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Balón de Oro: Del fútbol de salón de Aitana al fútbol de potrero de Messi

El éxito de Bonmatí y de Messi es también el del Barcelona y el de una apuesta por el femenino que el club azulgrana lideró en la España campeona del mundo

Aitana Bonmatí y Lionel Messi, ganadores del Balón de Oro 2023.Vídeo: Reuters
Nadia Tronchoni

De Lusail a Sídney. El Mundial de fútbol de Qatar, el pasado invierno, y el de Australia y Nueva Zelanda, este verano, han encumbrado a dos futbolistas totales, capaces de ejercer de motor de sus respectivos equipos. Y con más cosas en común de las que parecen. Dos futbolistas formados en La Masia, la escuela del FC Barcelona, donde se beben las esencias cruyffistas y se aprende el fútbol de salón que baila Aitana Bonmatí con el balón en los pies, ya vista de azulgrana o con La Roja. La Masia es esa cantera que apostó por el talento cuando muchos priorizaban el físico; allí donde cuidaron con esmero al menudo Lio hasta que se convirtió en Leo Messi, dueño y señor de la cancha finalmente también con la Albiceleste.

Esa remera con la que, ya a los 35, el jugador de dibujos animados que enamoró al Camp Nou logró que todos sus poros expiraran ese fútbol de potrero asimilado en la infancia y que él fue moldeando hasta adaptarlo al estilo Barça. Ese fútbol canchero que en la última Copa del Mundo le sirvió para ejercer de comandante general y líder indiscutible de una nueva generación de jugadores que nunca soñó compartir vestuario con su ídolo.

Mientras Bonmatí, campeona del mundo y MVP del Mundial, ganadora de la Champions con el Barça, alzaba anoche su primer Balón de Oro, herencia del equipo que ha liderado con carisma su compañera Alexia Putellas, ganadora de las dos ediciones anteriores y primera española en ser premiada con la ansiada pelota; Messi, también campeón del mundo y MVP en Qatar, sumaba su octavo Balón a una colección sin igual. Tiene este último un valor especial por haberlo logrado como consecuencia de los éxitos cosechados con su selección, que vive de Messi y por Messi, y no con su club. Los siete balones anteriores los ganó el 10 gracias a las Ligas y las Champions en las que brilló rodeado de jugones en el mismo Barcelona que ve cómo apostar por las mujeres no es invertir a fondo perdido. No en vano, ayer el Barça femenino ganó el premio al mejor equipo del año.

Con el triunfo de Bonmatí en París son tres los balones de oro ganados por jugadoras españolas (y del Barça) en los últimos tres años. Y no es casualidad. Hubo un día en que el club azulgrana quiso ponerse al nivel del Olympique de Lyon y entendió que para ello debía invertir y asumir pérdidas, destinar personal también para llevarles la prensa o las redes sociales, vender el producto, abrir el Camp Nou. Y llegó un día en que el estadio se llenó; y metió a 91.553 personas en una eliminatoria de la Champions femenina. Porque supo generar la necesidad de seguir los éxitos de un equipo que tenía en sus filas a la mejor jugadora del mundo. Se llamaba Alexia. Y a su lado, algo más menuda, con la misma gracia para mimar la pelota, jugaba Aitana. Hoy la mejor del mundo. “Tengo a las mejores jugadoras al lado, que me hacen mejor cada día. Llevamos tres años llegando a la final de la Champions, eso es muy complicado. España tiene un talento único”, dijo la ganadora al subirse al escenario.

Ballon d’Or
Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, y Aitana Bonmatí posan antes de la gala. FRANCK FIFE (AFP)

El éxito de las futbolistas españolas gracias al empuje inicial del club azulgrana, que invirtió más que nadie en España y se creyó su apuesta como pocos, convive con un periodo de reivindicaciones en el femenino. El triunfo de la selección en Sídney, cómo conquistó a la audiencia y consiguió proyectar su victoria pese a todos los pesares, sirvió a las jugadoras para usar el altavoz que les daba su juego y su recién adquirida fama. Sus exigencias se han traducido en mejoras: han renovado el convenio colectivo de la Liga F y logrado subir el salario mínimo —de 16.000 a 21.000 euros al año (escalará hasta los 23.500 en dos cursos); el salario mínimo de los futbolistas en España se cifra en 182.000 euros—; han conseguido un buen lavado de cara en la federación española, negocian un cambio en las estructuras y mejoras sustanciales que protejan a las futbolistas y defiendan la maternidad, entre otras medidas para profesionalizar el fútbol jugado por mujeres.

Han conseguido mucho. Pero no se detendrán ahí. Los logros de futbolistas como Aitana, símbolo de una generación que se formó ya en escuelas, que se entrenó en equipos de chicas (y no mixtos, donde la rareza era llevar coleta) y que fue subiendo peldaños con la naturalidad con la que sus predecesoras ni siquiera imaginaron, demuestran que las oportunidades bien aprovechadas se traducen en resultados. Pedir y responder en el campo. A esa victoria asistimos, por tercer año consecutivo. Asistimos a la confirmación, también, de que el fútbol de potrero alcanza cotas impensables cuando la inversión de clubes, instituciones y federaciones deportivas lo convierten en un fútbol de salón, previo paso por la escuela de baile, que forma alumnos aventajados. Como Aitana. Como Leo.

Se impone, pues, un cambio de paradigma ante el convencimiento de que ellas podrán generar tanto como ellos (o casi) cuando compitan en igualdad de condiciones.

Todos los premios de la gala del Balón de Oro

Kopa (mejor joven). Jude Bellingham.

Sócrates (labor social). Vinicius Jr.

Equipo femenino. FC Barcelona

Yashin (portero). Emiliano Martínez.

Gerd Müller (delantero). Erling Haaland

Equipo masculino. Manchester City

Balón de Oro femenino. Aitana Bonmatí

Balón de Oro masculino. Lionel Messi

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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