El éxito de la España más plural
En la Federación controlan a 125 jugadores nacidos entre 1996 y 2010 que pueden representar a dos o más selecciones: “107 de esos futbolistas han elegido a La Roja”, explica el coordinador de la cantera
“Tanto en la vida como en el fútbol, Iñaki me ha abierto muchos caminos. No solo a mí, también a gente de raza negra”. La afirmación lleva el sello de Nico Williams (Pamplona, 21 años), una de las sensaciones de la Eurocopa. Habla de su hermano: Iñaki (Bilbao, 30). “Mi historia ya la conocéis”, recordaba Iñaki, en el acto del año pasado en el que se le otorgó la insignia de embajadora del Athletic a su madre. Félix Williams y María Arthuer, originarios de Ghana, desafiaron el desierto del Sáhara hasta cruzar la valla de Melilla. Buscaban un futuro mejor; o simplemente un futuro. Era 1994 y María estaba embarazada. Meses más tarde, en Bilbao, nació Iñaki, que lleva ese nombre en homenaje a Iñaki Mardones, el cura que ayudó a la pareja a asentarse en el País Vasco. 21 años más tarde, Iñaki se convertía en el primer jugador negro en marcar con la camiseta del Athletic.
En 1995, según datos de la ONU, el número de inmigrantes en España era de cerca de un millón, un 2,51% de la población total. “Estoy aquí intentando representar de alguna manera a todos los migrantes. Parecía que un negro no podía jugar en el Athletic, que necesitabas ser el hijo del Olentzero para hacerlo. Pero ese prejuicio se ha ido borrando”, alzó la voz Iñaki. Su sueño saltó de Bilbao a Las Rozas. Fue en un partido de mayo de 2016. “Iñaki ha dejado un legado. Antes no se podían ver jugadores negros en el Athletic, y a día de hoy hay un montón de chavales que están en la cantera. Antes estábamos mi hermano y yo. Hoy puedes ver un latino, un marroquí o un guineano. Es una mezcla de culturas. Y creo que mi hermano lo ha hecho posible”, remata Nico.
Williams, junto a Lamine Yamal (Barcelona, 16 años), son los únicos hijos de inmigrantes que visten la camiseta de España en Alemania. Podrían haber sido tres si Alejandro Balde (Barcelona, 20), no se hubiese lesionado. En el Mundial de Qatar eran cuatro: Williams, Ansu Fati (Guinea, 21), Balde y Roberto Sánchez (Cartagena, 26). Comienza a emerger una selección multirracial, una Roja diferente a la que vivió Vicente Engonga a finales del siglo pasado. “Mi padre, en Cantabria, era conocido como el negro Vicente. Y yo creo que fui el primero que jugó con España”, recuerda Engonga (Barcelona, 58 años), 11 veces internacional con la Roja, parte del grupo que jugó la Eurocopa del 2000.
Donato, de raza negra, vistió la camiseta de España en 1996, al igual que Catanha en el Mundial de 2002 y Marcos Senna en la Eurocopa de 2008. Los tres, sin embargo, son naturales de Brasil. En la actual selección también hay jugadores nacidos en el extranjero: Le Normand y Laporte (Francia), y Joselu (Alemania). “Va en consonancia con los tiempos que corren. España en los años 60 y 70 no era un país de inmigrantes, como sí lo eran Francia o Alemania. Celebro la mezcla en el deporte que amo. Mejora mucho a los equipos”, añade el exjugador del Valladolid, Celta, Mallorca y Valencia.
Entre 1995 y 2010, los inmigrantes se sextuplicaron en España: de un millón pasaron a unos 6,2 millones, según los mismos datos de la ONU, que publica Expansión. En la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) siguieron con atención esta evolución. “Nosotros analizamos, depende de cada generación, a cerca de 200 jugadores por año”, explica Francis Hernández, coordinador de la cantera de la Roja; “hemos realizado un trabajo muy exhaustivo para tener una base de datos con nombres y apellidos. Desde la generación del 96 hasta la del 2010, nos encontramos con 125 jugadores que podían jugar con dos o más federaciones”. Entre esos 125 se encuentran Nico y Lamine. El del Athletic podría haber jugado con Ghana, como su hermano Iñaki, y el del Barcelona con Marruecos. “Lamine tiene una vinculación muy importante con nuestro país como también Nico. De estos 125 jugadores, 107 han elegido jugar con España. Nos eligen un 85%. Aquí se les ha cuidado. Se sienten importantes, que es fundamental para un futbolista”, explica Francis Hernández. Achraf Hakimi (Madrid, 26 años), en cambio, prefirió Marruecos. “En la etapa de juvenil estuve con España, pero no era mi sitio”, subrayó en una entrevista a Marca. Igual que Alejandro Garnacho (Madrid, 20), que eligió Argentina.
“Siempre he trabajado al máximo con el Athletic para estar [con la selección española], pero me ha tocado tomar otro camino”, recordaba Iñaki Williams en una entrevista con EL PAÍS, sobre su decisión de jugar con Ghana. Otto Addo, técnico de la selección africana, añadió: “Nico, en cambio, decidió ir con España. Puede que fuera una decisión acertada, pero no es fácil”. El mapa demográfico de España evoluciona, también la selección. “Estamos en un momento, respecto a hace 15 años, en el que las personas racializadas están tocando la puerta para tener más representatividad. Sin embargo, vemos que esa representatividad existe más en el deporte que en otros ámbitos”, explica Abdoulaye Fall, miembro del Grupo de Expertos en Migración de la Comisión Europea. El sociólogo Sebastian Rinken remata: “Es un síntoma más del cambio demográfico en Europa. Y, como el fútbol es el deporte con más acogida social y transcendencia mediática, este cambio puede tener efectos muy positivos”.
El mensaje de Nico Williams y Lamine Yamal es muy potente en la Eurocopa: no solo hablan de fútbol, hablan de una España plural.
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