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El baloncesto callejero del Barcelona desnaturaliza al Anadolu Efes

En un festival ofensivo a gusto del técnico Peñarroya, los jugadores Punter, Parker y Metu desbravan al rival. El Madrid cae a domicilio ante el Olympiacos y el Baskonia vence al Milan en casa

Jornada 7 de la Euroliga horarios
Satoransky trata de entrar a canasta ante Johnson y Oturu.ERDEM SAHIN (EFE)
Jordi Quixano
Euroliga jornada 6
Anadolu Efes
Anadolu Efes
88 97
Finalizado
Barça
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Después del sopapo liguero recibido ante el Unicaja, el Barça afrontaba la prueba del algodón contra el Anadolu Efes, equipo en efervescencia —doblegó al Olympiacos y al Milan en las dos pasadas citas europeas— que le tenía tomada la medida, al punto de que le había superado en siete de los 10 últimos enfrentamientos, entonces conjunto temido por el mundo de la pelota naranja porque se impuso en dos Euroligas (2021 y 2022) con Ataman al mando. No sucedió lo mismo esta vez en Estambul, donde el Barça explicó que con la intensidad no se negocia, que se siente a gusto con el intercambio de golpes y que puede pasar del baloncesto académico al callejero en un pispás.

Como si quisiera hacer olvidar la gravísima lesión de Laprovittola, que se perderá el curso, el Barça arrancó desde la periferia, tres triples seguidos (Abrines y dos de Parker) con Juan Núñez como asistente. Una ametralladora que encontró continuidad durante el cuarto, toda vez que acumularon siete (Anderson, Metu y Punter). Pero la puntería riñó con el ejercicio defensivo, señalado una vez más Willy Hernangómez, sobre quien vuelve a reverberar el eco de su falta de continuidad y rendimiento, registros que discuten con su condición de jugador estrella. Territorio para Bryant, protagonista ante la ausencia de Larkin, y Thompson con sus tiros flotantes, que valieron para poner las estrecheces (26-29).

Trató de coger el relevo Anderson, demasiado revolucionado, y lo consiguió el calmado Metu, que volvió a evidenciar que tiene muelles en las piernas y música en las manos, el jugador inesperado que no encuentra quien le dé el alto. Cinco tiros sin fallo de carrerilla a los que se sumó Punter, que no entiende de contextos ni presiones. Un show insuficiente para silenciar a un rival con colmillo impulsado por Smits y Oturu; espectáculo anotador (51-55).

Sucedió entonces que el Barça mejoró en las transiciones defensivas al tiempo que apareció el baloncesto callejero y sin corsés de Parker y Punter —salpicado por el académico de Núñez— para abrir brecha, para desnortar a un rival quejumbroso, para sacar también la sonrisa del técnico Peñarroya, feliz por el intercambio de golpes, por el baloncesto al abordaje y de vértigo. Metu, claro, siguió en sus trece, brazos kilométricos y cintura de ballet, muñecas infalibles. Demasiado para el Efes, que capituló en el tercer episodio (66-76) para remitirse al emocionante epílogo.

Con el caos instalado, Anderson pidió turno, otra arma que adereza a un Barcelona de lo más completo por plantel y recursos, jugadores y estilos que de aunarse pueden aspirar al Dorado. De sobras por el momento para retorcer al Efes, a su bestia negra —amén del Madrid— en los últimos cursos, por más que Oturu se resistiera a su suerte. Fue una noche en la que el baloncesto pirata impuso su ley, una noche de crecimiento para muchos (Núñez, Metu, Punter, Anderson) y, de paso, de confirmación, pues el equipo sigue líder en la Euroliga.

Por su parte, el Real Madrid sumó su quinta derrota seguida fuera de casa ante el Olympiacos (79-69), donde Vezenkov (21 puntos) descascarilló el baloncesto irregular y a trompicones blanco, expresado en el último cuarto, cuando solo sumó 10 puntos. Mejor le fue al Baskonia, capaz de superar al Milan (88-83), por más que Mirotic comenzara de lo más rebelde, con cinco triples de seis intentonas y con 21 puntos en el duelo. Pero el buen hacer de Forrest (22), que destiló una fuerte personalidad, y Luwawu-Cabarrot (16) bastaron para doblegar al rival.

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