Jude Bellingham, el mediapunta ‘viejoven’
El inglés, acercado al área por Ancelotti para aportar gol, somete su elogiada madurez con 20 años a la mayor prueba de estrés tras convertirse en el segundo fichaje más caro del Real Madrid
La primera vez que Jude Bellingham se presentó en sociedad en Valdebebas, una cosa quedó clara: su rendimiento en el campo estaba por ver, pero su capacidad para explicarse con soltura era más que notable pese a que aún no había cumplido los 20. Donde a la mayoría de sus colegas se les encoge el cuerpo, él se exhibió relajado. Una media hora que llamó la atención. Quizás, todo se resuma en una frase de su entrenador la temporada pasada en el Dortmund, Edin Terzic: “Es el jugador de 19 años más viejo del mundo”.
De su madurez y afán perfeccionista ya había testimonios en sus tres cursos en la Cuenca del Ruhr alemana. “Jude es el futbolista de 18 años más maduro que he visto”, había asegurado antes su excompañero Mats Hummels. Una tarjeta personal que sale después de tres temporadas al alza del jardín de la Bundesliga y entra en la selva del Madrid. Otro ecosistema, el lugar más peligroso para los sistemas nerviosos más sólidos del negocio.
De momento, y a falta del cierre del mercado a finales de agosto, Bellingham es el segundo fichaje más caro del club (103 millones más 30 en variables); el mayor hasta la fecha de LaLiga en un verano depresivo; y sobre él ha pivotado la pretemporada de un equipo que ha trabajado con otro sistema (4-4-2), con él en la punta del rombo del centro del campo, para acercarlo al área y aliviar la ausencia —a día de hoy— de un delantero centro con cartel de titular. Después de los primeros ensayos, Carlo Ancelotti lo definió de forma tajante como un mediapunta más que como un interior. “Su principal calidad es la llegada al área y el movimiento sin balón. Daña más al rival si arranca desde una posición más adelantada”, explicó ayer el italiano. “Es un rol diferente para mí”, confesó el inglés en pretemporada. La necesidad de encajarlo lo antes posible ha sido una constante en el discurso del italiano.
El técnico Paco Herrera (Barcelona, 69 años) se encontró en 2019 a Bellingham con 16 años en el Birmingham, adonde había ido como ayudante de Pep Clotet, y sus primeras impresiones apuntaron en la misma dirección que luego descubrieron en Alemania: “Desparpajo y madurez”, indica al otro lado del teléfono. “A mí me gusta acercarme a los jóvenes y ayudarlos. Recuerdo a Iago Aspas [dirigió al Celta entre 2010 y 2013]. Había que estar pendiente de él y cambiarle cosas, la mentalidad, porque era un chico de la calle que metía la pata cada dos minutos. Pero tú ibas donde Bellingham y lo veías maduro. En el campo no era el típico joven preocupado por no complicarse y pasársela a un compañero. Y fuera, en las concentraciones, sabía que los protagonistas eran los veteranos y él se mantenía un poco al margen. Así que yo me acercaba para que no cometiera tonterías, pero con él solo necesitabas hablar de fútbol”, desarrolla Herrera, que tuvo que dejar el Birmingham en Navidades por un asunto familiar.
“Yo le gritaba antes de los partidos: ‘Jude: tell me [dime]”, recuerda el preparador catalán. “Y él me respondía: ‘No one is better than me’ [Nadie es mejor que yo]. Yo siempre le decía eso para que entendiera que, con su edad, podía estar al nivel del resto. En realidad, él ya era consciente”, cuenta Herrera, que señala a la familia como una de las claves. Su padre (Mark), hombre clave en los asuntos de representación de su hijo, jugó hasta los 40 en categorías no profesionales de Inglaterra y se apuntó más de 700 goles mientras ejercía de policía.
“Nadie es mejor que yo”, le gritaba a Paco Herrera antes de cada partido en el Birmingham
En 2019, por allí también andaba Agus Medina (Barberà del Vallès, Barcelona; 28 años), hoy en el Albacete procedente de la Ponferradina. “Siempre entraba contundente, daba fuerte. Con 16 años, eso sorprendía. Tenía un gran tren inferior y no perdía un balón. Tumbaba a la mayoría”, comenta este centrocampista sobre Bellingham, al que veía como un chico “tímido y callado”, una apreciación compartida por otras personas y periodistas que coincidieron con él en ese momento.
Fuera del terreno de juego, de aquella época en el Birmingham se sabe que se matriculó en un módulo de Sociología (“la educación desarrolla mi concentración [en los partidos]”, llegó a afirmar) y que asistió, al menos, a un taller sobre salud sexual y mental de la League Football Education (LFE), una asociación dirigida a futbolistas de entre 16 y 18 años, padres y personal de los equipos, y donde también se tratan temas como educación financiera, identidades LGTBI, racismo y redes, entre otros.
Su visión del suicidio con 16 años
La revista corporativa charló con él en ese 2019, con 16 años, y habló hasta del suicidio: “Las sesiones nos dan conocimiento del mundo real. Ves la cantidad de hombres que han elegido el camino del suicidio y estamos en un ambiente de mucha presión, por lo que ser educado sobre esto a una edad temprana es genial. Aumenta la conciencia, no solo para nosotros, sino también cuando cuidamos a los que nos rodean. Nunca se sabe lo que la gente realmente siente; es bueno recibir esa información sobre cómo detectar signos”, se expresó entonces Jude Bellingham, que intercambiaba mensajes con el rapero local Jaykae para hablar sobre cómo soportar la presión.
Después del primer mes de convivencia, en el Madrid lo han visto “muy profesional, un chico que escucha, aporta y hace por integrarse”, según relatan fuentes con acceso al vestuario. Él explicó en la presentación que “lo más fácil hubiera sido irse a la Premier”, pero decidió salirse de “la zona de confort”. Titular en todos los ensayos de la pretemporada, obligado Ancelotti a un ensamblaje lo más rápido posible dentro de un nuevo esquema para todos, su elogiada madurez entra desde este sábado en San Mamés en el remolino del Madrid, un terreno desconocido para él que presenta tantas posibilidades de gloria como trampas. La gran prueba para el viejoven Bellingham.
El Madrid peina el mercado de porteros
El Madrid rastrea el mercado de porteros tras la grave lesión de Thibaut Courtois (rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda) que le tendrá de baja durante un periodo que, en este tipo de percances, no suele bajar de los seis meses. Desde que se conoció la desgracia del meta belga, el club empezó a analizar a posibles aspirantes, situaciones de cada uno y sus perfiles técnicos. El mercado cierra a finales de agosto. De momento, Carlo Ancelotti, que este viernes en sala de prensa no negó la opción de fichar un guardameta, se esmeró en mostrar su confianza en Andriy Lunin, que apenas suma 17 encuentros en tres temporadas con el Madrid (19 goles encajados). “Mi confianza es total”, repitió varias veces el italiano. “Es un talento. Lo único que le falta es la experiencia, como todos cuando empiezan un trabajo”, añadió. Para Bilbao también están convocados los canteranos Lucas Cañizares (21 años) y Fran González (18).
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