Vinicius: “Todos quieren pelea conmigo para salir en la prensa y yo no soy un santo”
El brasileño, el quinto en la historia de los clásicos que marca un triplete antes del descanso, admite que a veces habla demasiado pero denuncia que los rivales también le buscan
El Madrid empezó a atrapar la final una hora y 21 minutos antes del pitido inicial, durante el clásico ritual de visualización de Jude Bellingham. Cada día de partido, el joven aparece siempre en el césped en cuanto llega al estadio y se da una vuelta, solo y ensimismado, para visualizar el encuentro, según ha comentado más de una vez. La Supercopa no fue la excepción. A las 20.39 hora saudí (dos menos en España), el inglés surgió del túnel de vestuarios y se situó exactamente en el mismo punto del centro del campo desde donde luego dio la asistencia del primer gol de Vinicius. Todavía vestido de traje y con las manos en los bolsillos, Bellingham se quedó parado en ese punto de la medular y permaneció cuatro minutos mirando el verde y el videomarcador. No había ningún jugador más del Madrid a su alrededor. Por las pantallas pasaban las imágenes de la final del año pasado, que cuatro días antes, ante el Atlético, ya las había visto con detenimiento durante el ritual.
Cumplido el protocolo, se marchó con paso parsimonioso por donde había venido. A las 22.07 hora saudí, exactamente desde su lugar de visualización, mandó un pase exquisito a Vinicius, entre Christensen y De Jong, y sin que Koundé pudiera cortarlo. Un envío que inauguró el triplete del brasileño, tantas veces capado en los clásicos por Araujo y esta vez liberado gracias al espacio que le concedió la defensa azulgrana, muy adelantada, y la noche negra del uruguayo, expulsado. El extremo celebró el primer tanto con el siu de Cristiano Ronaldo, presente en uno de los palcos. “El Barcelona da muchos espacios a la espalda, vimos vídeos y el míster nos avisó de eso”, explicó Vinicius.
Tras la sutileza de Bellingham y el envío de Rodrygo para el 2-0, Vini se convirtió en el primer jugador que anota dos dianas en los primeros 10 minutos de un clásico desde el exazulgrana Gary Lineker en 1987. Y luego llegó el penalti, cortesía también de un Araujo dislocado. El brasileño había sido el primero de los blancos en fallar una pena máxima este curso, en el clásico veraniego. Los errores llegaron a ser hasta cuatro seguidos desde los 11 metros. En esta ocasión, se la cruzó a Iñaki Peña tras las instrucciones de Bellingham. Un tercer emboque que lo convirtió en el quinto jugador que anota un triplete en un clásico: Samitier (1926), Barinaga (1943), Narro (1951), Zamorano (1995) y él este domingo. “Ha necesitado dos o tres partidos para volver a su nivel”, valoró Ancelotti.
No obstante, en medio de su fiesta particular, también hubo hueco para su clásica refriega con los rivales cuando Araujo fue expulsado por una falta a él. “Estoy triste porque todos quieren pelear conmigo, saben que van a salir en la prensa. Intento al máximo estar muy tranquilo y centrado, pero a veces no soy solo yo. Claro que no soy un santo. A veces, hablo demasiado y hago regates que no debería hacer, pero estoy aquí para mejorar y dar ejemplo a los niños. El míster y los compañeros me están enseñando”, comentó durante su comparecencia como MVP del duelo.
El jueves, Lunin; el domingo, Kepa
Del resto se ocupó Andriy Lunin, titular esta vez y autor de cuatro intervenciones de peso. Tapó bien a Ferrán, todavía con empate, sacó una mano a un disparo de Lewandowski, despejó firme con el pie un intento de Ferrán Torres, y ya con todo hecho amargó a João Félix. El turnismo en la portería del Madrid no se detiene. Dos partidos en Riad, dos porteros. Al dubitativo Kepa le siguió el pujante Lunin. “Antes del Atlético, ya sabía que hoy [por este domingo] jugaría Lunin. Y el jueves, estará Lunin. En Liga volverá Kepa”, anunció Ancelotti, que superó a Zidane en número de partidos dirigidos en el club (264) y le igualó en número de títulos blancos (11). Por delante en ambos apartados ya solo queda Miguel Muñoz. “El resultado es demasiado abultado para como ha jugado el Barcelona. No esperaba los dos primeros goles de Vini. Les hemos cogido al espacio. Luego nos faltó manejar algo más con el 2-0″, analizó el técnico italiano.
La desierta Riad, una ciudad con muchos coches y casi ningún peatón, había amanecido sin apenas rastro del clásico. Apenas una decena de turistas se paseaban por el palacio fortaleza de Masmak, lo más parecido a un lugar turístico en la capital saudí. El último paseo de la noche se lo dio Kroos, de nuevo abucheado por sus críticas a la salida de jugadores a la Liga saudí, y que cuando fue relevado se fue parsimonioso, degustando los pitidos.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.