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El cambio de vida de Jetse Bol: de hombre fugado a director de equipo

El exciclista, que siempre buscaba la escapada en las etapas, se bajó de la bici para seguir su carrera como jefe de filas en el Burgos Burpellet BH

Jetse Bol
Jordi Quixano

Era el primer día de esta temporada y bajó al restaurante del hotel en Mallorca, donde la lluvia arreciaba que daba gusto. Los ciclistas miraban hacia los ventanales con pesadumbre. Y a él se le vino el mundo encima, pues la carrera comenzaría en un par de horas y las pedaladas serían más de sufrimiento que de disfrute. Aunque, de repente, se le iluminó la bombilla. No, él, Jetse Bol (Avenhorn, Países Bajos; 35 años), no iba a correr, sino que estaría bajo el amparo del coche, ahora director deportivo del Burgos Burpellet BH tras 17 años en la carretera y en la élite. Se le escapó una sonrisa. “Disfruté mucho sobre la bicicleta, pero no lo echo de menos”, asegura desde la salida de Sant Feliu de Guíxols, punto de partida de la Volta Catalunya. Aunque su decisión de bajarse de las dos ruedas y el manillar fue de repente.

Era julio del curso pasado y Bol rumiaba renovar un año más con el Burgos, equipo que defendía desde 2018 tras haber competido también con los malilots de Rabobank, Join’s-De Rijkey Manzana Postobón. “Pero cambié de decisión de un día para otro, sabiendo que el equipo necesitaba un nuevo director deportivo y que era la manera de seguir en este mundo, donde está mi vida y mi corazón”, reflexiona; “además ya llevaba años valorando dar el salto porque durante las carreras pensaba en cómo actuaría yo si pudiera decidir”. Firmó por un año y, al contrario de lo que les ocurre a muchos porque no saben qué hacer después de tanto tiempo pedaleando, tenía un reto por delante que le apasionaba. Se preparó a conciencia, planificando, y se pidió ir a las clásicas de septiembre como acompañante de otro director deportivo del equipo. “Sí, creo que era interesante saber cómo funcionaba este mundo porque llevaba 17 años en la carretera y no en el coche”, aclara.

Hoy sigue sin echar en falta la bici. “Hice carreras que me enamoraron, como el Tour de Flandes o la París-Roubaix. Pero también las seis Vueltas o un Giro, en las que había días en los que también me preguntaba qué hacía ahí sobre la bici, sufriendo”, relata. Pero ese era su modus operandi en el asfalto, pues vivía en permanente fuga en busca de etapas. “Sí, es lo que siempre se me pedía por mis características”, reconoce; “lo que pasa que cada vez se hacía más complicado porque los equipos miden todo al milímetro y porque los ciclistas de ahora atacan casi a 70 kilómetros de meta. Me quitaron un poco la ilusión”. Lecciones, en cualquiera caso, que intenta aplicar ahora desde la radio del coche. “A los chicos les repito que lo más importante es la preparación, que se deben conocer la carretera perfectamente para saber dónde atacar, dónde hay peligros… Con Google Street View es posible”. Aunque, claro, para él también es un mundo nuevo. “Antes solo miraba dónde atacar para la fuga. Ahora tengo que pensar en todo: en la fuga, en el sprint final, en la general…”. Y por eso se tronchaba estos días cuando los chicos le preguntaban sobre cómo era la primera etapa de la Volta, dada su experiencia. “Les decía que sí, que la conocía muy bien, pero que en la segunda, como ya me había fugado el primer día, era un tormento porque iba con el agua al cuello”, bromea.

Afincado en Girona y asiduo a los partidos de fútbol —”he tenido mala suerte porque este fin de semana es contra el Barça”, cuenta—, ahora sale a rodar sin la exigencia del calendario. Pasa el tiempo con su hijo Mikel, que cumplirá en abril los siete años, y con su mujer Nancy, que trabaja para la competencia, para EF Education-Easy Post, en temas de planificación. Aunque esta semana lo hará por Cataluña. “Es una carrera dura, de etapas largas, con mucha montaña. Trataremos de disputar algún sprint y hacer una buena general con uno de nuestros escaladores”, desliza. Y explica el primer consejo que ha dado al equipo: “Les he explicado que será un sprint final complicado porque hay una zona de cuestas y porque el pelotón estará muy estirado, por lo que será importante coger una buena posición antes de afrontarlo”. Él animará desde el coche. Es su nueva vida.

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Sobre la firma

Jordi Quixano
Redactor de Deportes en EL PAÍS desde 2003. Licenciado en la Universidad Ramon Llull. Ha cubierto una Eurocopa, un Mundial y varias Vueltas a España, además de llevar durante años la información del Barcelona, también del Atlético y ahora de polideportivo.
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