El Dubai Basketball cambia las fronteras del baloncesto europeo
El equipo emiratí nació en 2023 y dos años después ya disputa la Euroliga, un reflejo de la revolución que vive el mundo de la canasta


Un terremoto sacude al baloncesto europeo. El temblor es político: la exclusión de los equipos rusos desde la invasión de Ucrania y el éxodo primero y el regreso a partir del 1 de diciembre de los clubes israelíes a su casa en medio de la masacre en Gaza. Y deportivo: el desembarco de la NBA en 2027 de la mano de la FIBA. Los diversos actores toman posiciones ante un futuro muy incierto, especialmente por las consecuencias para la gran competición de clubes, la Euroliga. Algunos conjuntos abandonan la vieja Copa de Europa por la Champions, puerta de entrada de la NBA europea. Los colosos griegos y turcos parecen ser fieles al poder actual. Otros, como el Madrid, miran con buenos ojos a la nueva criatura. Y, en medio del caos, emerge un protagonista inesperado. Es el Dubai Basketball.
Cómo un equipo creado en 2023 ha llegado a jugar en dos años la Euroliga es un reflejo de estos tiempos en los que la inversión procede de los lugares más lejanos y encuentra la puerta abierta. El valor de mercado pesa más que la tradición. Un recién nacido en Emiratos Árabes Unidos, sin historia ni pasaporte europeo, se codea ya con los mejores equipos del continente. La llave ha sido un contrato hasta 2030 a cambio de una aportación emiratí cuyos detalles se guardan en secreto. Para hacerle hueco, la competición subió de 18 a 20 participantes saturando un calendario que ya era asfixiante.

El cerebro de la revolución es el director general Dejan Kamenjasevic. Nacido en Sarajevo hace 50 años, tenía 17 cuando en agosto de 1993 su familia se convirtió en la primera que llegaba a Girona como refugiados por la guerra de los Balcanes tras meses esquivando bombas. Eran ricos en Sarajevo pero aterrizaron en España “sin ni una maleta”. La madre comenzó a limpiar escaleras y Dejan acabaría abriéndose paso en el baloncesto como jugador de equipos modestos y luego ligado a los banquillos y sobre todo a Svetislav Pesic, convertido en su traductor y hombre de confianza. También fue ayudante de Zan Tabak en el Baskonia hasta que en 2014 emigró a Dubái para trabajar en una academia de baloncesto “con dos niños en un parque a 45 grados”.
Fue su amistad con el empresario Abdullah Al-Naboodah, ligado a la familia real de Emiratos y amante de la canasta, la que cambió otra vez su vida. Ambos fundaron en 2023 el Dubai Basketball y en septiembre de 2024 el equipo debutaba en la ABA, la Liga del Adriático. ¿Cómo? Gracias a un acuerdo hasta 2027 a cambio de aportar 2,5 millones de dólares anuales a la competición y cubrir los gastos de viajes de los otros equipos. Así entró el Dubai en una Liga que es una ensalada de nacionalidades: esta temporada compiten además equipos de Croacia, Montenegro, Serbia, Eslovenia, Bosnia, Rumania y Austria.
La primera gran contratación fue el ala-pívot letón Davis Bertans, de los Charlotte Hornets. En su debut en la ABA, el Dubai alcanzó las semifinales, eliminado por el Partizán de Belgrado, tras ser terceros en la fase regular y firmar 25 victorias y cinco derrotas. Y este curso, de lleno a la Euroliga con un presupuesto de 16 millones de dólares (4,5 la temporada pasada) y una plantilla que reúne a Avramovic, Prepelic, Petrusev, Bertans, Sanli, Kamenjas, Justin Anderson (fichado del Barça) y la guinda, Dzanan Musa, del Madrid. “Me dijeron que yo sería el jugador principal. No pude decir que no. Y no necesito repetir lo altos que son los contratos”, afirma Musa, que cobra unos 10 millones por tres temporadas, el quinto sueldo anual más alto de la Euroliga tras los de Micic con el Hapoel Tel Aviv (5,6 por curso), Nunn con el Panathinaikos (5,3), Vezenkov con el Olympiacos (4,1) y Larkin con el Efes (3,75). Ningún jugador emiratí forma parte del equipo.
En la pizarra, el primer y único técnico del club en su corta historia es el esloveno Jurica Golemac, de 48 años. Firmó en junio de 2024 y Kamenjasevic anunció la semana pasada la ampliación de su contrato por dos temporadas más de una manera inusual, en un vídeo en medio de las celebraciones por ganar en su visita al Fenerbahçe (69-93). Dos días después vencieron al Barça (83-78) en el espectacular Coca-Cola Arena, inaugurado en 2019 y con capacidad para 17.000 espectadores.

Kamenjasevic reflexiona en EL PAÍS sobre un proyecto que rompe esquemas: “El deporte no es como hace 20 años. Hay que terminar con esa idea conservadora de las fronteras. Según la FIBA, donde más crece el baloncesto es en Indonesia, Filipinas y Emiratos. Dubái no es una casualidad, es una visión comercial y de mercado. El problema del baloncesto europeo no es que un equipo de Oriente Medio juegue la Euroliga, eso hasta es una solución a la crisis económica y social por las guerras, sino que no puede vivir sin recursos. Si a eso le sumamos la competencia de las universidades americanas, tenemos los postulados sobre los que nace el Dubai. Claro que nuestro proyecto está basado en la inversión, pero estamos cambiando la historia. Para Europa es el momento de abrirse, de expandirse. Si solo se habla de petrodólares, es una media verdad, Dubái ya no tiene petróleo”.
Kamenjasevic habla con pasión en español (también domina el catalán, sus hijos viven en Girona) de una expansión que llevó la pasada Final Four a Abu Dabi (por 25 millones) y el próximo Mundial a Qatar. Y realza la “identidad” de su marca. “Dubái está entre Europa y Estados Unidos. Somos un producto diferente, único. En la cancha somos la pasión europea y fuera un espectáculo americano. Con poco más de un año de vida ya competimos al máximo nivel. Me llamaban loco, pero esto nunca se había hecho antes”, comenta el directivo, de viaje entre Lyon y Liubliana y antes de volar a Vitoria y Valencia. Diez días seguidos fuera de casa. La distancia (5.600 kilómetros por ejemplo hasta Madrid) es el gran desafío y Kamenjasevic ha consultado a médicos sobre si es mejor viajar tras los partidos o al día siguiente.
El nuevo rico agita el debate. “No lo aprobamos”, dice Andreas Zagklis, secretario general de la FIBA. “Es ampliar nuestras raíces”, sostiene Paulius Motiejunas, CEO de la Euroliga, consciente de que necesita aliados frente a la NBA. El Dubai Basketball no deja indiferente a nadie. Y ha llegado para quedarse.
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