazo centrado de Correa. No se despeinaba el Cádiz, bien parado y ojo avizor para aprovechar otra pifia defensiva del Atlético. Y esta llegó. Gabriel Paulista no acertó a despejar un globo que el Cádiz puso en órbita desde su propio campo. La pelota le cayó muerta a Juanmi que superó a Oblak con un golpeo mordido.
El destrozo ya fue mayúsculo para el Atlético. Solo un cabezazo de Llorente hizo que Ledesma tuviera que emplearse a fondo. Pellegrino fue metiendo hombres de refresco para mantener el resultado mientras Simeone y sus futbolistas seguían confirmando que no juegan a nada.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.