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Cuenta atrás de las futbolistas de la selección femenina

No hay consenso entre las jugadoras, que prolongan la decisión de si volver o no a jugar con España a pocas horas de la convocatoria para la Nations League

Jordi Quixano
Montse Tomé
Montse Tomé junto con Alexia Putellas en un entrenamiento durante el Mundial 2023.Eloy Alonso (EFE)

Las jugadoras de la selección española, las campeonas del mundo y unas cuantas más, no han parado de reunirse y de charlar, de debatir si regresan al equipo después de negarse a vestir de nuevo la camiseta tras el beso no consentido del expresidente Luis Rubiales a Jennifer Hermoso. Casi siempre por iniciativa de las capitanas (Ivana Andrés, Irene Guerrero y Esther González). El último encuentro a través de los móviles se dio este jueves por la tarde —fueron dos reuniones—, pero todavía no han dado una respuesta a la federación sobre si volverán a vestir la camiseta de España. Todo un dilema porque la Nations League está a la vuelta de la esquina —el 22 de septiembre en Gotemburgo (Suecia) y el 26 en Córdoba ante Suiza— y no se sabe con quién pueden contar. Quebradero de cabeza para la nueva seleccionadora Montse Tomé que, según informan desde la federación, este viernes a las 16:00 dará la lista de convocadas bajo su criterio puramente deportivo, haya o no acuerdo con las futbolistas a lo largo de la mañana.

Desde la federación había dudas sobre la resolución de las futbolistas, toda vez que las había, y muchas, que no se conformaban con el despido del seleccionador Jorge Vilda, al que consideraban controlador y con poco nivel como técnico, ni con la dimisión de Rubiales, forzado por los estamentos nacionales e internacionales, pues la FIFA le inhabilitó durante 90 días. Quieren, entre otras cosas, que se escoja a un nuevo director deportivo (vacante el puesto porque no está ya Vilda, que doblaba las funciones) con nombre y criterio, también que se refuerce la estructura del área. Además, desean que no siga el secretario general, Andreu Camps, como tampoco quieren que siga nadie del gabinete presidencial ni el jefe de comunicación, Pablo García Cuervo, al que acusan de mala praxis con el discurso que articuló Jenni Hermoso junto a Rubiales, desmentido por ella y rebatido por la federación porque explican que sí existió pero que con el paso de las horas se arrepintió.

“Se pide que se marche no solo gente que visiblemente no tuvo un comportamiento ideal o que ya había tenido confrontación con las jugadoras, sino también gente que ha sido muy de la cuerda del expresidente, gente que filtró cosas que no eran reales, o que amenazaron y presionaron a Jenni. Esto tiene que servir para un cambio estructural y no solo de figuras”, resuelve una voz autorizada muy próxima a las jugadoras. Sucede, sin embargo, que la RFEF está bajo una comisión gestora con Pedro Rocha como presidente interino hasta que no se resuelva quién es el nuevo mandamás, por lo que no se pueden tomar demasiadas decisiones por el momento, más allá de expresarles a las jugadoras la voluntad de seguir por el camino marcado en los últimos cursos que llevaron al equipo a coronarse en la Copa del Mundo.

Había también nervios en la Ciudad Deportiva de Las Rozas por la respuesta colectiva de las futbolistas -hablaron las capitanas con la directora del fútbol femenino Ana Álvarez, también con el vicepresidente Rafa del Amo y con Elvira Andrés, nueva directora del gabinete de presidencia-, toda vez que el escenario que podría darse era dantesco. Dice el Artículo 26 de la UEFA Nations League que si una federación se niega a jugar, el Órgano de Control, Ética y Disciplina declarará perdido el partido para la federación en cuestión. Además, podría imponer cualquier medida disciplinaria adicional que considere apropiada a la federación en cuestión, incluida la descalificación de la competición, al tiempo que perdería todos los derechos a recibir pagos de la UEFA. Eso y que, de solo sancionarle con los puntos, podría también perjudicarle en la lucha por llegar a los Juegos Olímpicos -se llega vía la Nations League-, competición en la que nunca ha participado la selección.

“Lo correcto es que teníamos que hacer convocatoria sí o sí. Vengan o no”, explicaban desde la federación; “pero está claro que si no venían sería un problema para todos. Para nosotros y para ellas porque podría darse que no nos clasificáramos para los Juegos Olímpicos sin intentarlo”. Pero España jugará y las jugadoras estarán. Y puede que no solo las campeonas mundiales porque la federación, para evidenciar que corren nuevos aires, ha abierto sus puertas de par en par sin condiciones. Más que nada porque tras la pasada Eurocopa, 15 jugadoras decidieron enviar un mail para declararse no convocables porque entendían que faltaba profesionalismo en la federación y nivel en el cuerpo técnico. Muchas de ellas se retractaron antes del Mundial y tuvieron que enviar otro correo electrónico por imposición de Rubiales, pues pedía el mismo procedimiento para validar su regreso. Hubo varias -caso de las azulgrana Claudia Pina, Sandra Paños y Patri Guijarro, además de Lola Gallardo, Ainhoa Moraza, Amaiur Sarriegi y Nerea Eizagirre- que no dieron su brazo a torcer, que pensaban que no había cambiado la situación lo suficiente.

Ahora, ya no tienen que pasar por lo mismo, pues Tomé y la federación comprenden que eso es pasado y que hay que mirar al futuro. Aunque parece que las siete siguen en sus trece, lejos de querer volver hasta que los cambios no sean radicales. Mientras tanto, llega la Nations League, donde España defenderá su condición de favorita ahora que es la campeona del mundo. El lunes comienza la concentración del equipo en Las Rozas.

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