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Una película con poca gracia

Es doloroso reconocer que sigue existiendo esta clase de personas que te humillan y que te hacen sentir que tu trabajo no vale nada

Luis Rubiales abraza a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial femenino.
Luis Rubiales abraza a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial femenino.RFEF (RFEF/EFE)

Cuando yo volaba para la Armada Española y les contaba a algunas de mis compañeras del equipo de fútbol de la USA NAVY todos los comportamientos y comentarios que tenía que escuchar, no daban crédito: Oh my God! It’s intolerable! In the USA Navy they would be gone forever! O sea, que en la armada de EE UU les habrían enviado para casa rapidito. Recuerdo perfectamente sus caras de asombro. Y ahora, siete años después de darme de baja de la Armada (porque encima nos vamos nosotras; ellos se quedan y, además, como premio, ascienden), no sabía cómo explicarles lo de Rubiales. Bueno, sí que lo sabía, pero me daba pereza (otra vez lo mismo) y mucha vergüenza (¿qué van a pensar?). Su respuesta cambió: I’m sorry, Pat, the important thing is that you guys are World Champions. I can’t believe it! (Lo siento, Pat. Lo importante es que sois campeonas del mundo).

Sí, pero no… Es doloroso reconocer que sigue existiendo esta clase de personas que te humillan y que te hacen sentir que tu trabajo no vale nada. Además, nosotras por miedo a perder nuestro puesto de trabajo, a ir a un Mundial, a enfrentarnos a nuestro entorno, a si nos van a creer... Total, ¿para qué va a servir?, no decimos nada. Y ellos campan a sus anchas y todo sigue igual. Yo siempre me pregunto: estos hombres a quienes ha querido con locura su madre, que han sido amados por sus mujeres, que tienen hermanas y que adoran a sus hijas, ¿cómo pueden tratar así a las mujeres?, ¿les gustaría que alguien tratara así a sus hijas? Lo dudo.

Nos estamos equivocando o algo estamos haciendo fatal como sociedad porque el fútbol refleja exactamente todo lo que somos: racistas, homófobos, machistas y alguna cosa más. El comportamiento de Rubiales en el Mundial y su discurso ya en Madrid es como si lo hubiera escrito el guionista de Fernando Esteso y Andrés Pajares. Pero esto no es una película de los años sesenta, existen leyes y protocolos que protegen a las mujeres de este tipo de personas y, por supuesto, esa forma de comportarse no es algo normal que las mujeres tengamos que aguantar. En 2023, ¿tan poco hemos avanzado?, ¿dónde está la educación?, ¿la igualdad?, ¿el respeto?, ¿el reconocer que te has equivocado y mucho? Y, por si fuera poco, ellos y ellas (ahora sabemos por qué), aplaudiéndole. Y eso duele, y mucho.

Me viene un flashback de cuando en un comedor militar a rebosar de oficiales de la Armada, un coronel se jactaba en voz alta de todo lo que les hacía a las mujeres mientras sus subordinados se reían con todas sus fuerzas y todavía más cuando terminó: “Es que claro, las mujeres solo sirven para bailar y para follar”.

De verdad espero que esta vez sí, se planten todas juntas, sin fisuras, que no den marcha atrás, que hablen como lo están haciendo. Me siento muy orgullosa como mujer de Patri Guijarro, Mapi León, Claudia Pina, Lola Gallardo, Amaiur Sarriegui, Nerea Eizaguirre, Andrea Pereira y Lucía García, que demostraron que sus principios y valores están por encima de, incluso, ir a un Mundial. Y ahora también de Jenni Hermoso.

Este momento es una gran oportunidad para deshacerse de lo que no debe existir, de lo que nos avergüenza, de lo que no nos deja crecer. Hay muchas cosas que cambiar en el mundo del fútbol, en las instituciones, en las federaciones territoriales, en la sociedad y, sobre todo, en la educación para que algún día esta historia nos parezca una película con poca gracia.

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