Eriksen ‘juega’ con Dinamarca
Los daneses, en cuartos ante la República Checa, se han fortalecido anímicamente tras el paro cardíaco de su estrella
El día de después fue reparador. No en lo deportivo, pero sí en lo humano. Y bastó con una videollamada, con ver a Christian Eriksen al otro lado de la pantalla. “Hablamos todos con él y vimos su sonrisa. Y entonces, nos dice: ‘Creo que estáis peor que yo. Siento como si tuviera que salir a calentar”, reveló el seleccionador danés, Kasper Hjulmand, visiblemente emocionado. Unas horas antes, Eriksen había caído desplomado en el césped por un paro cardíaco en el duelo ante Finlandia, un susto que por poco no acaba con su vida y que está por ver si deja calzarse de nuevo las botas al centrocampista del Inter, de 29 años. “Le hemos dicho que jugamos para él porque debe seguir sabiendo lo mucho que significa para nosotros”, señaló su compañero Pierre-Emile Hojbjerg. “Christian quiere que sigamos jugando, lo vamos a hacer. Vamos a jugar por él”, se sumó el técnico. Y desde entonces, Dinamarca se ha mantenido de pie, de menos a más, capaz de golear a Gales (0-4) en octavo y ahora rival de la República Checa (18.00, Cuatro) en cuartos.
Falta el faro danés, la palanca que movía el fútbol ofensivo del equipo. “Hay situaciones en las que se necesita a tu jugador estrella y no vamos a poder apoyarnos en él en situaciones de presión. Sobre todo porque con un pase o un disparo, puede cambiar un partido. Extrañamos eso”, resolvió Hojbjerg. Algo que pretende subsanar el seleccionador con el cambio de sistema, pues del 4-2-3-1 con Eriksen de enganche ha pasado al 3-4-3 para dar más amplitud al campo y no focalizarse tanto en los pasillos interiores. Así, Maehle y Wass han tenido más protagonismo, suplentes de inicio y alas danesas después. Aunque no solo en el campo se le echa de menos. Así lo quieren sus compañeros, que han dejado libre la silla en la que Eriksen se sentaba a comer, en el lujoso hotel Marienlyst Strandhotel en Elsinor (Dinamarca). “Se nota mucho su ausencia. Yo me sentaba con él y alguno más en la mesa”, apuntó Hojbjerg. “Es una manera de decir que está con nosotros”, explicó el centrocampista Mikkel Damsgaard.
Vuelta al fútbol
Eriksen, que al salir del hospital pasó por la ciudad deportiva junto a su familia para dar ánimos al equipo, está recuperándose en su casa de Hunderup, barrio céntrico de Odense. “Solo necesita paz y tranquilidad”, pidió su pareja, Sabrina Kvist Jensen. También saber si podrá volver a jugar a fútbol. Sobre todo porque le han puesto un desfibrilador automático, que es un dispositivo a pila que se coloca en el pecho para controlar el ritmo cardíaco y detectar latidos irregulares. Uno como el que lleva, por ejemplo, el central holandés Daley Blind. Para Eriksen hay que saber si es algo temporal o permanente, cosa que le impediría jugar en Italia porque en los deportes de contacto se aplica el protocolo Cocis 2017, donde no hay una ley que regularice el uso del desfibrilador constante, al tiempo que se alerta de que un choque podría causar la rotura del mecanismo. En el Inter lo saben. “Le damos todo el tiempo y esperamos que pueda volver y hacer lo que hizo. Pero también debemos pensar en lo mejor del club”, resolvió Piero Ausilio, director deportivo del Inter, a la Gazzetta dello Sport tras fichar a Calhanoglu, su reemplazo.
Eso ya le coge más lejos a la selección danesa, que frente a la República Checa volverá a su ritual, pues Kjaer le nombra en el corrillo que hacen en el vestuario como inspiración para después poner las notas de Opus de Eric Prydz. Sobre el césped también se volverá a desplegar una camiseta enorme con su dorsal y nombre, estampada para rendirle homenaje. “Cuando Christian colapsó es cuando cambió todo”, admitió Hjulmand; “es lo que nos dio alas”. Y, más allá del valor del triunfo en sí, sus compañeros quieren llegar a la semifinal de Wembley, estadio donde jugaba Eriksen hace un par de años, antes de que el nuevo estadio del Tottenham estuviera a punto. “Gracias a todos, no me rindo”, subrayó el 10 en sus primeras palabras desde el hospital. Dinamarca juega por él.
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