Cádiz y Athletic empatan en un partido que no pasará a la historia
El equipo de Pellegrino dominó la primera parte frente a un rival con muchos cambios, pero en la segunda cambió la tendencia
El resumen de lo que pasó entre el Cádiz y el Athletic lo clavó Ernesto Valverde en cuanto se puso delante del micrófono de la televisión: “Es un partido que no va a pasar a la historia del fútbol”. Desde luego. Posiblemente se perderá en los libros de estadísticas y poco más. Lo recordarán con fotos quienes viajaron de Bilbao a la tacita de plata para pasar un buen fin de semana de invierno en un clima suave. Alguna del paseo marítimo, otra de la plaza de las Flores, o delante del Teatro Falla con la bufanda rojiblanca. “¡Anda!”, dirán cuando las vuelvan a verlas años después: “Estas son de cuando fuimos a aquel partido, creo que empataron”. Del juego, ni un recuerdo. Merece perderse en el olvido.
Acabó el mal partido del Nuevo Mirandilla como empezó, pero pudo cambiar la cosa en el último minuto. Anda el fútbol revolucionado por el uso del VAR, y por lo visto, Del Cerro Grande, que manejaba la maquinita diabólica en Las Rozas, prefirió pasar de puntillas y no avisar al árbitro, que miraba las piernas y no los brazos, de un codazo flagrante de Fali a Nico Williams, además sin venir a cuento porque el futbolista del Athletic había perdido el balón. Tal vez la consideraron, en una de esas nuevas reglas que se ponen por encima de las viejas, una jugada residual. Pero como no es un derbi madrileño, o juega el Barça, la acción se olvidará tan pronto como el partido, casi de inmediato.
Después de la batalla del miércoles en San Mamés, Valverde optó por dar una tregua a algunos de los futbolistas que más se desgastaron en la pelea. Paredes le dejó su puesto a Yeray; Yuri a De Marcos, Nico Williams a Ares, Guruzeta a Villalibre y Prados a Herrera. El equipo se le desdibujó al técnico del Athletic y eso propició que el Cádiz, con la motivación que produce un cambio de entrenador, se le subiera a la chepa durante toda la primera parte.
Jugaba lento y previsible el equipo rojiblanco y trataba de hacer las cosas sencillas el grupo amarillo, buscando con preferencia a Chris Ramos, que se movió mucho por todo el frente del área y les llevó a los defensas del Athletic por la calle de la amargura. Intentaban controlar los bilbaínos el juego, pero todas las disputas se las llevaba el Cádiz, con un punto más de intensidad.
Al equipo que acaba de coger Mauricio Pellegrino, sin embargo, le cuesta mucho traducir en goles sus ocasiones. No tuvo muchas, pero cuando las disfrutó, se encontró enfrente con Unai Simón, que desvió a córner un duro lanzamiento de falta de Alcaraz y un disparo de Rubén Sobrino, después de un saque largo de Ledesma. Quería más que el Athletic el Cádiz, pero no le daba para mucho, y tampoco tuvo fortuna cuando tocaba, así que la primera mitad terminó como empezó.
Valverde no quiso tocar nada tras el descanso, o eso parecía, porque apenas habían pasado seis minutos cuando realizó un triple cambio y le dio al equipo un aspecto más reconocible. Puso en el campo a Sancet, Yuri y Jauregizar. Su equipo dio un paso adelante, comenzó a monopolizar la pelota y a meter al Cádiz en su campo, pero los andaluces se defendieron bien, sin más concesiones que un par de salidas por alto, un poco a lo loco, de Ledesma. Siguió el toma y daca, entró Nico Williams para sembrar el pánico en la defensa local, pero entre las vigilancias y la atención que puso la zaga, un par de faltas a tiempo y el codazo de Fali que se perdió en el limbo, las cosas acabaron como empezaron. Para el Cádiz no está tan mal frente a un rival teóricamente potente; para el Athletic, pues bueno.
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